Dictaduras argentinas

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La República Argentina ha sufrido dictaduras, tanto antes de constituirse como nación soberana, cuanto después de sancionada la Constitución del 1 de mayo de 1853.

La suma de la duración de todos estos períodos da por resultado que la República y la democracia se vieron lesionadas durante 67 años, 8 meses y 20 días, sin contar el último período que aún no ha concluido.

Introducción

Existe consenso[1][2][3] en definir una dictadura con base en dos puntos fundamentales:

a. Que exista una figura única de concentración de poder, ya sea unipersonal, facciosa o unipartidista.

b. Que haya ausencia de elecciones competitivas.

En el contexto de esta definición mayoritariamente aceptada, cabe aclarar que varias de estas dictaduras sufridas por la Argentina han sido unipersonales, o de facciones tales como la militar o grupúsculos políticos, o de partido político; una característica común a todas ellas ha sido el estar encabezadas por un único titular que dirigió la facción dominante, ya sea directamente ocupando o usurpando el cargo de Presidente de la Nación, o recibiendo la suma del poder público, o en forma solapada, ejerciendo un rol institucional diferente al de presidente.

Con relación a la cuestión eleccionaria, caben dos reflexiones: la primera, en relación a que la supuesta competitividad, puede no ser tal cuando se recurre a mecanismos de propaganda demagógica, de alteración de la transparencia o la justa competencia o a procedimientos prebendarios, que opacan la libertad de la voluntad de los ciudadanos; la segunda, que existen ejemplos de numerosas dictaduras a lo largo de la historia que, a despecho de su carácter de tales, fueron elegidas por el pueblo y convocaron a elecciones luego de asumir el poder, por ejemplo:

La dictadura de Adolf Hitler en Alemania, que accedió al poder mediante elecciones democráticas en 1933, llamó a elecciones legislativas en 1936 y en 1938, suspendiendo luego toda convocatoria electoral una vez alcanzada la mayoría absoluta en el Reichstag.

La dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay, que se extendió por más de 34 años, desde cuando asumió el gobierno el 15 de agosto de 1954, luego de ganar las elecciones del 11 de julio de ese año, hasta el 3 de febrero de 1989; convocó a elecciones en 1958, 1963, 1968, 1973 y 1978.

La estirpe de los Somoza protagonizó un caso de "dictadura familiar" en Nicaragua, que comenzó con la presidencia de Anastasio Somoza García, que asumió en 1937 y se mantuvo como dictador de facto hasta 1956, sucedido luego por su hijo Luis Somoza Debayle, que continuó en el poder hasta 1963 y luego Anatasio "Tacho" Somoza Debayle, que asumió como presidente en 1967 y continuó en el poder hasta 1979, habiendo iniciado sus presidencias dictatoriales luego de actos eleccionarios.

Dictaduras en la Argentina

De acuerdo a estos criterios de definición aceptados internacionalmente, varios períodos históricos de la Argentina vieron ensombrecido su horizonte democrático y melladas sus instituciones republicanas, por el ejercicio dictatorial del poder, a saber:

Primera dictadura

Fue encarnada por Juan Manuel de Rosas, quien, tras ser proclamado gobernador por la legislatura de la Provincia de Buenos Aires, el 8 de diciembre de 1829 ejerció el poder hasta el 18 de diciembre de 1832 y, tras un interregno de cuatro gobernaciones, reasumió como gobernador y detentó el poder desde el 7 de marzo de 1835 hasta el 3 de febrero de 1852, en que es derrocado, tras ser derrotado en la batalla de Caseros. Algunos libros de texto de nivel secundario la describían como "La primera dictadura". Entre sus dos períodos, duró 7283 días, repartidos entre 1106 días del primero y 6177 días del segundo, que equivalen, respectivamente a 3 años y 10 días y 16 años, 10 meses, y 22 días, lo que totaliza 19 años, 11 meses y 9 días.

Segunda dictadura

Fue instaurada el 6 de septiembre de 1930, tras ser derrocado el presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, instalándose en el poder –usurpando el título de presidente–, el teniente general José Félix Uriburu, quien concluyó su dictadura el 20 de febrero de 1932, cuando entrega el mando al Presidente Constitucional Agustín Pedro Justo. Se extendió por 532 días, es decir, 1 año, 5 meses y 14 días.

Tercera dictadura

Inicia con el derrocamiento de la presidencia de Ramón Antonio Castillo, iniciando la usurpación el general de división Arturo Franklin Rawson el día 4 de junio de 1943, quien ocupó el poder hasta el 7 de junio de ese mismo año, siendo reemplazado por un golpe de palacio, por el general de división Pedro Pablo Ramírez, quien detentó el poder hasta el 9 de marzo de 1944, cuando es, a su vez, depuesto por el general de división Edelmiro Julián Farrell, quien concluye su dictadura el 4 de junio de 1946. Permaneció en el poder por 1096 días, equivalente a 3 años exactos.

Cuarta dictadura

Luego de haber sido colaboracionista de la dictadura militar del general Uriburu en 1930 y -sucesiva y simultáneamente- ministro de guerra, secretario de trabajo y vicepresidente de facto del dictador Edelmiro J. Farrell, Juan Domingo Perón asume la presidencia, tras las elecciones generales del 24 de febrero de 1946 -convocadas por la dictadura militar del año 43 ya mencionada-, el 4 de junio de 1946 y, tras convocar a Asamblea Constituyente en 1949, donde se sanciona una nueva Constitución "a medida" de sus ambiciones dictatoriales, es reelecto en el acto comicial del 11 de noviembre de 1951, reinstalándose el 4 de junio de 1952, hasta el 21 de septiembre de 1955, cuando es derrocado por una nueva dictadura. Algunos libros de texto de nivel secundario la denominaban “La segunda dictadura". Ocupó el poder a lo largo de 3396 días, vale decir, 9 años, 3 meses y 17 días.

Quinta dictadura

Es encabezada por el teniente general Eduardo Ernesto Lonardi, quien, luego de un breve interinato de facto del teniente general José Domingo Molina -entre el 21 de septiembre de 1955 y el día 23 de ese mismo mes y año-, asume la titularidad de la dictadura que se conoce como Revolución Libertadora, hasta el 13 de noviembre de 1955, fecha en que es depuesto por el teniente general Pedro Eugenio Aramburu, que continúa hasta el 1 de mayo de 1958, en que entrega la presidencia a Arturo Frondizi. Se extendió por 953 días, o sea, 2 años, 7 meses y 9 días.

Este último no concluyó su mandato, debido a haber sido arrestado por una facción militar, sin embargo, se aplicaron remedios constitucionales que evitaron una verdadera dictadura, siendo sucedido el presidente Frondizi, el día 29 de marzo de 1962, por el presidente José María Guido, quien convocó a elecciones anticipadas el día 7 de julio de 1963, finalizando su mandato el 12 de octubre de 1963.

Sexta dictadura

El presidente Arturo Umberto Illia, quien asumió la presidencia el día 12 de octubre de 1963, fue derrocado el 28 de junio de 1966 por la autodenominada Revolución Argentina, cuyo primer dictador fue el teniente general Juan Carlos Onganía, quien ocupó la presidencia el 29 de junio de 1966, hasta el 8 de junio de 1970, cuando fue derrocado por un golpe palaciego y sustituido por el general de brigada Roberto Marcelo Levingston, este, a su vez, asumió el mando el 18 de junio de 1970, tras unos días de dictadura colegiada de la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, sufriendo el mismo destino que su predecesor el 22 de marzo de 1971, cuando es reemplazado por el teniente general Alejandro Agustín Lanusse, quien gobierna hasta el 25 de mayo de 1973. Se mantuvo durante 2523 días, equivalentes a 6 años, 10 meses y 26 días.

Séptima dictadura

El 25 de mayo de 1973 se inicia, tras las elecciones generales del 11 de marzo de 1973 -que fueron las primeras elecciones libres sin proscripciones políticas en más de veinte años-, un oscuro período que, a pesar de surgir de elecciones democráticas, se constituyó en una dictadura partidaria que comenzó cuando, luego de asumir en esa fecha, el presidente Héctor José Cámpora renuncia el 13 de julio de 1973, igual que su vicepresidente Vicente Solano Lima, como parte de una serie de movimientos palaciegos digitados por el entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega, que incluyeron el enviar al presidente provisional del Senado, Alejandro Díaz Bialet, a una inexistente misión en Argelia y culminaron con la investidura del entonces presidente de la Cámara de Diputados y, a la sazón, yerno de José López Rega, Raúl Alberto Lastiri (casado en segundas nupcias con Norma Beatriz López Rega, hija del anterior), para llamar a elecciones anticipadas el día 23 de septiembre de 1973, en la que gana la fórmula Perón-Perón, constituida, como presidente, por el ex dictador regresado a la Argentina y, como vicepresidente, su esposa, María Estela Martínez, verdadero objetivo final de toda la urdimbre política, que prosiguió, a la muerte de Perón, con la asunción de su viuda a la presidencia, desde el 1 de julio de 1974, hasta el 24 de marzo de 1976, cuando es derrocada por el golpe de estado de esa fecha. Abarcó un total de 1034 días, o sea, 2 años, 9 meses y 27 días.

Octava dictadura

El autodenominado Proceso de Reorganización Nacional usurpó el poder el 24 de marzo de 1976, cuando la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas tomó el control del Estado, asumiendo el teniente general Jorge Rafael Videla, como presidente de facto el 29 de marzo de ese año, hasta el 29 de marzo de 1981, cuando es sucedido por el teniente general Roberto Eduardo Viola, el que, a su vez, el 21 de noviembre de 1981, es reemplazado, tras los breves interinatos del general de división Horacio Tomás Liendo, entre el 21 de noviembre de 1981 y el 11 de diciembre de 1981 y del vicealmirante Carlos Alberto Lacoste -entre el 11 de diciembre de 1981 y el 22 de diciembre de 1981- por el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, el cual detentó el poder desde esa fecha, hasta que, luego de la desastrosa guerra que inició, sucumbió el 18 de junio de 1982, ante su reemplazo, (tras el interinato del general de división Alfredo Oscar Saint-Jean, entre el 18 de junio de 1982 y el 1 de julio de 1982), el general de división Reynaldo Benito Antonio Bignone, quien ocupa el sillón de Rivadavia hasta el 10 de diciembre de 1983, tras convocar a las elecciones generales del 30 de octubre de 1983. Abarcó un lapso de 2817 días, es decir, 7 años, 8 meses y 13 días.

Novena dictadura

También de tipo partidario, inicia con el derrocamiento, a través de un golpe de estado solapado, del presidente Fernando de la Rúa, con la asunción a cargo de la presidencia de Federico Ramón Puerta, entre el día de la caída del presidente democrático, el 21 de diciembre de 2001 y el 23 de diciembre del mismo año, en que es investido Adolfo Rodríguez Saá, que renuncia el día 30 de diciembre de 2001, ocupando interinamente el cargo Eduardo Oscar Camaño, cuya renuncia ocurre el 2 de enero de 2002, para que asuma por elección de la Asamblea Legislativa, Eduardo Alberto Duhalde, quien ejerce ilegítimamente (no ilegalmente) el poder hasta el 25 de mayo de 2003, cuando traspasa los atributos a Néstor Carlos Kirchner, tras las elecciones del 27 de abril de 2003, las que gana luego de retirarse del ballotage el ex presidente Carlos Saúl Menem; a su vez, Néstor Kirchner, traspasa los atributos de mando a su esposa, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner el día 10 de diciembre de 2007, tras las, amañadas mediante procedimientos antidemocráticos -como las listas testimoniales-, elecciones del 28 de octubre de 2007, procedimiento repetido en las elecciones legislativas de 2009 y en las del 23 de octubre de 2011, en que es reelegida, culminando su mandato el 9 de diciembre de 2015, luego de la derrota electoral del 25 de octubre y el 22 de noviembre de 2015, cuando resultó elegido el Presidente Mauricio Macri. El avasallamiento de la libertad de expresión y la invasión de otros poderes del Estado, junto con una feroz corrupción, fueron una constante durante sus dos períodos, exacerbándose esta conducta hacia el final de su segundo mandato, sin perjuicio del inicio de estos mecanismos durante el mandato de su predecesor. Su duración fue de 5101 días, vale decir, 13 años, 11 meses y 16 días.

Décima dictadura

Iniciada el 10 de diciembre de 2019, luego de que la fórmula Alberto Ángel Fernández-Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, ganara las elecciones del 27 de octubre de ese año, ha mostrado, desde su comienzo, el avasallamiento de las garantías constitucionales, de los poderes del Estado y de las Instituciones de la República. Aún se halla en el poder.

Conclusiones

De los doscientos diez años de vida de la Argentina, desde el 25 de mayo de 1810, hasta el 10 de diciembre de 2019, más de sesenta y siete años transcurrieron bajo dictaduras y, si tomamos el inicio de la república, con su Constitución, el 1 de mayo de 1853, hasta la fecha del 10 de diciembre de 2019, transcurrieron 166 años, 7 meses, y 9 días, de los cuales, como dijimos 67 años, 8 meses y 20 días, correspondieron a dictaduras comenzadas y finalizadas; expresado en otros términos, de los 60853 días de existencia constitucional de la República Argentina, 24735 días transcurrieron bajo una dictadura, esto significa que dicho sistema perverso de gobierno ocupó el 41% de la existencia de la nación.

De estos períodos, el más extenso fue el de la tiranía rosista, tanto si consideramos sus dos períodos conjuntamente, que sumaron casi veinte años (19 años, 11 meses y 9 días), como si consideramos solamente su segunda dictadura, que abarcó 16 años, 10 meses y 22 días; le sigue en duración el período que inició con el derrocamiento del presidente De La Rúa, que alcanzó una extensión de 13 años, 11 meses y 16 días, quedando en tercer lugar el período peronista que arrancó en 1946, el cual ocupó el poder por de 9 años, 3 meses y 17 días; el oscuro Proceso de Reorganización Nacional queda en un sombrío cuarto lugar, ya que usurpó el poder por 7 años, 8 meses y 13 días.

Desde otra perspectiva, el peronismo, con sus distintos períodos, suma un total de 26 años, 1 mes y 4 días de ocupación dictatorial del poder, quedando en segundo lugar la facción militar, que extendió sus tiranías por 21 años, 8 meses y 8 días.

Cuando los métodos democráticos y las instituciones republicanas son debilitados, tal como expresa Dahl[4][5], la calidad de vida se resiente[6][7] hasta niveles como los que hoy exhibe la Argentina.

Referencias

  1. Cassinelli, C. W.: Totalitarianism, Ideology, and Propaganda. The Journal of Politics 1960 22:1, 68-95.
  2. Arnold, B.: The past as propaganda: totalitarian archaeology in Nazi Germany. Antiquity, Vol. 64, No. 244, (Sep. 1990), pp. 464-478.
  3. Tsao, R. T.: The Three Phases of Arendt’s Theory of Totalitarianism. Social Research, Vol. 69, No. 2, Summer 2002, pp. 579-619.
  4. (Dahl, 1971)
  5. (Dahl, 2004)
  6. Olson, M.: Dictatorship, Democracy, and Development. The American Political Science Review,Vol. 87, No. 3 (Sep., 1993), pp. 567-576.
  7. Bhagwati, J. N.: Democracy and Development: Cruel Dilemma or Symbiotic Relationship? Review of Development Economics, Vol. 6, No. 2, (Jun. 2002), pp. 151-162.

Bibliografía

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Enlaces externos