Movimientos sociales jovenes y ciudadanía

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Movimientos sociales jovenes y ciudadanía

¿Qué tienen de nuevo los nuevos movimientos sociales?

La Sociología distingue a los movimientos sociales como la manifestación de las conductas colectivas que expresan acciones sociales tendientes a transformar, reivindicar, defender o mantener el estado actual de los hechos tanto culturales, económico y políticos. Por tanto, existen movimientos sociales de distinto tipo: reaccionarios, defensivos, reivindicativos y transformadores o revolucionarios, en los que la presencia de los jóvenes no es ajena. Aun más y en concordancia con Gramsci, bajo la perspectiva del Estado ampliado con sus bloques analíticos de sociedad política y sociedad civil, es posible analizar los movimientos sociales desde otro ángulo, en tanto éstos son esencialmente, movimientos políticos, porque expresan una parte de la relación entre gobernantes y gobernados, a la par que constituyen un agente político colectivo, el cual canaliza la fuerza social de un determinado grupo de la sociedad en la expresión de sus demandas.

Las aportaciones sociológicas más importantes al estudio de los movimientos sociales en América Latina están elaboradas por Alain Touraine (1978) y Alberto Melucci.(1994) Estos autores plantean que las acciones colectivas, las luchas conflictivas y los diferentes tipos de movimientos sociales (reivindicativos, políticos, de clase, étnicos) pertenecen a la teoría accionalista, en esta teoría destacan tres elementos constitutivos de la conducta colectiva:

  1. La presencia de una solidaridad, es decir el sistema de relaciones sociales que liga e identifica a aquellos que participan en el movimiento.
  2. La existencia de un conflicto, es decir una forma de interacción entre individuos, grupos, organizaciones o colectividades que implica enfrentamientos por el acceso de determinada demanda.
  3. Un sistema de actores, los principales son los que participan en el movimiento e identifican a su adversario.

Deducimos de lo anterior, que la identidad colectiva es elemento clave en la expresión de los movimientos sociales, se halla construida y negociada mediante procesos continuos de activación y relaciones sociales que conectan a los actores. La definición que construye el actor colectivo no es lineal sino producida por interacción y negociaciones, y algunas veces por orientaciones opuestas. Los individuos crean un nosotros colectivo, compartiendo y -laboriosamente- ajustando, nos dice Melucci (1994) por lo menos tres clases de orientaciones: aquellas relacionadas con los fines de la acción, las vinculadas con los medios-posibilidades ; y las referidas al campo en el que tiene lugar la acción.

Así el sistema de acción multipolar se organiza a lo largo de tres ejes: fines, medios y ambiente. Melucci (1994), ubica a los nuevos movimientos sociales bajo la presencia de dos rasgos fundamentales: las condiciones sociopolíticas de democratización presentes en el contexto latinoamericano, y la presencia organizada de nuevos actores (ecologistas, mujeres, jóvenes, migrantes, estudiantes) en los escenarios políticos.

“En las sociedades en vías de desarrollo, el proceso de democratización y el tema de la ciudadanía ocupan un lugar central, de hecho durante los últimos diez años ha tenido lugar un arduo proceso de autonomización de la esfera política, por una parte ha dejado de ser identificada con el Estado, y por otra se han reducido las garras de las élites oligárquicas que utilizaban al Estado como instrumento para preservar su supremacía. Por lo tanto, actualmente resulta imposible separar en América Latina la acción colectiva de las luchas por la ciudadanía, por las garantías civiles y democráticas, por el logro de formas de participación que se traducen en nuevas reglas y nuevos derechos.” (Melucci, 1994: 18)


Jóvenes y movimientos sociales

Para el caso de los jóvenes mexicanos, múltiples y diversos la lucha por la ciudadanía, aquella que los reconoce como sujetos de derechos, es un hecho incuestionable; la exigencia de transparencia y rendición de cuentas se impone, como uno de los saldos pendientes de la democracia; la lucha por los pares desaparecidos, contra la impunidad y corrupción son formas de protesta, movilización e indignación de jóvenes a nivel nacional e internacional; el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos requiere de condiciones y poderes, que día a día son reclamados por las y los jóvenes al estado mexicano; el alto a la violencia contra las mujeres es un fin que ha motivado en algunos espacios la cultura de la denuncia y protesta.

“En las últimas décadas, esos nuevos sujetos han adoptado la forma de lo que se ha dado en llamar Nuevos Movimientos Sociales. En ellos los derechos de ciudadanía se ven resignificados. Dice Johnston (2002), justamente, que los “derechos ciudadanos no son sólo aquéllos que reconoce el marco jurídico, sino que puede incluir también a los derechos que les son negados, pero que los sujetos los reivindican como legítimos. De hecho, la búsqueda por la obtención de esos derechos son los que pueden guiar y orientar a los movimientos” Un rasgo más que distingue a los nuevos movimientos sociales es la modalidad de acción con la que se presentan. Los movimientos sociales que emergieron después del 68, presentan formas de acción que rebasan las formas tradicionales de hacer política, más aún, su acción colectiva ha cuestionado las prácticas tradicionales del ejercicio del poder, rebasan la concepción tradicional del partido como vanguardia generadora del cambio social, valorando en cambio, nuevos espacios antes deslegitimados. Nos referimos al acercamiento de la dimensión personal, la revaloración de la persona humana, el reconocimiento del valor de la experiencia individual en la transformación social y a la inclusión de la vida cotidiana, como elementos fundamentales de reflexión y transformación.

Dos hechos se desprenden de tal planteamiento: la recuperación de la subjetividad y la importancia del cambio personal en la constitución de los sujetos sociales. Gramsci lo plantea del siguiente modo: (…) se puede decir que cada cual se cambia a sí mismo, se modifica, en la medida que cambia y modifica todo el conjunto de relaciones de las cuales es el centro del anudamiento. Si la individualidad misma es el conjunto de éstas relaciones, crearse una personalidad significa adquirir conciencia de estas relaciones y modificar la personalidad significa modificar el conjunto de estas relaciones.” (Gramsci, 1975: 87) En efecto, el acto de transformación, nos dice Vargas (1987), al que son llamados todos los sujetos que tienen relaciones de poder asimétricas, es un acto que supone un trabajo colectivo, no existe un sólo sujeto histórico que enfrente y transforme estas relaciones en nombre de todos los oprimidos. Más bien se reconoce la existencia de una multiplicidad de sujetos que, desde su específica opresión, cuestionan y actúan para transformar su situación. La emergencia de los nuevos movimientos sociales alimentados por diversos rostros con demandas de clase, género, condición de salud, orientación sexual, situación de exclusión, interpela a una diversidad de jóvenes que provienen de la sociedad civil. Su acción colectiva es visible y latente “ ..quienes valoran la acción colectiva desde un punto de vista tradicional la reducen a su cara visible -movilización-, sin entender que ésta es alimentada por esos marcos de referencia alternativos sobre los que se fundan las redes”. (Melucci, 1994: 65) Por ello resulta muy difícil evaluar la dimensión política de los llamados nuevos movimientos sociales. Este autor afirma que en referencia a este tipo de acción, conceptos como éxito o fracaso, no proceden porque el conflicto se da principalmente en el terreno simbólico cuestionando y trastocando los códigos dominantes sobre los cuales están asentadas las relaciones sociales.

En los últimos años, las acciones colectivas de los jóvenes mexicanos han cobrado relevancia a través de las redes sociales, el espacio cibernético se ha constituido en un medio de interlocución, denuncia, protesta y organización. Su expresión es tan celara y de tal alcance, que posibilita la expresión juvenil de disentimiento, indignación, repudio y hasta la organización en contra de aquellos actos que violentan o violan sus derechos humanos. No obstante, pensamos que la construcción de la ciudadanía como expresión del ejercicio democrático, es un proceso en construcción y en el caso de muchos jóvenes, se sustenta en un reconocimiento parcial de derechos merecidos y en una débil conciencia del derecho a tener derechos; Hannah Arendt (1994) al tiempo que la práctica de la igualdad como el lema central de los derechos humanos y ejercicio de la ciudadanía es, todavía en el capitalismo, un saldo pendiente para la ciudadanía, entre otros para las y los jóvenes.

En la sociedad mexicana las luchas de las acciones colectivas que emprenden los jóvenes están permeados justamente por “ los derechos que les son negados, pero que los sujetos los reivindican como legítimos” (Johnson 2012): movimiento de rechazados en educación media y superior; acceso a salud reproductiva y trato de calidad; reconocimiento a la diversidad sexual y las condiciones materiales, legales, culturales para el ejercicio de sus derechos; protesta y organización de mujeres estudiantes en contra múltiples formas de violencia; el derecho a tener derechos de los niños y jóvenes migrantes. No obstante, es preciso reconocer “que los jóvenes intentan con sus colectivos, sus grupos de pertenencia, sus comunidades de sentido, existir a través de ellos mismos (Reguillo,2013: 73) desafiando las formas de normalización que buscan su uniformidad, más aún muchos jóvenes buscan impugnar con sus prácticas y el uso del cuerpo, ese orden social que los controla y excluye.

Referencias

Plantilla:Arendth, Hanna. (1975) The origins of totalitarism. HBJ. New York Plantilla:Gramcsi , Antonio. (1970) Antología. Siglo XXI, México, Trad. Manuel Sacristán Plantilla:Melucci, Alberto (1994) Acción Colectiva, Vida Cotidiana y Democracia , Ed. Colegio de México. México Plantilla:Reguillo Rossana (2013) Culturas Juveniles. Formas políticas del Desencanto Siglo XXI, México Plantilla:Touraine Alan(1978) “Movimientos Sociales” Revista Colombiana de Sociología ISSN 0120-159X Nº 27. 2006 pp. 255-278 Plantilla:Vargas Virginia. (1997. “El movimiento de mujeres en América Latina: un reto para el análisis y para la acción”, en ISIS internacional. Núm. 27, Diciembre de 1997. p. 85 Plantilla:Http://bit.ly/1VnNlkb (consultado 5 de abril 2016)

autor

Alma Sánchez Olvera

Academica de la UNAM FES Acatlán

Sociología de la educación .

Sociologia y movimientos sociales

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Enlaces externos


Sociología Movimientos sociales