Julio María Cervantes

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Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129". Julio María Cervantes Aranda de Bobdilla Arméndariz-Terrazas (Puebla, Puebla, 1839 - Ciudad de México, 26 de octubre de 1909).— General de Brigada el 4 de Julio de 1882, ex-Gobernador de Querétaro y de Coa- huila. — Siendo Inspector de las Líneas Nacionales, murió en México el 26 de Octubre. — Nació en la ciudad de Puebla en 1839. Fue un militar mexicano que participó en la Guerra de Reforma, la Intervención Francesa, el Imperio de Maximiliano; así como gobernador de Querétaro en la República Restaurada y de Coahuila en el Porfiriato.

El Coronel Cervantes, fue un destacado militar que luchó tanto en la Guerra de Reforma como durante el Imperio al lado de los liberales. Perteneció a las tropas del General Arteaga y a la muerte de éste pasó a organizar la milicia de San Luis Potosí. Allí se incorporó al ejército de Escobedo y vino con él a sitiar la ciudad. Cuando por fin Escobedo acabó con las fuerzas imperiales, se le encomendó hacerse cargo del gobierno.

Biografía

General don Julio M. Cervantes Nació en la ciudad de Puebla en 1839. Fue hijo de don Joaquín María Cervantes y de doña Dolores Aranda de Cervantes. Ingresó al Colegio Militar el 14 de enero de 1852 y fue ascendido a subteniente de Cabalería.

Sus padres fueron Joaquín María Cervantes y Dolores Aranda (esta última de Orizaba). Se casó con Enriqueta Bobadilla Terrazas (de Chihuahua).

Falleció el 26 de octubre de 1909, en la ciudad de México con el grado de general de división, pero también se dice que murió ya retirado de las armas. Fue militar, jefe de 7 zonas militares, jefe de justicia militar, senador de la república y gobernador de Querétaro y de Coahuila. Recibió el grado de subteniente de infantería el 25 de octubre de 1853, tres años después (8 de marzo de 1856) fue un partícipe heroico en la batalla de Ocotlán.

Bajo las órdenes de Santos Degollado se le dio el cargo de capitán (mayo de 1860) en septiembre de 1862, obtiene el grado de teniente coronel y un año después es coronel. Con este grado combate al lado de José María Artega (oriundo de Querétaro) en diversas batallas en Michoacán entre ellas la de Jiquilpan (tierra de Lázaro cárdenas).

En el histórico sitio de Querétaro y a las órdenes del general Mariano Escobedo, fue uno de los pocos testigos de las entrevistas entre este general y el imperialista López. Por haber sido pieza importante en el triunfo de Querétaro, se le designa gobernador de Querétaro luego de haber roto el sitio y de haber fusilado a los imperialistas.

Durante su gestión, crea el periódico oficial, (la sombra de Arteaga), reabre la universidad, construye el mercado de la cruz, edifica varias escuelas y convoca a elecciones constitucionales que gana en enero del año siguiente 1868 (los periodos eran por 4 años). Los diputados locales, intentan un juicio constitucional para despojarlo de su investidura arguyendo que no era Queretano. Su juicio lo ganó en el Congreso de la Unión y la Suprema corte de justicia y, regresa por tercera vez a la gubernatura, a continuar su periodo.

Con su esposa Enriqueta Bobadilla Cervantes, procreó 11 hijos: Óscar, Tiberio, Sócrates, Aníbal, Ariosto, César, Romeo, Rubén, Orlando, Lilia, Débora. (Cervantes Bobadilla)

Tiberio se casa con Emma García, tuvieron a 5 hijos: Gloria, Ella, Lilia, Sonia y Julio Arturo Cervantes García I. Posteriormente se caso con Rosa Ma. Arce, tuvieron a 5 hijos: Tiberio, Leopoldo Eduardo, Linda Elena, Yazmín Sonia y Enriqueta Cervantes Arce. Tiberio (II) Cervantes Arce tiene tres hijos: Pablo Tiberio IV, Andrea Verónica Y Daniela Yunuén. Leopoldo se caso y tuvo dos hijos: Enriqueta y Julio Cesar II. Linda no tuvo hijos. Yazmín tuvo una hija: Maria Fernanda. Enriqueta quién falleció en 1976 tuvo una hija: Sandra Enriqueta.

Gloria falleció en el 2012 y Lilia en el 2002. Ella, Sonia y Jullio Arturo viven en México

Julio Arturo I, se casó con Elda Arcadia Vargas, fallecida el 24 de septiembre del 2004 lo cual procrearon 2 hijos, Julio César III, y José Tiberio Cervantes III Julio César Cervantes III, el mayor se casó con Esther Figueroa y procrearon 3 hijos; Julio Arturo IV, Gabriela y Mauricio El mayor Julio Arturo IV, aún no se ha casado pero tiene a una hija llamada María Fernanda Cervantes Culebro Y Gabriela se casó con Arturo Lerma en el 2010 y tienen una hija llamada Regina Isabela Lerma Cervantes

El segundo hijo José Tiberio III, se casó con Guadalupe Fabela y tuvieron 3 hijos también; José Tiberio V, Karina y Arturo El mayor José Tiberio V, se casado se casó con Lesly Sarhi Cavazos, lo cual procrearon a: José Tiberio VI, Cervantes Cavazos, Karina Cervantes se caso con el Lic Hector Olivares Zavala,

Sus nietos de Don Julio María Cervantes, Julio, Gabriela, Mauricio, Jose Tiberio V, Karina, Arturo y sus Bisnietos son,, Maria Fernanda, Regina Lerma, Jose Tiberio VI,

su cuarta hija de Don Tiberio, Sonia Cervantes vive en Cuernavaca ,Morelos y se caso con el prestigiado Lic. en Economía Jorge Augusto Gordillo Núñez finado, originario de Puente de Ixtla Morelos, los cuales tuvieron 7 hijos Jorge Alberto, Rodolfo Eduardo, Sonia Guadalupe, Juan Carlos, Marcó Antonio, Miguel Ángel y Laura los cuales a su vez han tenido 17 hijos ,nietos y 5 bisnietos de Doña Sonia Y Jorge y tataranietos de Julio María Cervantes y nietos de Don Tiberio los cuales son destacados profesionistas y crecerán de forma distinguida e importante la dinastía Cervantes y Gordillo.

Gobernador

Pese a que el nombramiento implicaba una ruptura en su carrera militar, Cervantes aceptó el cargo y de inmediato dictó las medidas necesarias para iniciar la reconstrucción y la reactivación de la economía. Luego, convocó a elecciones para formar una legislatura con el carácter de constituyente para que adecuara la Constitución del Estado de 1833 con la Federal de 1857. La legislatura estaría integrada por trece diputados. De 1867 a 1869 parece ser que no hubo serias disputas entre ambos poderes. Cervantes se dedicó a apaciguar la Sierra y a acabar con los bandoleros que proliferaban en la región. Apoyado por el Coronel Benito Santos Zenea, prefecto de la ciudad, comenzó la reconstrucción de la misma y la reorganización urbana. Todas estas acciones, llevadas a cabo con muchos miramientos, sin recurrir a la fuerza más que en casos necesarios y tratando siempre de negociar (como fue el caso del general Rafael Olvera quien en la Sierra había creado un coto de poder), le granjearon la amistad de algunos y las simpatías de otros quienes veían en él a un gobernante prudente pese a que no era queretano.

Sin embargo, durante el mes de abril de 1869 las cosas comenzaron a cambiar. En el Alcance al número 112 de La Sombra de Arteaga apareció un texto firmado por el gobernador en donde cuestionaba el decreto 150 expedido por la legislatura local. En ese decreto se preguntaba si se debía colocar al ejecutivo en el ridículo hasta convertirlo en un maniquí de otro de los poderes o convertirlo en uno de los gobernados para quitarlo de gobernante5 . El decreto prohibía los pagos adelantados y suponía que si no había fondos con que pagar a los empleados se debía hacer un reparto equitativo y proporcional. El ejecutivo argumentó que esto era una invasión de sus facultades administrativas. Los legisladores, a su vez, argumentaron que lo que hacían era proteger la propiedad de los empleados previendo el supuesto de no haber dinero. Esta disputa sería el inicio de la controversia primero entre los poderes locales y luego con la federación.

El 2 de mayo el diputado Próspero C. Vega, apoyado por otros seis miembros de la legislatura local, presentó una acusación contra el gobernador en medio de una gran multitud de personas congregadas en las afueras del palacio de gobierno. Entre los delitos que se le imputaban estaba el enriquecimiento ilícito, la malversación de los fondos públicos y el abuso de poder al concentrar en su persona todo el poder y pisotear con ello la constitución. Pedían además, que se declarara culpable al representante del ejecutivo, se le destituyera del cargo y no se aplazase la entrada en vigor de la nueva constitución que se tenía prevista para el 16 del corriente.

En el mismo periódico apareció una noticia en donde se señalaba que hacía pocos días un grupo de diputados (pertenecientes a la oposición) había sido atacado por unos ladrones. Dos diputados lograron huir, pero el diputado Domínguez recibió tremenda golpiza. Este hecho fue considerado por los opositores como un atentado fraguado por el gobernador por lo que decidieron que no tenían las garantías necesarias para deliberar sobre los asuntos públicos y que no pudiendo recurrir al ejecutivo del estado, tendrían que recurrir a la federación. Así, la oposición, integrada por siete diputados (mayoría) solicitó al Congreso de la Unión conociera del caso y resolviera.

Ante estos sucesos, la población del estado se alarmó. En los siguientes días, llegaron comunicados de todos los distritos y municipalidades manifestando su apoyo al gobernador, para quien sólo había palabras de reconocimiento y afecto.

El asunto, sin embargo, no quedó sólo en la entidad. El periódico Siglo XIX comenzó a hablar de la situación y anunció la resolución del congreso declarando “que la Unión está en el caso de auxiliar al Estado de Querétaro para lograr el restablecimiento del orden y excitando al Ejecutivo a emplear la fuerza para asegurar la más amplia libertad a las deliberaciones de aquella legislatura6 . Domínguez recibió tremenda golpiza. Este hecho fue considerado por los opositores como un atentado fraguado por el gobernador por lo que decidieron que no tenían las garantías necesarias para deliberar sobre los asuntos públicos y que no pudiendo recurrir al ejecutivo del estado, tendrían que recurrir a la federación. Así, la oposición, integrada por siete diputados (mayoría) solicitó al Congreso de la Unión conociera del caso y resolviera.

Ante estos sucesos, la población del estado se alarmó. En los siguientes días, llegaron comunicados de todos los distritos y municipalidades manifestando su apoyo al gobernador, para quien sólo había palabras de reconocimiento y afecto.

El asunto, sin embargo, no quedó sólo en la entidad. El periódico Siglo XIX comenzó a hablar de la situación y anunció la resolución del congreso declarando “que la Unión está en el caso de auxiliar al Estado de Querétaro para lograr el restablecimiento del orden y excitando al Ejecutivo a emplear la fuerza para asegurar la más amplia libertad a las deliberaciones de aquella legislatura” .

La solución del Congreso de la Unión alarmó no sólo al estado de Querétaro. Se señalaba que “... la cuestión es de suma gravedad porque afecta a la independencia de los estados en su régimen interior; y como precedente, puede envolver a la Unión en disensiones puramente locales, que suelen ser de carácter transitorio, pero que pueden complicarse...” 7.

La situación se volvió más compleja cuando el legislativo, escindido en dos, comenzó a sesionar por separado. Los diputados “fieles” publicaron un documento señalando el grave peligro en que se encontraba el estado al no haber legislativo pues aunque unos eran mayoría, no podían resolver, y éstos, minoría tampoco lo podían hacer. Ante esta situación, el ejecutivo decidió convocar a nuevas elecciones para el legislativo. El nuevo Congreso tendría el carácter de constituyente y constitucional y una de sus principales labores sería concluir las leyes complementarias a la constitución que acababa de entrar en vigor. La oposición cuestionó esta decisión pues desconocían al gobernador por lo que en su lugar nombraron un gobernador interino. También criticaron el decreto argumentando que Cervantes se había constituido en dictador al reunir las atribuciones tanto del ejecutivo como del legislativo.

Por su parte, Cervantes y los diputados “fieles” desconocían también tanto al “gobernador interino” como a la “mayoría legislativa”. Era tal la situación que había dos gobernadores y una legislatura dividida.

Por si la confusión fuera poca, el día 18 de mayo llegó a la ciudad el General Francisco Paz al mando de un grupo de soldados enviados por el Congreso de la Unión, para garantizar la integridad de los diputados y de sus deliberaciones.

Las protestas no tardaron en hacerse oir. El periódico El Derecho publicó “Esta intervención de los poderes federales en el régimen interior de un Estado, tan irregular, así en el fondo como en la forma, desnaturaliza las instituciones y sienta un precedente fatal para la independencia de las localidades, proporcionando un medio que será explotado ampliamente por la ambición y por los más bastardos intereses para sostener la agitación y la anarquía que tantos males han causado al país”8 .

Ante la magnitud que cobraba el suceso, el gobernador Cervantes decidió promover un juicio de amparo. Tal hecho puede considerarse histórico pues la figura del juicio de amparo acababa de ser establecida como un recurso contra las actuaciones del gobierno. Para promoverlo, recurrió a las instancias del estado, tocando al Lic. Zacarías Oñate resolver el asunto ante la incapacidad del Juez 2º del Juzgado de Distrito por ser hermano del diputado Vega. La resolución estableció la suspensión provisional del acto reclamado por el gobernador y se especificó que si habían de mantenerse las tropas federales en la entidad, sería con carácter de estricta neutralidad.

Los sucesos que siguieron pusieron en evidencia las diferencias ideológicas entre las dos fracciones legislativas. Los diputados opositores aseguraban que eran víctimas de atentados, a lo cual respondían los “fieles” diciendo que si había tales atentados, éstos no provenían del gobernador, sino de las enemistades creadas por su pasado político. Tanto a Próspero C. Vega como a Juan B. Domínguez se les acusaba de ser parte del grupo “conservador”, de haber colaborado con el régimen imperial, de ser unos mentirosos y de deber sus curules a la corrupción. Aseguraban los “fieles” que el bando opositor se integró como parte de un complot en el que también estaban coludidos el diputado federal D. Ezequiel Montes y el Coronel Benito Santos Zenea (ex colaborador de Cervantes) y que eran guiados no por el espíritu del progreso y el bien común, sino el de la ambición personal.

Poco después, los que se quejaban eran los fieles. En la nota editorial del día 24 de junio, relataban el atentado que sufrieron los diputados Vieytez y Contreras cuando, desde la ventana del Palacio de Gobierno, donde se encontraban reunidos los diputados opositores, el gobernador interino y su secretario, al calor de las copas, habían disparado contra uno de ellos. Cuando la noticia llegó a oídos del General Paz, éste se apersonó en el lugar de los hechos y tomó prisioneros a algunos de los presentes. Se estableció que la pistola con que se había disparado pertenecía al Coronel Zenea. Al poco tiempo, los detenidos fueron sacados a la fuerza de la prisión. También se supo que los opositores habían intentado sobornar a las fuerzas federales para organizar un golpe de estado, mismo que no funcionó por la lealtad de los oficiales.

Mientras tanto, el amparo concedido al gobernador por Oñate fue rechazado por la Suprema Corte de Justicia de la República, señalando, según dijo el periódico Siglo XIX que lo que procedía era una “controversia”.

La promoción de tal controversia estuvo en manos del Lic. Vallarta quien al presentarse ante la Suprema Corte señaló que iba a defender no sólo la independencia y soberanía de Querétaro, sino de todos los estados de la “confederación”, amagados de muerte por los acuerdos del Congreso de la Unión. Aseguró que con esa controversia los estados iban a saber si la independencia prometida por la Constitución era verdadera. Añadió que en su alegato pretendía evidenciar “que quien siempre debiera ser el celoso guardián de nuestras instituciones, el Congreso de la Unión, ha rasgado en este caso la ley constitucional” 9por lo que el Estado de Querétaro, agraviado en su independencia por el acuerdo del mismo, estaba en todo su derecho para establecer la controversia constitucional. Vallarta señaló que el juicio que promovía era nuevo en la política interior del país, que no había precedentes (aunque se podía recurrir a los de Estados Unidos) ni jurisprudencias, ni nada en que podrían sustentar los alegatos, por lo que tendría que basarse únicamente en lo que algunos teóricos habían expresado al respecto y por el espíritu de la ley y lo que dictaba la filosofía del derecho. Argumentaba que era necesaria la suspensión del acuerdo, porque si no había suspensión no había materia de controversia, pues el gobernador ya no sería gobernador y que, además, el acuerdo infringía el artículo 116 de la Constitución del 57 y las fracciones VI y XIII del artículo 85 puesto que invadía las atribuciones del poder ejecutivo de la Unión, convirtiendo al congreso en autoridad administrativa al hacer uso de la fuerza pública 10.

El 4 de noviembre La Sombra de Arteaga publicó la resolución del Ministerio de Justicia del Congreso de la Unión. Su lectura causó mucho revuelo entre la población. Algunas personas aventuraban su resultado y ambas facciones esperaban ansiosas. El fallo sólo trajo mayor confusión: se ordenaba que el ciudadano Cervantes se separara de su cargo para presentarse en la ciudad de México y quedar a disposición de la Suprema Corte de Justicia a fin de que se defendiera.

El gobernador acató la orden, pero antes de entregar el poder cuestionó en manos de quién quedaría, pues la constitución del estado señalaba que a falta del gobernador, el cargo pasaba al vice gobernador (que no existía en Querétaro por renuncia de Benito Santos Zenea). A falta de ambos, se suponía que el Congreso, por mayoría de votos, debía elegir sustituto. Como no había Congreso, no se podía elegir y finalmente, aún estaba pendiente la resolución de la Suprema Corte de Justicia. Así pues, en tal situación, el estado de Querétaro se encontraba en total acefalía y en medio de una confusión legal.

CONCLUSIONES Del caso anterior destacan algunos puntos:

  • Primero, las leyes que debían gobernar tanto a nivel federal como estatal aún estaban en proceso de definición. Como los mismos actores señalan, el período del segundo imperio vino a interrumpir el proceso de consolidación de las instituciones del país. Ello trajo no pocas consecuencias pues, como este caso lo muestra, había muchas situaciones que no estaban contempladas o que si eran incluidas no aparecían totalmente definidas. Tanto el juicio de amparo como la controversia constitucional eran nuevas en la época y a Querétaro le tocó inaugurarlas. Ello, por sí sólo era de trascendencia, pero si a ello agregamos la cuestión que se disputaba, su importancia aumentaba pues sentó un precedente en lo tocante a la soberanía de los estados.
  • Segundo, las tendencias ideológicas no estaban bien definidas. Los límites entre liberal y conservador no eran muy claros pues hombres como Próspero C. Vega y Domínguez, pese a que formaban parte de un gobierno liberal, eran considerados por sus opositores como conservadores.
  • Tercero, la lucha que existía entre la federación y los estados por la cuestión de la soberanía. A la luz de lo propuesto por Carmagnani, la fase de compromiso del federalismo se fundaba sobre todo en la convicción de sus hombres de que ésta era la mejor opción para el país. Sólo esta creencia podía suplir y sostener las carencias institucionales y legales a las que se enfrentaban. La defensa de la soberanía de los estados todavía era muy evidente en este período, a diferencia de la fase de negociación que caracterizaba al porfiriato. Y esto se muestra claramente en el rumbo que toma la disputa que era de carácter interno hasta convertirse en un caso federal que podría servir de precedente.

Los actores de este drama estaban conscientes de la trascendencia de sus actos. Sobre todo el Coronel Cervantes quien siempre actuó conforme a la ley. En su alegato para solicitar el amparo se evidencia esta conciencia y sobre todo su creencia en las instituciones y la ley.

Así pues, vemos a través de “La Cuestión de Querétaro”, una situación que seguramente vivieron también otros estados de la república en el proceso de consolidación de las instituciones y las leyes durante la República Restaurada. Resalta la trascendencia de la ley en un período en que el federalismo no sólo estaba en proceso de redefinición sino también de implementación en la práctica y en el que se suponía que la ley debía ser la base sobre la que se fincaría la Nación.

El proceso de definición fue lento. Afortunadamente para el caso de Querétaro la cuestión no pasó a mayores. Pese a que en 1869 no se resolvió totalmente el asunto y dado que Cervantes volvió al poder en 1870, suponemos que la resolución del poder judicial le fue favorable. Años más tarde, sus opositores también estarían en el poder, pero ello sólo fue posible tras la muerte de Juárez, quien, pese a su legalismo, también recurrió a las triquiñuelas políticas para asegurar la continuidad de su proyecto político. Y como Julio Ma. Cervantes era parte de ese proyecto, mientras vivió Juárez, Cervantes gobernó.

Ficha

  • Nacido en 1847 - Orizaba, Veracruz, México
  • Fallecido el 26 de octubre 1909 - Ciudad de México, Distrito Federal, México , a la edad de 62 años
  • Militar

Padres

  • Joaquín Cervantes
  • María Dolores Aranda

Casamiento(s) e hijo(s)

  • Óscar Cervantes Bobadilla
  • Tiberio Cervantes Bobadilla
  • Sócrates Cervantes Bobadilla
  • Aníbal Cervantes Bobadilla
  • Ariosto Cervantes Bobadilla
  • César Cervantes Bobadilla
  • Romeo Cervantes Bobadilla
  • Rubén Cervantes Bobadilla
  • Orlando Cervantes Bobadilla
  • Lilia Cervantes Bobadilla
  • Débora Cervantes Bobadilla

Imperio de Maximiliano

En los tiempos del Imperio de Maximiliano (1864-1867) la población de San Juan del Río era declaradamente imperialista, esto en razón de que en los años anteriores había sufrido múltiples ocupaciones por parte de los conservadores (era el sitio favorito de ataque de Tomás Mejía) y cuando estos dejaban la plaza, inmediatamente llegaba la represalia del ejército liberal que se apostaba en la ciudad a castigarlos por haberse dejado derrotar por los otros, así que, entre dos fuegos eligieron al que pensaban era el menos peor y de esa manera, convirtieron a los liberales y todo lo que oliera a ellos en sus enemigos jurados.

Maximiliano de Habsburgo

De toda una ciudad pro imperialista, hubo un grupo de personajes que lo eran aún más, concentrados en la entonces llamada calle de Don Esteban, hoy 16 de septiembre, donde residían las familias más acaudaladas, baste decir que en ella vivía la descendencia y familia de don José Luis Quintanar, los hijos del General Juan Domínguez, muchos de los hijos y nietos de Don Esteban Díaz González, la familia Berruecos, los Uribe, etc. Familias de antigua abolengo que poco a poco habían ido perdiendo preminencia con las disposiciones de los gobiernos liberales y vieron en la llegada del imperio la oportunidad de recobrar algo de su esplendor y apoyaron, no a muerte como veremos adelante, pero sí decididamente al nuevo Monarca.

El entonces Prefecto de San Juan era el Doctor Manuel Domínguez, hijo del General Juan Domínguez, quien con apoyo de sus familiares y vecinos tomó decididas acciones para granjearse a sus graciosas majestades, entre ellas, la idea de erigir una columna en la plaza principal, para colocar un busto de la Emperatriz Carlota (que en una de esas paradojas del destino, ella misma sugirió se dedicara mejor a la Independencia, y así nació un año después la columna que actualmente vemos en el centro de nuestra ciudad) lo que compensaron declarándola Patrona y especial protectora de San Juan del Río.

Durante la Visita de 1864 de Maximiliano, Domínguez declaró el día como fiesta nacional, hizo liberar a los presos de condenas leves y organizó todas las fiestas habidas y por haber ante tan fausto acontecimiento, incluso, al venir Maximiliano sin Carlota, en el baile de honor, fue la hermana del Prefecto, Paz Domínguez, quien bailó con él. (Contra lo que se sostiene, Carlota nunca estuvo en San Juan del Río, ni una ni “varias veces”. No he hallado ningún documento que pruebe su estancia aquí, todos los ofrecimientos y honores que se le hicieron fue a distancia, vía documentos, nunca en su presencia)

Al paso de apenas tres años, Maximiliano regresó a San Juan del Río, más solo que la vez pasada y en circunstancias adversas, con rumbo a Querétaro, en un viaje del que ya no retornaría. La suerte de espaldas que portaba no impidió que los habitantes de la calle del Curato, le manifestaran nuevamente su apoyo, y aún más, en marzo de 1867, ya en la ciudad de Querétaro, tuvo entre su ejército a tres “sanjuanenses”, los tres sobrevivirían al cabo de tres meses, no así el emperador.

La República se recupera

Matías Romero y el secretario de la Embajada Mexicana ante los Estados Unidos llegan a la casa de doña Margarita para acompañarla a la recepción que en Washington le preparaba el gobierno norteamericano de Andrew Johnson. Éste había desconocido al Imperio de Maximiliano y reconocido en Juárez al único presidente legítimo de la República Mexicana. Johnson anunció el envío de unos 100 000 hombres a la frontera con México para amedrentar a los invasores de México. También el embajador de los Estados Unidos en París presionaba a Napoleón III para que retiraran sus tropas de México. Maximiliano ofreció a los confederados que habían perdido la guerra en los Estados Unidos la posibilidad de establecerse en Veracruz. Esto fue mal visto en el gobierno de Washington.

Las fuerzas republicanas al mando del general Luis Terrazas Fuentes contraatacaron a los franceses y retomaron la capital de Chihuahua el 25 de marzo de 1866; luego recuperan Parral y avanzan sobre el estado de Durango. Luego de tales hechos, el presidente Juárez distinguió al general Terrazas con su amistad.[1] Juárez entra a la capital chihuahuense el 7 de junio de 1866 ante el gran júbilo de la población. Se organiza una ceremonia donde les dan lugares de honor a los lisiados de las batallas acaecidas en aquella región. Se entregan medallas de bronce a los héroes de la República. Cuando Juárez coloca una medalla a un joven de unos 16 años éste estalla en lágrimas y le dice al presidente que sus cinco hermanos murieron combatiendo por él (Juárez) y que él también con gusto habría muerto por la misma causa. El presidente contesta que lo entiende, que él perdió un hijo. Y le dice que no murieron por él, sino por el aire y la tierra de la Patria, que murieron por la libertad.

En esas mismas fechas el imperio de Maximiliano tiene cada vez más problemas. El clero mexicano se había rebelado ante el imperio porque Maximiliano no dio marcha atrás a las leyes de Reforma. Francia había ordenado ya el retiro total de su ejército a más tardar para inicios de 1867. Estados Unidos ya no estaba en guerra y el presidente Johnson se pronunció en su congreso por el total apoyo al presidente Juárez y la República. 100 000 hombres enviados a la frontera con México amedentrarían a los franceses. La Emperatriz Carlota de México parte a Europa la madrugada del 7 de julio de 1866 con el plan de buscar apoyo del Papa Pío IX, de Napoleón III y del hermano de Maximiliano, entre otros.

La división entre los republicanos en México se hace más dramática, ya que el período constitucional de Juárez se acerca a su fin. Por tal motivo, Juárez había publicado un decreto en donde, argumentando que el país estaba en guerra, extendía su mandato hasta que se normalizara la República y se convocara a elecciones. González Ortega, autoexiliado en los Estados Unidos, buscaba el reconocimiento de ese país como presidente, mientras que recibía la ayuda de Ignacio Ramírez, "El Nigromante".

Carlota de I de México

Mientras que Carlota buscaba apoyo en Europa para el imperio, Maximiliano dejó la capital y los múltiples problemas que allí tenía y se fue a pasar un tiempo a la ciudad de Cuernavaca, al Palacio de San Cloff, donde vivía su amante María Bonita, hija del jardinero en jefe de ese palacio. La Emperatriz Carlota había recibido la negativa de Napoleón III para entrevistarse, pero ella insistió y se trasladó a París. Allí se hospedó en el Gran Hotel de París, donde consiguió una entrevista con los ministros de Napoleón III y con la emperatriz Eugenia, reunión que no prosperó pues éstos últimos tenían instrucciones de no ceder en nada. Después Carlota consiguió una cita con Napoleón III a las 10 de la mañana del 18 de agosto de 1866 en su hotel. Los acompañaban representantes del imperio mexicano como Juan Nepomuceno Almonte y Pedro Hidalgo y representantes del gobierno francés como el ministro de Estado; sin embargo, la entrevista se dio sólo entre Carlota y Napoleón, encuentro donde Carlota mostró la desesperación por conseguir algún apoyo y Napoleón la de negar cualquiera. Carlota sugirió incluso la disolución del congreso de París a Napoleón. Éste último terminó la reunión diciendo que Maximiliano tenía que abdicar ya, pues no tenía otra opción.

En Chihuahua Benito Juárez recibía buenas noticias de todo el territorio nacional respecto a la recuperación del control de la patria. El ministro de Guerra, el general Ignacio Mejia, rendía los informes correspondientes. Porfirio Díaz avanzaba en Oaxaca desde el sur. El obispo de Oaxaca había pedido garantías a Díaz ante su inminente entrada a la capital oaxaqueña, a lo que Díaz respondió que le dejaría vestir sus mejores prendas para su fusilamiento. Este huyó de Oaxaca junto con muchas personalidades, sobre todo de la alta sociedad, que habían sido afines al imperio. El gobierno de Juárez retoma el control de las aduanas de San Blas, Mazatlán y Guaymas, que representaban importantes recursos para su gobierno. Luego el ejército republicano toma las ciudades de Jalisco, Monterrey y Tampico y logró controlar más aduanas de esas regiones. El ejército francés y el republicano de México tuvieron batallas pero no en grandes cantidades de hombres, pues los franceses se iban retirando hacia el sur y los republicanos en algunas ocasiones esperaban en muchos casos que los franceses se fueran para avanzar; sin embargo, hubo batallas de significación, como las de Miahuatlán, La Carbonera, Juchitán, San Pedro (Sinaloa), Santa Gertrudis (Tamaulipas), Naco (Sonora), Mazatlán y otras, en las cuales los republicanos derrotaron al ejército francés, aunque la mayoría de ellas serían ejecutadas a manera de guerrillas, no de un ejército a gran escala. El general Mejía informa a Juárez de la recuperación del Valle de Guayana y de la ciudad capital de Durango. Ante la realidad geopolítica de México, Juárez decide trasladar su gobierno al sur hacia Durango. Juárez exclama: "Oh, Chihuahua". El día de la partida en el mes de diciembre Juárez exclama: "Gracias, tierra bendita, nunca te olvidaré", en agradecimiento a aquella ciudad y estado que le había dado alojo a su gobierno y a la causa republicana y en donde llegó acorralado y salía triunfante. Juárez, seguido de una larga comitiva, sale con destino final Durango, rumbo a Hidalgo del Parral. En su famosa carroza negra lo acompañaban Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias.

En 1867, Juárez, a su regreso para la restauración de la República desde el Paso del Norte, fue hospedado por unos días en el Palacio de Zambrano en la ciudad de Durango, durante los cuales el palacio fue sede del poder ejecutivo de México.

La debacle del imperio

Archivo Federal 102-01279, Papa Pio XI.

El 22 de agosto de 1866 Carlota sale del Gran Hotel de París con planes de ir a ver al Papa Pío IX, pero antes su comitiva la convence de hacer una escala en el Palacio de Miramar en Italia, su antiguo hogar. El 27 de septiembre de 1866 Carlota visita al Papa Pío IX. Ella da muestras ante el Papa de problemas mentales; le dice que la bebida que le habían ofrecido estaba envenenada y toma la de él. No se quería ir y tuvieron que invitarla a la biblioteca vaticana, para distraerla. Luego su hermano fue por ella. Carlota era atendida por el médico en jefe del hospital de enfermos mentales de su ciudad.

Maximiliano, decidido a abdicar, recorre el Palacio de Chapultepec mientras indica las pertenencias a embarcar; deja la mayoría de las habitaciones intactas, pues muchos objetos habían sido regalos al pueblo de México y no a la persona de él ni a la de la emperatriz. Sale sigilosamente rumbo a Veracruz. En Orizaba, en noviembre de 1866, el Padre Fisher había organizado, junto con los conservadores de la región, una multitudinaria manifestación en apoyo a Maximiliano, para impedir que se fuera. Maximiliano decide quedarse entonces en Orizaba por un mes, para pensar qué hacer.

Tres personajes influían en Maximiliano poderosamente: el padre Fisher, su médico el doctor Samuel Bag, de origen prusiano-judío, y su viejo amigo personal y colaborador Stephan Haspan. El primero lo persuadía para que se quedara; los otros dos, para que se fuera a Europa, pues veían la causa del Imperio perdida.

Leonardo Marquez Araujo

Maximiliano recibió el apoyo de los generales Leonardo Márquez, apodado "El Tigre de Tacubaya", y Miguel Miramón, ex presidente de México. Miramón le notificó que se había conseguido que la Iglesia ofreciera 11 millones de pesos, además de que se tenía la posibilidad de reunir 29 000 hombres y de que la junta de notables apoyaría a Maximiliano. Maximiliano formó un nuevo gabinete en Orizaba y su plan incluía:

Miguel Miramón
  • sostener a los franceses totalmente en México, ya que Maximiliano también sabía que ellos eran su mayor apoyo;
  • crear un Congreso para legitimar su gobierno e invitar a los liberales a formar parte de su iniciativa, incluido Juárez.

Al poco tiempo se le informó a Maximiliano que se contaba con 29, 663 soldados, más de 2 000 hombres de oficialía y 10 cañones para iniciar. La iglesia entregó un adelanto de 2 millones de pesos.

Una afición de Maximiliano era cazar mariposas. En Orizaba lo siguió haciendo, junto con un ilustre botánico europeo que deseaba fundar un museo de historia natural en México, considerada la vasta riqueza natural que había encontrado en el país.

A finales de noviembre, Maximiliano preparaba su regreso a la Ciudad de México.

Juárez y su gobierno llegan a Durango los primeros días de noviembre y realizan una reunión con su gabinete de guerra. Deliberan sobre la toma de Matamoros, que era el único punto importante y estratégico en el norte que aún quedaba en manos del imperio. Se decidió utilizar un sitio, como el utilizado por los franceses contra los liberales para rendir a la Ciudad de Puebla. El plan se llevó a cabo.

Luego de tres semanas y algunas escaramuzas menores entre los ejércitos, el general Tomás Mejía, que defendía la ciudad de Matamoros, finalmente se rindió. Con esta victoria, los liberales controlaban todo el norte del país. Hubo entonces una gran fiesta popular frente al Palacio de Durango, que funcionaba como Palacio Nacional. Todo el norte era republicano.

Ante el avance del control del país por los republicanos, Juárez traslada su gobierno rumbo a Zacatecas, siempre escoltado por el Batallón de Supremos Poderes.

Juárez escribe una carta a Margarita en la que le comunica que pronto podrá regresar a México y podrán reencontrarse ella y sus hijos (tanto los vivos como los muertos) y él.

Aún en Orizaba, Maximiliano, que pensaba que su hermano abdicaría a su favor en Viena, pues pensaba que tenía más apoyo popular, sigue considerando irse a Viena. Napoleón manda un enviado, Francis de Casternons, con un plan muy negativo: ofrecerle el grueso del armamento francés y a su vez desestabilizar al mismo gobierno de Juárez y dar también más armas a algún general conservador. A sabiendas de sus intenciones, Maximiliano se niega a recibirlo.

La madre de Maximiliano, la Archiduquesa Amalia, le escribe una carta desde el [[Palacio de Sch��nbrunn]]: "Hijo mio,... no abdiques,... tu posición en Europa sería ridícula si lo hicieras,...lo más correcto, hijo mío, y lo más justo es que no regreses a Viena...". A raíz de esta carta, Maximiliano hizo traer de inmediato a Miramón, pues decidió regresar a la Ciudad de México.

El general Miramón fue derrotado en San Jacinto. Sólo quedaba fuerte el general Leonardo Márquez, en las fuerzas conservadoras, y el no menos numeroso contingente francés que estaba bajo sus órdenes (la mayoría eran parte de la llamada Legión Extranjera).

Ignacio Mejía dio un parte a Juárez en una reunión de gabinete en Zacatecas, donde le informó que el general Mariano Escobedo tenía entre 8 y 10 mil hombres y que otro general tenía otros 6 mil.

Una tarde, a las 15.00 horas, el gobierno republicano deja Zacatecas para salir rumbo a San Luis Potosí, en medio de un desfile y algarabía popular.

Maximiliano se reúne con sus generales en la Hacienda de la Teja.

El 13 de febrero de 1867 sale Maximiliano de la Ciudad de México rumbo a Querétaro con 9 000 hombres mal equipados (tanto conservadores como la legión francesa que se quedó con él). Lo acompañaban, entre otros personajes, el mariscal Albert Hans y Leonardo Márquez, este último conocido como "El Tigre de Tacubaya" por la masacre de médicos que realizó allí (conocidos como "Los mártires de Tacubaya"). Maximiliano salió de la Ciudad de México una semana después de que la mayoría de las tropas francesas se habían retirado. Maximiliano lanzó una proclama a su ejército en donde, poniéndose a la cabeza, dijo que éste era "Un ejército que lleva consigo la dignidad y el amor a México".

Antonio Lopez de Santa Anna

Antonio López de Santa Anna se encontraba en Estados Unidos negociando con financieros, empresarios y con el Secretario de Estado de aquel país, Mr. Siward, el apoyo para ocupar por duodécima vez la presidencia de México. A finales de marzo Benito Juárez recibió un mensaje de Matías Romero desde Nueva York que informaba que Santa Anna preparaba su regreso a México. En esos días recibió también noticias de la embajada de México en los Estados Unidos de que el gobierno de aquel país manifestaba su apoyo a Benito Juárez y no a Santa Anna. Sebastián Lerdo de Tejada le comentó a Juárez que Santa Anna seguramente pretendía provocar un golpe de Estado al llegar a México. Comentó que redoblaría la vigilancia para que, si Santa Anna llegaba a Veracruz, fuese aprehendido inmediatamente. Benito Juárez le contestó: "No se afane mucho usted porque, si Santa Anna no cuenta con apoyo de Estados Unidos, no vale nada... Santa Anna ya no vale nada.".

Sitio, batallas y caída de Querétaro

El día 19 febrero de 1867 entra el ejército de Maximiliano a la Ciudad de Querétaro. Durante los días 20 y 21 siguen llegando contingentes de Michoacán, San Luis Potosí y Guanajuato entre otros Estados. El día 21 entran 4,000 hombres. En Querétaro se celebró una verbena popular celebrando la llegada de los imperialistas. En total eran entre 10 y 12 mil hombres en las filas de Maximiliano.

El gobierno republicano avista las Torres de la Ciudad de San Luis Potosí a las 13.00, de 21 de febrero, poco después llega con Juárez a la cabeza a establecer el gobierno de la República en esa Ciudad. Hubo gran verbena popular para celebrar este hecho. La gente gritaba vivas: "Viva México, Viva la Independencia, Viva la República y Viva Juárez".

Con respecto a lo militar, los generales liberales Ramón Corona al frente del Ejército de Occidente y el Gral. Mariano Escobedo se reunieron en una unión de caminos que llevaban a la Ciudad de Querétaro. con un total de 60,000 soldados.

Un parte militar entregado a Maximiliano decía que las fuerzas enemigas eran 28,000 hombres, siendo 2,000 de caballería. El Gral. Mariano Escobedo realizó un recorrido por una eminencia desde donde pudo contemplar el campo de batalla próximo, Exclamó: "Mañana comenzará el principio del fin para el imperio".

Se presentaron algunas batallas. Los liberales impusieron un sitio a la Ciudad de Querétaro, con lo cuál no podía entrar ni salir nada ni nadie, incluidos víveres o comunicados (telégrafo, correspondencia, etc.), durante una de esas batallas, el últimos reducto del ejército francés fue totalmente derrotado. Bombardearon algunos arcos del acueducto para cortar el suministro de agua a la Ciudad. Los liberales lanzaron muertos imperialistas al río para contaminarlo con miras en doblegar a los imperialistas. Ante el sitio y en una junta de Maximiliano con su comitiva, Leonardo Márquez propone al emperador que se le dé un contingente de caballería para ir a la Ciudad de México por refuerzos y víveres. Se le da el aval. Mediante una maniobra de distracción por la madrugada Márquez y su grupo logran atravesar el sitio no sin perder varias decenas de hombres, lo cuál estaba contemplado. Los liberales no persiguen a éste grupo considerando que no tenían posibilidades de juntar apoyo ni de regresar.

Maximiliano envía a un valiente soldado apellidado Salvino como correo con miras en saber algo de Márquez. El plan consistía en que debía hacerse pasar por liberal y luego de mezclarse entre las tropas salir hacia la Ciudad de México. Al día siguiente Salvino apareció colgado en un árbol con un cartel que decía: "Soy el correo del emperador y estoy muerto".

El día 24 de abril Mariano Escobedo en su campamento en las afueras de Querétaro decide dar la batalla definitiva y la última para el 27 de abril.

Tomás Mejía

Maximiliano tenía por cuartel general el Cerro de las Campanas y también se pasaba bastante tiempo en el Convento de la Cruz, cerca de ahí. La comida de Maximiliano era modesta, similar a la de los demás, y se complementaba con pan que le hacían las monjas del convento. A Maximiliano se le veía sucio y desaliñado como si estuviese en el frente de batalla. Padecía enfermedades gástricas-nerviosas. Maximiliano acudía al frente de batalla para animar a su tropa y conocer la situación de primera mano. (es más coherente pensar que Maximiliano y sus tropas estaban apertrechados en el convento de la cruz, recordemos que este convento fue el bastión donde los franciscanos, durante la conquista tenían su "cuartel general" desde donde partieron todas las misiones hacia el norte... este sitio estaba bien atrincherado, y ahí es donde Mariano Escobedo con su tropa logró introducirse derribando sólo un muro de la parte trasera y sorprendiendo cautelosamente así a la tropa francesa que esperaban un ataque violento)

En un enfrentamiento de caballería murieron 300 hombres. Los liberales persiguieron a los imperialistas llegando cerca de donde estaba Maximiliano quien quiso ir en apoyo de éstos. Un súbdito lo detuvo del brazo diciéndole que no debía arriesgarse pues era el emperador. Maximiliano envió a un grupo a prestar apoyo de los perseguidos. Los liberales se retiraron.

Para el 2 de mayo no había noticias de Leonardo Márquez. Para el 3 de mayo Maximiliano entregó en el Convento de la Cruz medallas de bronce al honor. Fueron 135 los militares galardonados entre soldados y oficiales.

El día 5 de mayo de 1867 se cumplía un aniversario de la Batalla de Puebla. Los liberales celebraban por todo el país, en especial en la sede del gobierno de la República en San Luis Potosí y entre las tropas de Querétaro. Juárez habló desde el balcón principal ante una multitud que se reunió frente al Palacio Nacional provisional. En su discurso dijo:

"Pueblo de México, amados conciudadanos, el baño de sangre por el que ha pasado la República no podrá ser olvidado jamás. La sangre de vuestros hijos, la sangre de vuestros esposos, la sangre de vuestros padres, no será derramada de manera inútil por que al afianzarse la República se afianza la soberanía nacional". Y el concierto de todas las naciones admirará a este pueblo, hoy y por los siglos hasta siempre jamás, recordad esto, no podemos flaquear, tenemos que seguir adelante porque nuestra recompensa será la gloria eterna y el respeto de todos los pueblos y naciones que sabrán que México no es lugar donde venir a buscar aventura ni rostrar batalla para someter a un pueblo a la esclavitud. En este momento os digo, ¡mexicanos!, la libertad es una realidad, la libertad es un ejemplo para todas las naciones y los pueblos y orgulloso estoy hoy de ser el presidente de los mexicanos por que la nación realmente es hoy madura, hoy respetada, hoy temida, hoy bravía, hoy fuerte, y esta lucha será el inicio, el comienzo de una grandeza que nunca acabará."

Últimos días de Margarita y su familia en los Estados Unidos

Matías Romero le presentó a Margarita Maza al coronel McDown, comisionado por el gobierno norteamericano de Ulises Grant para asegurar el regreso a México de Margarita y su familia. El mismo coronel le dijo a Margarita que su misión era protegerla y hacerla llegar con absoluto bien hasta México sin que nada le ocurriera.

A finales de abril se aprueba la ruta para regresar a Margarita, sus hijos y su yerno Santacilia. Viajarían por ferrocarril a San Luis, luego en barco fluvial por el Mississipi a Nueva Orleans y luego por un buque de guerra al Puerto de Veracruz. Todo por órdenes del presidente Andrew Johnson, que eran velar por la familia Juárez.

Santa Anna planea un golpe de Estado

En el mes de abril de 1867 Santa Anna estaba en una residencia en una zona exclusiva de Nueva York. Santa Anna mantenía vigilados a Margarita, Matías Romero y a Ignacio Mariscal. Santa Anna planeó rentar un barco grande llamado "Virginia" y trasladarse junto con un gran arsenal al Puerto de Veracruz para buscar un golpe de Estado con el apoyo de sus paisanos los veracruzanos.

Los proveedores de víveres del ejército republicano suben los precios

Sebastián Lerdo y Benito Juárez veían que el ejército republicano tuviera todo para salir avante en su empresa. En eso llegó al Palacio Nacional provisional de San Luis Potosí el gobernador liberal de Guanajuato León Guzmán. El Bajío era entonces la única región que proveía con víveres al ejército republicano. El gobernador de Guanajuato se entrevistó en reunión privada con Sebastián Lerdo y Benito Juárez. El presidente lo saludó, lo abrazó y le dijo "sabemos de las quejas sobre el mal uso del dinero..., dígame que pasa en Guanajuato". El gobernador Guzmán les dijo: "Los rancheros de Guanajuato, algunas áreas de Querétaro y el Norte de Michoacán se pusieron de acuerdo para subir los precios exageradamente. No tenemos dinero para pagar." (En referencia a los víveres para el ejército republicano).

Juárez dijo: "No puedo creer que los hacendados de la región piensen más en su beneficio personal que en los inmensos sacrificios que la patria hace por darles orden y paz; mándame una lista de todos los rancheros y agricultores, por ahora no podemos ponerlos en nuestra contra, pero luego los castigaremos. Este egoísmo no tiene límites". Una vez que el gobernador se fue Sebastián Lerdo le preguntó a Juárez que lucía muy triste: "¿En qué piensa Don Benito?", respondió: "En el egoísmo humano Don Sebastián, a mi me ha costado dos hijos esta guerra, Toñito y Pepito, pero hay quienes solamente piensan en bienes materiales. ¡Vea estos precios! ¡Hasta 4 veces más caro está el cuarterón de maíz! y créame no se si por ser indio o por qué, pero no los entiendo, no entiendo a quienes se quieren enriquecer de la miseria, de las masas, del dolor y del sufrimiento de los otros, pero estaremos atentos Don Sebastián, ahora dejaremos que se hagan ricos, después ya les cobraremos impuestos terribles para devolver esa riqueza a las manos de la nación. Dejemos que se ilusionen, tarde o temprano se hará justicia. Ardo en deseos de que esta guerra se acabe, ¿Por qué siempre es el pobre el que sufre más? ¿Por qué siempre es el pobre el que lo tiene que dar todo mientras que otros se avorazan y se envilecen buscando sólo la riqueza material?, pero ay de aquellos que lo han hecho porque si yo sigo siendo el presidente ¡lo pagarán! lo juro ante usted."

El ejército republicano se tuvo que abastecer de altísimos costos por lo que los impuestos en la región de Guanajuato se tuvieron que subir al doble y luego al triple.

Maximiliano, prisionero de la República

De izquierda a derecha, ejecución de los generales Tomás Mejía y Miguel Miramón. En el extremo derecho está el emperador Maximiliano, quien cedió el centro, lugar de honor, a Miramón.

Maximiliano, luego de reflexionar pide a un general de su confianza de nombre Miguel López ir como mensajero ante el Gral. Mariano Escobedo y plantearle su rendición condicionada. Las condiciones eran que se le diera un salvoconducto para salir de México, que nunca regresaría, que se respetara la vida y las propiedades de los generales, oficiales y tropa. El general Escobedo ante tal propuesta dijo que se lo consultaría al Sr. Presidente y que regresara en unos días a la misma hora. Juárez fue consultado directamente por el Gral. Mejía, Ministro de la Guerra, a lo que respondió: "Rendición incondicional". El gral. emisario de Maximiliano regresó por la respuesta y ante ésta se retiraba pero el Gral. Escobedo le propuso que si le entregaba a Maximiliano le perdonaría la vida a lo que éste planteando que así salvaría la vida de muchos hombres aceptó traicionar a su emperador.

Alrededor de las 4.00, el traidor condujo a los liberales hasta el Convento de la Cruz apartando a los hombres que cuidaban éste. Cuándo Maximiliano se dio cuenta los demás oficiales liberales ya habían entrado al Convento y estaban apresando a los oficiales que aún dormían. Maximiliano pudo escapar hacia el Cerro de las Campanas pero a las pocas horas fue rodeado y tuvo que entregar su espada al Gral. Corona diciendo: "Esta espada es del Pueblo de México". Maximiliano pidió que si debía de correr sangre fuera únicamente de él y volvió a pedir amnistía para sus tropas y oficialía. A Maximiliano se le dijo que no era considerado como Emperador de México, sino como Archiduque de Austria y que a partir de ese momento quedaba en calidad de prisionero de la República". Se le notificó que se consultaría con el Presidente su petición.

La noticia de Maximiliano y su imperio dio la vuelta al mundo. En Europa hubo mucho movimiento diplomático pidiendo a través de los embajadores en E.U.A. que este país interviniera a favor de Maximiliano. Aunque la mayoría de los gobiernos europeos, señalaban a Napoleón III como el asesino, por negarle su apoyo (siendo él unos de los que lo habían instaurado en el trono) y haber dejado al archiduque a su suerte.

En Nueva York, la familia Juárez dejó por fin la casa que habían ocupado allí por tanto tiempo y así Margarita, junto con sus hijos, su yerno, dos féretros con sus dos hijos finados y personal de la Embajada de México en E.U.A. partieron en un tren oficial del gobierno norteamericano rumbo a Washington. Allí fueron recibidos con gran júbilo y Margarita fue la noticia de primera plana en los periódicos de entonces. Estuvieron allí tres semanas. Mr. Siward dijo al embajador mexicano Matías que tenía informes de que Antonio López de Santa Anna planeaba secuestrar a Margarita por lo que se tomaron medidas respecto del itinerario que sería distinto en lo anunciado que lo realizado. Santa Anna tenía espías desde hace tiempo vigilando a la familia Juárez, incluso en el Departamento de Estado tenía espías.

Fusilamiento de Maximiliano, Miguel Miramón y Tomás Mejía en el Cerro de las Campanas. (Édouard Manet).

Por consejo de Lerdo de Tejada a Juárez, se nombra un tribunal militar para juzgar a Maximiliano y dos de sus generales Manuel Miramón y Tomás Mejía, quienes fueron llevados al teatro de la ciudad de Querétaro para ser juzgados. En dicho juicio (que duraría tres días), a los tres se les condena a morir un día después del proceso, por medio de un pelotón de fusilamiento. Todo ello bajo los delitos de, entre otros, apoyo a los invasores franceses además de traición a la patria para los mexicanos y de usurpación del poder para el austriaco. La condena dio la vuelta al mundo, destacando en Europa donde los periódicos decían que "el indio sació su sed de sangre", algunos dibujaban a Juárez vestido de indio norteamericano devorando con grandes colmillos a Maximiliano.

El gobierno de Juárez recibió gran cantidad de notas diplomáticas y toda clase de correspondencia para pedir por la vida de Maximiliano. La princesa de Salm Salm, cuyo esposo, el príncipe de Salm Salm era del grupo cercano de Maximiliano y también estaba detenido, acude ante Juárez para rogar por la vida del emperador y de su esposo. Incluso se arrodilla ante Juárez. Este le dice que no puede hacer nada ante la justicia (dice la tradición que las palabras de Juárez fueron: "No mato al hombre. Mato la idea"). Luego de toda esta presión por la vida de Maximiliano y el resto de imperialistas, Juárez concede tres días de retraso para el fusilamiento de Maximiliano, el general Miguel Miramón y el general Tomás Mejía. En esos días acuden más personas a ver a Juárez, sobre todo mujeres. La esposa de Miramón va con sus dos pequeños hijos a pedir por su esposo y la esposa del gral. Tomás Mejía hizo lo propio con un embarazo avanzado. Luego de lo cuál dio a luz en el camino rumbo a Querétaro donde el recién nacido pudo ser visto por su padre prisionero. No a todas las personas que lo solicitaron se les permitió ver a Juárez, pero si a la princesa de Salm Salm que lo vio por segunda vez. Igualmente le rogó, esta vez con más ahínco. Juárez argumentó que no podía cambiar la justicia y que de hacerlo los mexicanos se le echarían encima, incluso podían pedir su muerte.

La sentencia se consumó la mañana del 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas. La noticia dio la vuelta al mundo.

La República Restaurada

Benito Juárez, siglo XIX, óleo sobre tela

"En l870 hubo rebeliones y el estado quedó a cargo del Comandante Miguel Esquiluz. La muerte de Juárez provocó nuevos conflictos políticos; poco tiempo después la intranquilidad reaparecía debido a que Lerdo de Tejada se había reelegido como presidente de la República, Porfirio Díaz declaró ilegal la reelección y lanzó su plan de Tuxtepec; José María Iglesias también reclamó para sí la presidencia.

Una vez que Díaz hubo derrotado a Lerdo de Tejada se lanzó contra Iglesias quien se había refugiado en Querétaro, donde fue derrotado. El gobernador convocó a elecciones, en las que triunfó el Ing. Francisco González de Cosío, quien permanecería como gobernador durante 27 años, 24 de ellos consecutivos; este personaje representa la era porfiriana de la región y deja el gobierno cuando Díaz hace lo mismo en México. En tanto una nueva Constitución estatal era promulgada, la del 16 de septiembre de l879 que derogó la de 1869, y en la que además se fijan los límites de los seis distritos que formaban Querétaro.

REPÚBLICA RESTAURADA: FIN DEL SITIO Y MUERTE DE JUÁREZ

Ante la política seguida por los liberales, los del bando conservador decidieron tomar una medida drástica, pues consideraron que sólo de esa manera salvarían al país. Fue así como pidieron apoyo al emperador francés Napoleón III e invitaron a un príncipe europeo a venir a gobernar México en calidad de emperador.

El elegido fue el Archiduque de Austria, Maximiliano de Habsburgo. La ocasión para llevar acabo esta empresa fué cuando el presidente Benito Juárez se negó a pagar las deudas que México tenía con Francia, Inglaterra y España. Un ejército tripartita invadió al país y Juárez mandó a sus ministros a Veracruz, para convencerlos de que abandonaran el suelo mexicano. Se logró convencer a los ingleses y a los españoles que así lo hicieron dejando Veracruz, pero no a los franceses que avanzaron hacia el interior.

El grupo de conservadores que trajo a Maximiliano como Emperador a México, estaba convencido de que ningún mexicano era capaz de gobernar. Además, a ellos les convenía que México fuera un Imperio y no una República liberal, porque bajo un gobierno imperial ellos podrían seguir gozando de sus privilegios.

Maximiliano llegó a México apoyado por tropas francesas y el grupo conservador que lo invitó. Muy pronto, los conservadores empezaron a tener diferencias con el emperador, pues éste tenía ideas progresistas y liberales que estaban de moda en Europa y para su asombro, aprobó las leyes liberales que los conservadores querían suprimir.

En su afán por conocer el Imperio que dirigía, Maximiliano visitó distintos lugares. A su paso por Querétaro, mostró interés por apoyar la educación, la industria y mejorar la situación de las clases más desprotegidas. A los Colegios de San Ignacio y San Francisco Xavier, los dotó de útiles y financió cursos de teneduría de libros (contabilidad) y de geografía.

Donó una suma de dinero para mejorar las condiciones del Hospital de la ciudad y subsidió el precio del maíz. Cayetano Rubio, aprovechó la visita del emperador, que por cierto se alojó en su casa, y le entusiasmó con el proyecto de un camino que fuera de Querétaro a Tampico, logrando que le donara 60 mil pesos de oro para ese fin.

El Sr. Rubio fue el principal promotor de dicho camino, pues pretendía dar salida a los productos de sus fábricas por ese puerto. A pesar de los esfuerzos hechos porque se llevara acabo este proyecto, el camino a Tampico no se concluyó y llegó únicamente hasta Jalpan.

Conforme pasó el tiempo, Maximiliano fue perdiendo poder, primero porque tuvo serios enfrentamientos con los conservadores y luego porque Napoleón III le retiró las tropas que le habían prestado. Además, los liberales nunca dejaron de luchar contra el Imperio y poco a poco fueron ganando terreno, hasta que llegó un momento en que sólo Querétaro, Puebla, Veracruz y México estaban del lado conservador.

Maximiliano pasó sus últimos días en la ciudad de Querétaro, porque ahí se encontraban dos de sus mejores generales: Miguel Miramón y Tomás Mejía y pensó que desde aquí podría reorganizar las pocas tropas que le quedaban. Para ello, instalaron su cuartel general en el Convento de la Cruz y lo fortificaron por todos lados. Pero su situación no era nada buena pues carecían de dinero, armas, tenían muchos heridos y escaseaba la comida al grado que tuvieron que comerse a sus caballos.

La situación era tan terrible que tuvieron que pedir ayuda a la población queretana, pero la ayuda no llegó. Entonces el general Márquez partió hacia la Ciudad de México a conseguirla, pero nunca regresó.

Cuando entró a Querétaro uno de los mejores generales del bando liberal, Mariano Escobedo puso en sitio a la ciudad. Tras varias escaramuzas y dos claras batallas, los liberales tomaron la plaza enemiga.

El emperador logró huir del convento y se dirigió al Cerro de las Campanas, pero al no poder romper las líneas del enemigo, comprendió que ya había perdido la batalla y entregó su espada en señal de rendición. Mientras se les practicaba un juicio, Maximiliano, Miramón y Mejía estuvieron prisioneros en el exconvento de Capuchinas. Juárez recibió muchas peticiones de las familias de estos tres hombres para que no los mataran, pero contestó siempre que la decisión la tomarían los jueces. Maximiliano fue encontrado culpable de invadir nuestro país y Miramón y Mejía fueron acusados de traición a la patria.

Los tres fueron fusilados en el Cerro de las Campanas. Muerto Maximiliano, Benito Juárez volvió a tomar el poder y reestableció la República.

El sitio dejó a la ciudad en un estado de miseria y desolación pues todas las actividades económicas se vieron afectadas y los robos y asaltos estaban a la orden del día. Muchas familias vendieron sus propiedades y abandonaron la ciudad, que se encontraba en condiciones insaludables pues empezaron a surgir epidemias.

La destrucción fue grave, la ciudad quedó en ruinas. Tanto liberales como conservadores fueron responsables de ello. El acueducto, cortado por los republicanos para que no les llegara agua a los conservadores, fue averiado. Los conventos usados como cuarteles por los conservadores fueron saqueados y destruidos así mismo fueron el banco de los cañones liberales. El Teatro Iturbide perdió su techo de zinc y las iglesias perdieron sus campanas, pues todo este metal fue fundido para ser usado en la guerra.

Además de todos los daños sufridos, la ciudad de Querétaro tuvo que soportar el repudio de otros estados de la República Mexicana que la llamaron “Ciudad Maldita”, al considerar que aquí se había apoyado al Emperador Maximiliano y a los conservadores. La siguiente nota periodística, hecha por el diario oficial pocos días después de que terminara el sitio de la ciudad, muestra el sentir de la población queretana:

Jose María Arteaga (1827-1865)

“Los sufrimientos del vecindario durante el sitio, el mal estado de salubridad, el abatimiento del comercio, la paralización de muchos giros industriales y hasta lo raro y excesivo del calor, han hecho que una parte numerosa de la población haya emigrado, en pos de mejor clima y suelo más propicio. Con igual fin, muchas familias están poniendo en venta sus fincas, sus menajes y cuanto poseen… Tengan aquellos males en cuenta los que los que claman por castigo para la ciudad maldita. Querétaro necesita amparo, protección, consuelo. La clemencia sienta muy bien a pechos nobles, a la vista de un pueblo desgraciado,”


La Sombra de Arteaga, jueves 27 de junio de 1867.

Los años inmediatos a la restauración de la República fueron muy difíciles para el país pues los gobernantes tuvieron que reencontrarse con las directrices liberales y poner en marcha nuevos programas económicos, políticos y sociales que permitieran el desarrollo. Juárez tuvo que sofocar varias rebeliones en contra de su régimen.

En Querétaro, le tocó el gobernador Julio María Cervantes llevar a cabo la reconstrucción, pero su labor se vio entorpecida porque entró en conflicto con los políticos queretanos, que lo acusaban de centrar el poder en su persona. Sin embargo, Cervantes logró reactivar la economía, impulsar la educación pública y dotar al estado de una nueva Constitución, pues la entidad se seguía rigiendo por la de 1833, que entraba en contradicciones con la libertad de 1857, a pesar de que Arteaga ya había promulgado las Leyes de Reforma.

Tras la muerte de Benito Juárez, Lerdo de Tejada ocupó la silla presidencial y cuando en 1876 quiso reelegirse, el general Porfirio Díaz proclamó el Plan de Tuxtepec pugnando por la no reelección. Por su parte, José María Iglesias, presidente de la Suprema Corte de Justicia, declaró ilegal la reelección de Lerdo y se auto-nombró presidente interino, causando un enfrentamiento con Porfirio Díaz, quien finalmente se quedó en el poder.

Gobernador de Querétaro

El nombramiento del coronel Julio María Cervantes como gobernador de Querétaro, el 15 de mayo de 1867, coincide con una fecha que siempre será recordada por los queretanos: el fin del sitio de la ciudad al ser conquistada por las fuerzas del Sitio de Querétaro en que estaba gravemente enfrentado Maximliano. Nacido en Puebla en 1837, Julio M. Cervantes había elegido la carrera de las armas, que cursó en el Colegio Militar de Chapultepec.

Gobernador de Coahuila «Porfiriato»

Julio María Cervantes Aranda 1884 a 1886. General Julio M. Cervantes. Del 15 de diciembre de 1884 al 15 de febrero de 1886. En diciembre de ese último año, el general Julio María Cervantes llega al cargo de gobernador, aunque en forma interina. Cervantes, leal a Porfirio. Díaz, había sido enviado a Coahuila a imponer la paz, aún cuando en ese momento. Entre ellos Julio María Cervantes, (bisabuelo de esta escribidora) y gobernador de Querétaro y Coahuila, además de héroe de la defensa de México en contra del ejército norteamericano. Francisco Coss y Cesáreo Castro fueron gobernadores de aquel Estado, y a su vez, dos poblanos fueron gobernadores de Coahuila, destacando Julio María Cervantes. El General de Brigada Julio María Cervantes Aranda. Nació el año de 1839 en la Ciudad de Puebla. Murió en la Capital de la República el 26 de Octubre de 1909 por una violenta congestión pulmonar. General don Julio M. Cervantes Nació en la ciudad de Puebla en 1839. Fue hijo de don Joaquín María Cervantes y de doña Dolores Aranda de Cervantes. Ingresó al Colegio Militar el 14 de enero de 1852.

Muerte

Don Julio M. Cervantes murió en la Ciudad de México, ya retirado de las armas, el 26 de octubre de 1909 a la edad de 70 de debido a una violenta congestión pulmonar.

Murió el 26 de octubre de 1909, en la ciudad de México con el grado de general de división, pero también se dice que murió ya retirado de las armas. Fue militar, jefe de 7 zonas militares, jefe de justicia militar, senador de la república y gobernador de Querétaro y de Coahuila. Recibió el grado de subteniente de infantería el 25 de octubre de 1853, tres años después (8 de marzo de 1856) fue un partícipe heroico en la batalla de Ocotlán.

Fuentes

Archivos

Bibliografía

  • Carmagnani, Marcello (coord.), (1996), Federalismos Latinoamericanos: México/Brasil/Argentina, México: El Colegio de México-Fideicomiso Historia de las Américas.
  • Díaz Ramírez, Fernando, (1979), Historia del Estado de Querétaro, Querétaro: Ediciones del Gobierno del Estado de Querétaro. Tomo IV (1867-1900).
  • García Ugarte, Martha Eugenia, (1999), Breve Historia de Querétaro, México: FCE-El Colegio de México-Fideicomiso Historia de las Américas, Serie Breves Historias de los Estados de la República Mexicana.
  • Septién y Septién, Manuel (1999), Historia de Querétaro, Querétaro: Ediciones del Gobierno del Estado de Querétaro. Tomo I.

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