Javier de Lope Francés

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Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129". Javier de Lope Francés (nacido en 1979, en Puebla, México) es un emprendedor mexicano que se inició en los negocios desde que iba en la escuela secundaria. Al terminar su carrera universitaria ya tenía fundados 5 negocios y un millón de dólares para expandir algunos de ellos. Sus negocios parten desde vender portaretratos y pines hasta tener un verificentro.

Vida

De Lope nació en 1979, es hijo de inmigrantes españoles.[1][2][3] Su padre trabajaba en una empresa productora de plásticos y dirigía a cerca de sesenta empleados en Puebla. Su madre era profesora en la Universidad de las Américas en Puebla.[4] De Lope empezó a generar negocios a una temprana edad.[5] Cuando tenía siete años, reciclaba periódico, cartón y otros materiales a cambio de un pago.[6] También visitaba la cafetería de la universidad donde trabajaba su mamá para recolectar las estampas de las bolsas de papas fritas y revenderlas en su escuela.[5][6] Además trabajaba en los jardines de los vecinos y ganaba dinero por revisar exámenes.[4] Sus padres le permitían trabajar en estas actividades siempre y cuando mantuviera un promedio de 9.5-10 en la escuela. [1] De Lope pasó su último año de bachillerato en California, para mejorar su inglés y regresó a México en 1998.[1][2]

Obtuvo su licenciatura en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey donde se graduó como ingeniero industrial en 2002.[7][8]

Javier de Lope insiste en que se quiere retirar a los 40 años para pasar tiempo con su familia.[8]

Carrera Empresarial

Javier De Lope empezó su primer negocio formal durante su último año de preparatoria en California, a la edad de 17 años.[5][9] Uno de sus profesores coleccionaba recuerdos de Hard Rock Café y vio un pin en la chamarra de Javier de Lope, que él no tenía.[2] Esto motivo a de Lope a crear una página de internet para vender estos pines. [7][9] La página tuvo éxito con compradores de Estados Unidos, Europa, Japón y otros países; llegó a vender cerca de 2,500 pines y ganó alrededor de 25,000 dólares.[2][7]

El dinero que adquirió de dicha venta lo utilizó para abrir un verificentro cuando regresó a Puebla en 1998. Sin embargo, el siguiente año vendió su parte de la compañía para ingresar a la universidad.[7][9]

Mientras estaba en la universidad, de Lope decidió iniciar un negocio. Su idea original consistía en hacer muebles rústicos, sin embargo después de un mes se dio cuenta de que no era un negocio viable. En su lugar se concentró en hacer portaretratos decorados con incrustaciones de flores secas pegadas con resina.[7][9]Para empezar el negocio le pidió a unos carpinteros locales que le prestaran la madera y prometió pagarles en cuanto la compañía empezará a generar ingresos.[9]En 1999, implementó un plan de negocios para expandir su empresa e ingresó en la competencia de Desafío del Plan de Negocios Internacional "Venture Challenge 2000" en la Universidad de San Diego. Fue el séptimo estudiante del Tecnológico de Monterrey en competir, pero el primero en ubicarse, quedando en tercer lugar.[7] La competencia lo puso en contacto con los directores de Ticketmaster y Price Costco, quienes le prometieron un millón de dólares para expandir su negocio. Al momento, de Lope tenía 20 años. [7] Actualmente, los portaretratos están hechos por personas con discapacidad. La compañía se encuentra en Puebla y en 2010 contaba con cerca de 200 empleados. Solo un pequeño porcentaje trabaja en la planta y el resto trabaja en casa con materiales proporcionados por la empresa. De Lope dice que contrata a personas con discapacidad porque son buenos trabajadores y porque genera un beneficio social. Cuando iba en el quinto semestre de universidad, de Lope se fue de intercambio a España, en donde hizo contactos para exportar sus portaretratos.[6] Hoy en día, la empresa exporta a 14 países en América, Europa y Asia y produce cerca de 20,000 portaretratos a la semana.[8][9]

En 2001, de Lope inició Publicidad Universitaria LOFRAM, con una inversión de 600 pesos, que gastó en hacer tarjetas de presentación. Tuvo la idea para su negocio mientras estaba aburrido en la escuela, distraído de la clase del profesor. La empresa produce agendas, calendarios y otras publicaciones que son entregadas a los estudiantes gratis. Varias empresas le pagaron por el espacio publicitario y él empezó a producir los artículos. En 2010, su compañía se encontraba operando en Puebla, Guadalajara, Guanajuato, Monterrey y Baja California Norte.[8][9]

Para el 2002, de Lope se encontraba dirigiendo dos empresas y tenía cerca de 200 personas trabajando para él, mientras seguia con su carrera de ingeniería.[2][9] A la edad de 30 años ya había creado cinco pequeñas empresas. En 2010, unicamente estaba concentrado en tres compañías. Publicidad Estudiantil LOFRAN donde vende publicidad dirigida a estudiantes, así como folletos y revistas gratis que ofrecen en diversas universidades. El Súper Negocio en casa es una empresa dedicada a vender comestibles y medicinas. Factura Ya es una empresa que vende software a pequeñas y medianas empresas para generar recibos electrónicos necesarios a efectos fiscales en México.[5]

Proyectos recientes

En 2010 de Lope empezó una serie de proyectos de construcción de centros medicos bajo el nombre de Torres Médicas, hasta el momento cuenta con Torres Médicas Angelópolics en Puebla y Torres Médicas Veracruz.[10]

Reconocimientos

A la edad de 24 años, de Lope había ganado 16 premios y otros reconocimientos en México y en el extranjero. [8] Fue nombrado el emprendedor del año con el Premio al Emprendedor Universitario de América del Norte (North America Collegiate Entrepreneur Award).[11] Fue el primer hispanohablante en ganar el premio Estudiante Emprendedor 2000 del Centro Jefferson Smurfit Center de Estudios Empresariales de la Universidad de Saint Louis.[1][6][8]

En la actualidad, continúa siendo invitado para dar conferencias en Estados Unidos, Latinoamérica y España.[1][11]

En 2002 publicó su autobiografía “Para Los Negocios No Hay Edad”, por medio del Tecnológico de Monterrey; el prefacio de su libro fue escrito por el ex-presidente mexicano Vicente Fox.[2][4] Actualmente el libro va en la tercera edición.[8]

Referencias

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