La copa menstrual como tecnologia feminista

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Este es un recipiente en forma de copa fabricado de diversos materiales que, al ubicarse dentro del conducto vaginal de la mujer, recoge el flujo menstrual (Illa, 2018), este flujo fue mencionado por Beauvoir como maldición mensual, esta forma parte de la esclavización del organismo a la función reproductora (Beauvoir, 1949).


En la década de 1920 en EEUU se dio la invención de las primeras toallas higiénicas; sin embargo las mujeres al encontrarse en etapa de menstruación  debían evitar caminatas, cabalgatas, bailes y fiestas (Felitti, 2016).

Por ello en 1930 se crean los tampones los cuales “permitieron” realizar ciertas actividades recreativas específicas y deportes (Felitti, 2016).  Aunque, desde el tiempo de los Egipcios se relata el uso del tampón el cual lo elaboraban con insumos como telas o algún otro material absorbente (Pelegrino, 2006).

Sumado, en la misma década, “aparece” la copa menstrual presentada como una alternativa superadora, una herramienta de conocimiento y poder femenino; la cual tiene en cuenta aspectos como cuidado del medio ambiente y por supuesto del cuerpo (Felitti, 2016). Leona W. Chalmers presentó una de las primeras copas menstruales como Tass-Ette,  la cual no fue tomada como éxito por la dureza del material; ya que era fabricada en caucho (Felitti, 2016).  Sin embargo, su fabricación continuó hasta la década del 63 y hubo un cese de producción, el cual fue dado por múltiples razones, como porque no estaba bien visto que las mujeres manipularan objetos en sus partes íntimas (Illa, 2018).

En lo anterior, se evidencia que la mujer fue el autor de esta tecnología femenina y que por ende estuvo presente en el análisis para la producción de la misma; de manera que se evidencia un contraste a la crítica hecha por  Alemany, 2009 (Capítulo IV. Tecnología y género: La reinterpretación de la tecnología desde la teoría feminista Archivo en su texto Tecnología y género: La reinterpretación de la tecnología desde la teoría feminista Archivo); ya que en este caso la mujer fue la autora de este dispositivo.

En décadas posteriores (1970), se hicieron ajustes a las toallas higiénicas lo cual permitió el uso de estas y de los tampones con trajes de baño y ropa ajustada (Felitti, 2016).

Para las feministas, los tampones eran dispositivos de liberación; pero estos generaron diferentes alteraciones de salud como “Shock tòxico” desencadenando múltiples muertes por lo cual en la década de los 80 resurge la copa menstrual. En décadas anteriores, se re-intentó el resurgimiento pero múltiples factores como el tener que lavarla y “la perdida financiera” para los vendedores de otros insumos que se generaba por ser reutilizable no lo permitió (Felitti, 2016). 

En 1987 la copa menstrual es presentada en látex, con múltiples tallas y re-utilizable (Illa, 2018). 

Posteriormente, a finales de los 90 se fabrica la primera copa de silicona, el cual es un material con el que realizan aún en la actualidad copas, así como el látex o el Elastómero termoplástico (Illa, 2018). 

Por lo anterior, en diversos estudios, las mujeres refieren que prefieren usarlas por comodidad y por salud; adicionalmente, aporta gran absorción lo cual favorece su uso hasta por 12 horas y durante 10 años una sola copa; favoreciendo así la economía (Illa, 2018) (Howard et al. 2011). 

Para la elección de esta (la copa), se tienen en cuenta tres puntos principales (Illa, 2018):

1.    Forma: Varían en su terminación puede encontrarse anillada, tubo estrecho o curveada.  

2.    Color

3.    Talla: “S” Para mujeres menores de 30 años que no han tenido parto vaginal. “M/L…” son especiales para mujeres mayores de 30 años y/o que han tenido parto vaginal.


Al usarse esta copa, debe “vaciarse” en el transcurso del día y lavarse con agua para poderla usar nuevamente. Al finalizar la menstruación de ese mes, se procede a hervir, es decir a esterilizarla y posteriormente, se puede guardar para ser reutilizada (Illa, 2018). 

El xenofeminismo y la copa menstrual:

La tecnología y las relaciones sociales mantienen una relación compleja, dinámica, que va en ambas direcciones y es producto de un diálogo continuo. Cualquier transformación en una tiene efecto en la evolución de la otra, convirtiéndose en un proceso de constitución mutua. La sociedad es tecnología y la tecnología es social. Hester, H. (2018)

La revolución en la menstruación en la modernidad partió de la expansión de la clase social media, y la creciente promulgación del higiene y el cuidado personal, así como un mercado dispuesto a ajustarse a la demanda social emergente. De modo que la evolución de la concepción sobre la menstruación y la forma actual de manejarla ha sido un proceso continuo de negociación entre las mujeres, el mercado,  y los educadores, que cruzan de forma transversal las distintas clases sociales, razas y generaciones. Las mujeres pasaron de usar telas para su menstruación y recurrieron al uso de productos desechables, sin embargo, no todos los avances actuales en torno a la menstruación han sido bien recibidos, tal es el caso del tampón el cual actualmente sigue presentando diversas controversias sociales como la todavía muy común invisibilización de la menstruación y la “vergüenza” que se sigue fomentando al hablar de estos temas. Piechowski, A. M. (2010).

La forma moderna de manejar la menstruación permite a las mujeres estar a la moda y controlar sus cuerpos de acuerdo con un conjunto particular de clase social y estándares raciales, así como gozar de mayor comodidad, disminución de la ansiedad y fomentar sentimientos de liberación. La autora muestra cómo se cruzan los avances y creencias cambiantes en la ciencia y tecnología, así como la industrialización y la urbanización de América, combinadas para crear la necesidad y deseo de cuerpos eficientes, controlados que puedan funcionar a su capacidad total todos los días del mes.


La transformación de la percepción social sobre la menstruación jugo un papel fundamental en esta modernización, pero sigue siendo necesario el cambio, no pueden haber avances tecnológicos si no hay una modificación en la sociedad.  Actualmente, es un reto lograr la implementación masiva de la copa menstrual puesto que el día a día del a mujer actual, lleno de actividades , entre ellas la creciente actividad productiva, representan una limitación en el uso de este nuevo dispositivo que a pesar de ser más económico a largo plazo y ser amigable con el medio ambiente puede convertirse en otro tabú el manejo y lavado de este fuera del hogar. Esto mismo resalta Hester, H. (2018) al mencionar que las tecnologías no son nesutras pues se ven limitadas y constituidas por las relaciones sociales.

Cada mujer en lo largo de su vida usa aproximadamente entre 10000 y 13000 toallas higienicas o tampones, por lo que se estima que son 65 kg de basura que se estan produciendo cada año, ademas estas se demoran en degradarse aproximadamene entre 500 y 800 años, donde afecta a los oceanos, salud publica y posibles efectos en la salud de la mujer, ya que la zona vaginal es un area demasiado sencible y espropensa a absorber copuestos quimicos que van directamente al sistema sanguineo.

Por eso es que la copa menstrual es la mejor opcion para la mujer, su precio osila entre los $15000 y $50000 pesos, su duracion esta entre 10 años si se cuida de forma adecuada, por lo que ayudas al planeta y ahorras demasiado dinero


"Algunas mujeres luchan por tecnologías reproductivas básicas, como una clínicadonde podrían estar las condiciones estériles. disponible para realizar cesáreas, mientraotros recurren a técnicas genéticas de vanguardia "(citado en Drexler 2005).Como se puede ver la mujer ha sido limitada para poder tener tecnología de alta calidad para su desarrollo, donde la sociedad a convertido todo un misterio el cuidado de la vagina, se ha restringido el estudio y el conocimiento para que las mujeres no puedan llevar una vida mas cómoda, por culpa de tradiciones o pensamientos que el ser humano a creado ya que es de mal visto hablar de estos temas, la copa menstrual no es conocida por muchas mujeres, es por eso que su uso no es tan frecuente y en muchos países tener productos femeninos es un lujo, simplemente porque el acceso a estos productos son muy difíciles


La estudiosa afroamericana Marsha Darling escribe de manera similar: "Estoimpresionante variedad de biotecnología se dirige al desarrollo eugenésicoEstrategias de control de la población, especialmente para mujeres pobres y de bajos ingresos. de color globalmente, "mientras" opciones de mejora de reproducción bajo ella rúbrica de 'elección' "está reservada" para los privilegiados económica y racialmente mujeres en el norte global "(2004b).Para la mujer de color siempre ha sido demasiado difícil acceder a todo tipo de productos, sin contar la discriminación y que tienen bajos ingresos debido a su color de piel, es por esto que acceder a productos como la copa menstrual es demasiado difícil ya que no conocen esta tecnología y tienen que usar métodos caseros para poder manejar el periodo.


El cuidado de la salud pública y la regulación intensiva de las decisiones reproductivas de las mujeres, sus patrocinadores a menudo defienden la inmunidad de la industria de la regulación estatal en nombre de la libertad reproductiva de las mujeres (Rorhman 1989,116; Darling 2004a).


Bibliografía

Huffpost,Laura C. (2016).¿Por qué las copas menstruales no triunfan?, Recuperado en 12 de diciembre de 2016, de https://www.huffingtonpost.es/laura-camara/porque-las-copas-menstrua_b_13276572.html

Dorothy E. Roberts. (2009). Race, Gender, and Genetic Technologies: A New Reproductive Dystopia?. Pennsylvania: University of Pennsylvania Law School.


Alemany, C. (1999). Capítulo IV. Tecnología y género: La reinterpretación de la tecnología desde la teoría feminista Archivo

De Beauvoir, S. (2014) [1949]. Primera parte: “Destino”. El Segundo sexo, Juan García Puente (trad.), Buenos Aires: Debolsillo, pp. 43.

Felitti, Karina. (2016). El ciclo menstrual en el siglo XXI. Entre el mercado, la ecología y el poder femenino. Sexualidad, Salud y Sociedad (Rio de Janeiro), (22), 175-208. https://dx.doi.org/10.1590/1984-6487.sess.2016.22.08.a

Howard C et al. FLOW (finding lasting options for women): multicentre randomized controlled trial comparing tampons with menstrual cups. Can Fam Physician.2011;57(6):e208-15.

Illa García, A. (2018). La revolución de la copa menstrual: Investigación del mercado de la higiene menstrual.

Pelegrino de la Vega, Daima. (2006). Bioethic aspects related to abortion. Revista Cubana de Enfermería, 22(3) Recuperado en 14 de septiembre de 2019, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03192006000300008&lng=es&tlng=en.

Hester, H. (2018). Xenofeminismo, Tecnologías de genero y políticas de reproducción. Ciudad Autónoma de  Buenos aires: Caja Negra editoria.

Piechowski, A. M. (2010). Lara Freidenfelds, The modern period: menstruation in twentieth-century America, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 2009, pp. 242, £31.00, $60.00 (hardback 978-0-80189245-5). Medical History, 54(04), 564–565.

Rutina sustentable. (2019). El gran problema d elas toallas higiénicas y los tampones, Recuperado 2019, de  https://www.rutinasustentable.cl/el-gran-problema-de-las-toallas-higienicas-y-los-tampones