Emperador de la Humanidad
Plantilla:Ficticio El Emperador es el supremo líder del Imperio de la Humanidad, entidad política del universo de Warhammer 40.000. Normalmente conocido como «El Dios Emperador de la Humanidad», se trata de un psíquico inmortal de gran poder el cual, a pesar de estar en un estado intermedio entre vida y muerte, ha mantenido al Imperio unido durante aproximadamente diez mil años. Se desconoce tanto su verdadero nombre como el de sus progenitores biológicos.
Historia
El Emperador nace en la región de Anatolia en la Tierra (conocida en el juego como Terra) (aproximadamente en el 8.000 a.c.) como resultado de la fusión de las almas de los grandes maestros y sabios de la humanidad de aquella época, los cuales cometieron un suicidio ritual al descubrir que ya no podían renacer de la Disformidad. El resultado fue un ser humano con enormes poderes psíquicos y capaz de detener su propio envejecimiento; los años pasan y el Emperador observa a la humanidad mientras planea y va colocando los fundamentos de su plan destinado a asegurar el porvenir del ser humano.
Apróximadamente, en el año 30.000 d.c., el Emperador se manifiesta como uno de los diversos líderes que pelean por el control de un planeta que ha retrocedido a una especie de "barbarie tecnológica". Gracias a sus capacidades psíquicas y a los guerreros bajo su mando el Emperador se convierte en el amo indiscutible de Terra.
Entonces se dirige hacia Marte donde es reconocido por los habitantes de este planeta como el mesías profetizado por el Adeptus Mechanicus. Con la tecnología que los habitantes de Marte ponen a su disposición y el fin de las tormentas de disformidad que tenían aislados a los millones de mundos colonizados por la humanidad a lo largo de la Vía Láctea, el Emperador inicia una campaña de reconquista, la cual será conocida como La Gran Cruzada y dura algo más de dos siglos. Durante este periodo se crea el Imperio humano más grande y poderoso jamás conocido.
En la segunda mitad de la Gran Cruzada, el Imperio alcanza la franja Este de la Galaxia (o sea, el brazo galáctico que se halla en el lado opuesto al sistema solar) y aparece la Herejía de Horus. El líder del ejército imperial, Horus, uno de los primarcas y el hombre de mayor confianza del Emperador es corrompido por las fuerzas del caos e inicia una terrible guerra civil que casi lleva a la destrucción total del Imperio.
Tras épicos combates que tienen como epítome el asedio a Terra, Horus es finalmente derrotado en un duelo individual contra el Emperador; sin embargo, en el proceso el Emperador recibe graves heridas que lo dejan al borde de la muerte. En este estado es ascendido al Trono Dorado donde ha permanecido durante diez mil años, ni totalmente muerto ni completamente vivo.
Personalidad del Emperador
El Emperador, supremo gobernante de la raza humana y el mayor organizador de la misma, resulta una personalidad interesante. En los pocos textos donde aparece antes de su Ascensión al Trono Dorado es visto como un individuo contradictorio, pues alterna el comportamiento de una divinidad benevolente con las debilidades de un ser humano común.
Se sabe que es incapaz de sentir emociones negativas tales como el miedo, el odio, la ira, etc.; sin embargo, en su trato con los primarcas se muestra obsesivo, inconsecuente, apasionado, en ocasiones irracional, ignora ciertos hechos que cualquier otro hubiera dado por sentado, confía allí donde otros hubieran recelado... Basta destacar su duelo final con Horus, en el cual su principal pensamiento es la preocupación y deseo de redención por su hijo pródigo, que se ha pasado al bando contra el que ha luchado con denodado esfuerzo, y sólo el ver la crueldad de la que es capaz Horus al masacrar a otro primarca Sanguinus de los Angeles Sangrientos, después de que éste hubiera tenido que atravesar una nave poseída por las fuerzas del Caos para llegar a donde estaba su señor, lo mueve a actuar.
Esto nos revela el verdadero ser del Emperador, un humano, con poderes divinos cierto, pero también con una misión y deberes que implican una pugna contra todo un universo hostil a la humanidad. En el fondo, se podría decir que la capacidad de amor del Emperador hacia la humanidad es su mayor debilidad pero también su mayor fortaleza; sin aquel amor casi ciego (un deseo de amar alimentado por años de soledad y de ver a los seres queridos morir, pues se sabe que el Emperador tuvo varias familias durante su milenaria vida y muchas personas a las cuales apreció) probablemente hubiera podido detener a los rebeldes dirigidos por Horus antes de que produjeran demasiado daño; pero también sin ese mismo amor apasionado, tan comprometido con salvar a la humanidad de su propia corrupción (manifestada en las fuerzas del Caos) no hubiese tenido la motivación para luchar tanto y tan denodadamente por la raza humana y perseverar en su empeño de darle un futuro mejor.
La Verdad Imperial
Una de las medidas de más largo alcance que tomó el Emperador en la que se ven reflejadas sus convicciones y puntos de vista fue el de proscribir las religiones imponiendo en su lugar la Verdad Imperial, basada en la ciencia y en la lógica. Esta medida fue lo que lo llevaría a estar en malos términos con Lorgar, uno de los Primarcas y comandante de los Portadores de la Palabra. La Legión que veía al Emperador como un dios, al destruir el Emperador sus creencias Lorgar se lanzó a la adoración del Caos, creando una brecha en las filas imperiales y llevando como resultados últimos la Herejía de Horus y la guerra civil.
Con el correr del tiempo y tras su confinamiento en el Trono Dorado, sin embargo, parece que el Emperador cambia su perspectiva sobre la religiosidad, al brindar ayuda mediante sus poderes a agentes del Imperio tales como los Santos en Vida y al producir «milagros» que se narran en algunos libros de relatos de Warhammer 40,000 (por ejemplo, en Los Fantasmas de Gaunt).
Hechos
- Se sabe que el Emperador creó a los veinte primarcas con su propio ADN; de allí que todos los marines espaciales (creados a partir del ADN de los veinte primarcas) sean en cierta forma descendientes consanguíneos del Emperador.
- El Trono Dorado está situado en el Palacio Imperial, sobre el territorio de lo que hoy es el subcontinente Indio, y gran parte de China, en la cordillera del Himalaya. Este dispositivo además de mantener al Emperador con vida le permite canalizar la energía de miles de psíquicos a un señalizador interestelar conocido como el Astronomicón, situado asimismo en los Himalayas; el señalizador genera el Rayo de la Esperanza (también conocido como el Camino Dorado), una poderosa emisión que facilita los viajes interestelares a través de la disformidad.
- Durante su larga vida el Emperador ha tenido hijos mediante métodos naturales (relaciones sexuales). Esta descendencia es conocida como los sensei, los cuales disponen de varias de las capacidades del Emperador y se supone que han sido los grandes líderes de nuestra historia. Ninguno heredo el poder del Emperador para detener su envejecimiento.(Esto es una creencia Eldar no ratificada por el Imperio que se menciona en el libro "Hijo del Caos").
Trono Dorado
Es una maravilla de la Edad Oscura de la tecnología, que permite al Emperador de la Humanidad mantenerse vivo a pesar de las graves heridas sufridas durante su combate con Horus en el asalto a Terra que tuvo lugar durante la Herejía de Horus, y desde la cual está conectado al Trono Dorado. Se halla en el Palacio Imperial en Terra.
Desde él, el Emperador gobierna el vasto Imperio de la Humanidad, ilumina, como un faro de energía psíquica, el camino a través de la disformidad, causando la muerte cada día a 1.000 astrópatas que lo acompañan en esa misión debido a la enorme energía generada, para que las naves espaciales puedan seguir su curso a través de la disformidad sin perderse en ella.
Para saber más hay que leer el códex de la segunda edición, debido a que Games Workshop España borró el resto de la información aquí expuesta.
Enlaces externos
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