Críticas al feminismo

De borradopedia
Ir a la navegación Ir a la búsqueda


Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".

El movimiento feminista, las teorías feministas y la perspectiva de género (llamada "ideología de género" por sus detractores) han sido objeto de numerosas críticas desde diferentes ámbitos, incluyendo sectores académicos, religiosos, antifeministas, humanistas y movimientos políticos. Asimismo, un sector dentro del propio feminismo, denominado feminismo disidente, ha manifestado autocríticas y discrepancias con el rumbo actual del movimiento feminista.[cita requerida]

Las principales críticas se basan en diversas características atribuidas al feminismo que incluyen el ginocentrismo, el hembrismo (sexismo), la radicalización, el autoritarismo, el vandalismo, el dogmatismo y el fundamentalismo, la promoción de la misandría (odio hacia el género masculino), el uso de falacias argumentales, la tergivesación y malinterpretación de datos estadísticos, la estigmatización del género masculino, el sesgo de género, la oposición a la igualdad jurídica, la censura de opiniones disidentes (bajo la excusa de la corrección política), la desvirtuación de los objetivos del feminismo clásico, la influencia del marxismo y la visión dicotómica y esencialista enfocada meramente en diferencias de género.[cita requerida] Otras críticas señalan que el feminismo niega u omite que la que la desigualdad de género también perjudique a los hombres.[cita requerida]

Desde esta perspectiva, se afirma que la corriente mayoritaria del feminismo se habría visto notablemente influenciada por otras corrientes como el feminismo radical, feminismo cultural, feminismo separatista, separatismo lésbico y el feminismo marxista, desvirtuando los objetivos iniciales del feminismo, que perseguían la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.[cita requerida]

Críticas al Feminismo

Desconocimiento y tergiversación de los datos empíricos

Una de las críticas habituales sostiene que el feminismo malinterpretaría deliberadamente o ignoraría la evidencia empírica que demuestra que los hombres también sufren la desigualdad, marginalidad, injusticias y desprotección, de acuerdo a distintos indicadores estadísticos:[cita requerida]Plantilla:Quién

El 79% de las víctimas de homicidio a nivel global son hombres.[1] La expectativa de vida promedio de los hombres es 5 años más baja que la de las mujeres.[2] Históricamente, la inmensa mayoría de los muertos en conflictos bélicos han sido hombres. Por ejemplo, en la guerra de USA-IRAK un 97,68% de los fallecidos eran hombres . El 75% de los suicidios es cometido por hombres contra un 25% de mujeres.[3] Los hombres son los que más sufren accidentes laborales. En Argentina el 81% de los accidentes laborales son sufridos por hombres, en comparación con un 19% de mujeres.[4] Cabe diferenciar la cifra de accidentes laborales con la de fatalidades ocurridas en el ambiente de trabajo, la cual llega a ser hasta 430 hombres al año contra 21 mujeres a cifras de 2018 (19 hombres más y 8 mujeres menos comparando con cifras de 2016).[1] En relación al trabajo infantil, se calcula que los niños tienden a participar más en la producción económica que las niñas (148,3 millones de niños contra 116,1 millones de niñas).[5] En materia económica, el 65% de los bienes registrados en Estados Unidos son poseídos por mujeres, contra un 35% poseído por los hombres.[6] A nivel global, el 54% del sector terciario (servicios) es ocupado por mujeres. Se trata del sector predominante en las economías desarrolladas, siendo estos empleos los de mejores condiciones laborales.[7] Entre el 75% y el 80% de los sin techo (homeless) son hombres.[8] Respecto a la educación, las tasas de egreso de la educación primaria y secundaria son prácticamente iguales en hombres y mujeres,[9] mientras que las mujeres representan la mayoría de estudiantes a nivel global y tienen mayores tasas de egreso universitario.[10]

Otro argumento indica que el feminismo recurriría a la exageración y magnificación de las cifras de muertes por violencia de género, reproducidas mediáticamente, para generar impacto, adhesiones y paranoia.[cita requerida]Plantilla:Quién Desde el feminismo se ha planteado que la violencia de género constituiría la principal causa de muerte en mujeres. Sin embargo, informes de la OMS (2015) señalan que la violencia interpersonal (que incluye a la violencia de género, entre otras) se encuentra en el puesto Nº 47 entre las causas de muerte en mujeres a nivel mundial, detrás causas como caídas, incendios, asma, infecciones respiratorias, etc.[11][12]

De acuerdo a esta perspectiva, los datos de la realidad contradicen terminantemente la tesis de Kate Millett sobre la existencia de un supuesto patriarcado como organización social vigente a nivel global, definida como un régimen político a través del cual la población masculina ejercería el control sobre la población femenina.[13]

La académica y filósofa Christina Hoff Sommers denuncia una creciente misandria en el movimiento feminista y la patologización de la masculinidad por parte de los estudios de género, que adjudican los males de la sociedad al género masculino.[cita requerida] Afirma que el feminismo contemporáneo plantea una lucha maniquea entre ambos sexos, recurriendo a una combinación de teoría conspiracionista, propaganda, mentiras e hipérboles. Por ejemplo, en relación a la desigualdad salarial, señala que el feminismo omite factores como el tipo de carrera y campo de ocupación (hombres y mujeres tienden a escoger determinadas carreras) y la cantidad de horas trabajadas. Afirma que al controlar las distintas variables, las diferencias se reducen a niveles casi inexistentes.[14][cita requerida]

El discurso de odio contra los hombres

Consignas pintadas en paredes de edificios de la Provincia de Chaco, Argentina, durante el 32º Encuentro Nacional de Mujeres. Es frecuente la aparición de este tipo de consignas en la vía pública durante las movilizaciones feministas en Argentina.

Otra crítica recurrente al feminismo denuncia la supuesta retórica misándrica y violenta utilizada por sectores radicalizados del feminismo, que promovería el odio, la agresión y la discriminación hacia el género masculino.[cita requerida]Plantilla:Quién Diferentes expresiones vertidas por referentes intelectuales y militantes feministas darían cuenta de este discurso de odio contra los hombres:

En las manifestaciones a favor de la legalización del aborto realizadas en distintas ciudades de Argentina, convocadas por manifestantes denominadas "pañuelos verdes" (por la insignia adoptada por el movimiento feminista en Argentina), se reproducen habitualmente eslóganes misándricos, anti-heterosexuales y/o violentos tales como: “muerte al macho”, “matá a tu chongo”, “abortá la heterosexualidad”, “machete al machote”, “hetero muerto, abono para mi huerto”, “hacete torta la vida es corta”, “muerte a la gorra”, "si nos organizamos los matamos a todos" y “la única iglesia que ilumina es la que arde”.[15][cita requerida]

Además existen numerosas expresiones misándricas exhibidas en obras de autoras feministas que también conformarían este discurso de odio, entre las que se pueden incluir:

"Llamar a un hombre animal es halagarlo; él es una máquina, un consolador andante"

Valerie Solanas (escritora y feminista radical), Manifiesto S.C.U.M.[16]

"Bajo el patriarcado, el hijo de cada mujer es su potencial traidor y también el inevitable violador y explotador de otra mujer"

Andrea Dworkin (escritora feminista radical y activista anti-pornografía), Our Blood, p. 20.[17]

"Si la vida es para sobrevivir en este planeta, debe haber una descontaminación de la Tierra. Creo que esto irá acompañado de un proceso evolutivo que dará como resultado una reducción drástica de la población de hombres. La gente tiene miedo de decir ese tipo de cosas"

Mary Daly (filósofa feminista radical, académica y teóloga), No Man’s Land: Entrevista a Mary Daly, por Susan Bridle[18]

"Creo que el odio hacia los hombres es un acto político honorable y viable, que el oprimido tiene derecho a odiar a la clase que le oprime"

Robin Morgan (activista del feminismo radical, periodista, poeta, escritora y editora de Ms. Magazine.), Lesbianism and Feminism: Synonyms or Contradictions?, p. 178.[19]

"La proporción de hombres debe reducirse y mantenerse en aproximadamente un 10% de la raza humana"

Sally Miller Gearhart (docente, escritora y activista política feminista), The Future - If There Is One - Is Female[20]

"La heterosexualidad es una costumbre inamovible a través de la cual las instituciones supremacistas masculinas aseguran su propia perpetuidad y control sobre nosotras. Las mujeres son atrapadas, mantenidas y contenidas a través del terror, la violencia y el rociado de semen"

Cheryl Clarke (ensayista, poeta, educadora y activista feminista), Words of Fire, p. 244[21]

“Y si el violador profesional puede separarse del heterosexual dominante [masculino], puede ser principalmente [debido a] una diferencia cuantitativa”

Susan Griffin (filósofa, feminista radical, escritora y guionista), “Rape: The All-American Crime”; Ramparts Magazine, p. 30[22]

(Refiriéndose a las autoras del manifiesto WAS - “Women against sex”) "Siento lo que sienten: odiar a los hombres, esa mezcla volátil de lástima, desprecio, disgusto, envidia, alienación, miedo y rabia contra los hombres... por los hombres con los que las mujeres comparten sus vidas: esposos, amantes, amigos, padres, hermanos, hijos, compañeros de trabajo"

Judith Levine (escritora, periodista y activista política), My Enemy, My Love, p. 3.[23]

"Yo creo que las mujeres tienen una capacidad para entendimiento y compasión, que los hombres estructuralmente no tienen, y no la tienen porque no pueden tenerla. Simplemente son incapaces de tenerla"

Barbara Jordan (abogada, profesora y líder política), Running as a Woman, p. 266[24]

"Las relaciones sexuales [penetración] son la expresión pura, estéril y formal del desprecio por las mujeres"

Andrea Dworkin (escritora feminista radical y activista anti-pornografía), Intercourse, p. 253[25]

"La conciencia feminista es la conciencia de la victimización... ser consciente de una fuerza extraña y hostil fuera de uno mismo ... Para algunas feministas, este poder hostil es la 'sociedad', o 'el sistema'; para otros, es simplemente el hombre"

Sandra Bartky (profesora de filosofía y estudios de género), Femininity and Domination, p. 15[26]

"No tendremos hijxs [hijos], adoramos la soledad, celebramos e insistimos en la destrucción de toda relación de pareja, monogamia, uniones sentimentales, hetero-compromisos, enamoramientos, amor romático o relaciones agazapadas bajo la mierda del amor libre. Todas establecen territorios y jerarquías de opresión"

Leonor Silvestri (filósofa feminista), Foucault Para Encapuchadas.[27]

Feminismo disidente: críticas en el seno del propio feminismo

Cassie Jaye, ex-militante feminista y directora del documental "The Red Pill", inicialmente concebido como una crítica a un movimiento masculinista. En el transcurso de su investigación, abandonó el feminismo y se convirtió en una de sus principales críticas.

Escritoras como Camille Paglia, Christina Hoff Sommers, Jean Bethke Elshtain, Elizabeth Fox-Genovese, Lisa Lucile Owens [28] Peggy Sastre y Daphne Patai se oponen a posiciones adoptadas por el movimiento feminista, a pesar de que se identifican como feministas. Argumentan, por ejemplo, que el feminismo frecuentemente promueve la misandría (odio hacia los hombres) y la superioridad de los intereses de la mujer por sobre los intereses del hombre. Asimismo critican las posiciones del feminismo radical, al punto de considerarlas perjudiciales tanto para hombres y mujeres.[29][cita requerida] Daphne Patai y Noretta Koertge argumentan que el término "anti-feminista" se utiliza como instrumento para censurar el debate académico y las críticas contra el feminismo, evitando el intercambio de argumentos.[30] Lisa Lucile Owens sostiene que ciertos derechos que se extienden exclusivamente a las mujeres son patriarcales porque eximen a las mujeres de ejercer un aspecto crucial de su agencia moral.[31]

Camille Paglia, académica y crítica social, se define como feminista igualitaria, califica al feminismo contemporáneo como un dogma y cuestiona la validez de sus principales argumentos.[cita requerida] Afirma que el feminismo estigmatiza al género masculino, a partir de generalizaciones de dudoso rigor, y le atribuye la inmensa mayoría de los males sociales, omitiendo sus contribuciones a la humanidad y el papel de los hombres nobles. Sostiene que el feminismo contemporáneo sería un movimiento elitista liderado por un sector burgués del feminismo, principalmente integrado por mujeres acomodadas, de profesiones liberales, con experiencias de vida totalmente ajenas a las de las mujeres de clase trabajadora y que no sería representativo del género femenino. En su opinión, las mujeres deberían abandonar esta estrecha y sesgada visión de género, al igual que el el infantilismo de exigir políticas de privilegio, para lograr un trato igual en la sociedad, en tanto que la libertad implica una responsabilidad individual.[cita requerida] Paglia denuncia que el feminismo ha traicionado a las mujeres, ha alienado a ambos géneros y ha sustituido el diálogo con la corrección política (como herramienta de censura). Por otra parte, sostiene que el feminismo instala una visión negativa y discriminatoria sobre las madres que se dedican a la crianza de sus hijos. También plantea que las diferencias salariales entre hombres y mujeres se justificarían por variables que no tienen relación con la discriminación sexual (ej: diferencias entre el tipo de trabajo desempeñado, elección laboral y carga horaria según género), y que la existencia de falsas denuncias de abuso sexual es un problema que debería ser atendido. Paglia desarrolló una fuerte crítica al concepto de "heteropatriarcado" (en Occidente), al que juzga como "una estupidez que descalifica cualquier análisis". Por otra parte, critica al construccionismo social, adoptado como marco teórico por el feminismo hegemónico, por ignorar la biología. Paglia critica el discurso victimista del feminismo posmoderno y le atribuye el efecto paradójico de reforzar percepciones de debilidad y privilegio sobre la mujeres.[32][33][34]

Violación del principio de igualdad jurídica

La argentina Roxana Kreimer, filósofa y dra. en Ciencias sociales perteneciente al espacio "Feminismo Científico", señala que en las denuncias por violación y acoso sexual proliferan situaciones de "linchamiento público" y denuncia la metodología del denominado escrache.[cita requerida] Indica que es necesario preservar garantías constitucionales básicas como el principio de inocencia y la necesidad de esperar la sentencia firme en el marco de un proceso judicial. Por otra parte, critica la ley de femicidio sancionada en Argentina indicando que "quiebra un principio constitucional básico que es la igualdad ante la ley. Es decir, si en las mismas circunstancias, un varón mata a una mujer tiene la pena agravada respecto de la pena que recibe una mujer por el mismo delito" y plantea las dificultades técnicas que existen, en muchos casos, para determinar si el crimen fue motivado por una cuestión de género.[35][cita requerida]

La investigadora española María del Prado Esteban Diezma se pronunció en oposición a la Ley de Género sancionada en España en 2004.[cita requerida] A su juicio, dicha ley "parte del principio de que la violencia sobre la mujer es estructural, producto de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres". De acuerdo a este supuesto, todos los varones serían potencialmente maltratadores por su sola condición de género. Prado Esteban considera que esta es una afirmación arbitraria, en tanto justifica la injusticia de que los dos sexos no respondan de sus acciones de la misma manera. Asimismo la califica como un agravio tanto para los hombres, que son castigados de forma mucho más severa, como para las mujeres, que son despojadas de su naturaleza humana más esencial, la responsabilidad sobre sus actos, y tornadas en infantiles e inmaduras y, por ello, necesitadas de la “especial protección” de las instituciones.[36][cita requerida]

La manipulación sexual

Esther Vilar, escritora, médica y socióloga germano-argentina expuso sus crítica al feminismo en su obra El Varón Domado, que ha sido objeto de fuertes controversias y cuestionamiento. Su publicación le valió amenazas de muerte que la llevaron al exilio.[cita requerida] En dicho texto, argumenta que existen desigualdades en perjuicio del género masculino y una cultura que promovería la manipulación del hombre por la mujer a través de la sexualidad.[cita requerida]

Según la tesis de Vilar, la mujer utilizaría su capital sexual para la explotación del hombre. Los hombres habrían sido habituados y condicionados (retomando el condicionamiento clásico de Iván Pávlov) para servir y obedecer a la mujer, ofreciéndoles la posibilidad del sexo como contraprestación.[cita requerida] La autora afirma que la dominación del hombre seguiría el patrón "sexo a cambio de manutención o dinero" y que, para este fin, la mujer se valdría de estrategias de seducción, junto con la sobreestimulación sexual a través de los medios. También sostiene que durante la socialización primaria, las madres inculcarían valores a sus hijos varones que serían funcionales a este propósito, incluyendo la caballerosidad, el sacrificio, la obligación de asumir los gastos y el deber de protección de la mujer.[cita requerida]

Partiendo de esta base, Vilar postula que existen mujeres que eligen, voluntariamente, vivir a costa del hombre para aprovechar estos beneficios.[cita requerida]

Es importante señalar que la autora publicó El Varón Domado en 1971, en un contexto en el que mayoría de las mujeres dependía económicamente de sus parejas masculinas.[37]

Falta de representatividad

Algunos detractores critican que el movimiento feminista se atribuya la representatividad del género femenino y afirman que, en realidad, sólo se trataría de una expresión de un sector minoritario entre las mujeres.[38] Una gran cantidad de mujeres se ha manifestado en contra del feminismo a través de la campaña "#Women Against Feminism", llevada a cabo en las redes sociales.[cita requerida] Encuestas realizadas en Estados Unidos sugieren que menos de 1 de cada 5 mujeres jóvenes se definirían como "feministas".[39] Un estudio similar realizado en Reino Unido llegó a la misma conclusión.[40] Otra encuesta señala que la mayoría de los europeos no se identifican como "feministas", con un rango que va del 8% de respuestas afirmativas en Alemania hasta un 40% en Suecia. Simultáneamente, un 80% de los encuestados manifestó apoyar la igualdad de género.[41]

Críticas epistemológicas a las inconsistencias de la llamada "ciencia feminista"

Los epistemólogos Cassandra Pinnick, Noretta Koertge y Robert F. Almeder realizaron una crítica a la denominada "ciencia feminista" y la epistemología feminista en su obra "Scrutinizing feminist epistemology" (escrutinio de la epistemología feminista).[cita requerida] Estos autores plantean cuatro críticas principales:

1) Corrección política: las epistemólogas feminista proponen la implementación de criterios políticos para anticiparse o anular el razonamiento científico basado en la evidencia, a fin de suprimir las verdades que resultan inconvenientes para la agenda feminista y promulgar falsedades que sean compatibles con ella.[cita requerida]

2) Tribalismo: las epistemólogas feministas piensan que todas las mujeres (o todas las feministas) piensan, o deberían pensar, de la misma manera. En particular, adoptan o deberían adoptar un estilo o metodología epistémica “femenina” común, aplicable a todos los campos de investigación, considerada superior, tanto para generar un conocimiento más objetivo como para servir los intereses de las mujeres.[cita requerida]

3) Conservadurismo auto-derrotante: la epistemología feminista desestima sus propios objetivos al tomar los valores no occidentales o "femeninos" como incuestionables, incluso cuando estos valores adhieren a la opresión sexual y de castas.[cita requerida]

4) Cinismo: las epistemólogas feministas rechazan la búsqueda de objetividad y verdad por considerarla una imposibilidad, y consideran que la pretensión de lograrla es una máscara para un juego de poder que en la práctica sirve a los intereses de los "hombres blancos heterosexuales y occidentales" a expensas de todos los demás.[42]

Mario Bunge, físico, filósofo y epistemólogo argentino, realizó una severa crítica contra el feminismo filosófico. Bunge afirma que el feminismo académico rechaza todo el conocimiento científico obtenido hasta el presente por considerarlo una siniestra herramienta de dominación masculina para oprimir a las mujeres (enuncia irónicamente que "la verdad tendría sexo").[cita requerida] Asimismo define al feminismo académico como una de las tres "industrias del sexo" junto con la sexofobia, practicada por las iglesias cristianas, y la sexomanía, practicada por el psicoanálisis. En opinión de Bunge, las "empresarias" de esta industria feminista postularían que la "ciencia masculina" debería ser reemplazada por una "ciencia feminista", hasta el momento no desarrollada, y otras más radicales afirmarían que la ciencia y la lógica serían "androcéntricas e incluso "falocéntricas" y, por lo tanto, enemigas del género femenino.[cita requerida] El autor cree que esta concepción engañosa de la ciencia desacredita la noble causa de la igualdad de género. Además denuncia que esto resultaría en un efecto búmeran, desalentando que las mujeres estudien ciencias y técnicas y dejándoles el campo libre a los varones. Para Bunge, las filósofas feministas ignorarían que "la razón no tiene sexo" y únicamente lograrían segregarse, reuniéndose en sus propias sociedades y congresos, además de ocuparse frecuentemente de nimiedades (Bunge ilustra este punto compartiendo la anécdota de una colega que realizó una crítica sobre Aristóteles por sus expresiones acerca de la menstruación) en vez de estudiar los aspectos relevantes del problema social y político del puesto de la mujer en la sociedad.[43][44][45][46][47]

La filósofa y epistemóloga británica Susan Haack, quien se define como feminista, manifiesta un rechazo categórico hacia la epistemología feminista, a la que considera carente de rigor, y advierte que sus lineamentos promueven la contaminación de la investigación honesta por las ideas políticas, y que esto encierra un peligro potencial de tiranía.[cita requerida]

Haack rechaza la idea de "un punto de vista femenino", predicada por las feministas contemporáneas, y su búsqueda de un cambio de normas supuestamente "androcéndricas" por otras "ginocéntricas" en materia epistemológica. En cambio, sostiene que las diferencias en el estilo cognitivo se explican por factores individuales más que por una cuestión de género; son las idiosincrasias individuales y no el "grupo de pensamiento" lo que produce cualquier innovación, sea de índole filosófica, científica y artística. Incluso si hubiese una "forma de conocimiento femenina", no se ha demostrado que sea superior a la de los hombres en procedimientos de investigación u otros estándares.[cita requerida]

Haack denuncia el nuevo cinismo de la epistemología feminista, que concibe a la ciencia como una institución social permeada de valores (androcéntricos y sexistas) y que privilegia la importancia de las preferencias políticas, el prejuicio y la propaganda, sobre el peso de la evidencia científica al determinar qué teorías se aceptan.[cita requerida] Esto suele derivar en la afirmación que la realidad es construida (construccionismo social) y que la verdad es relativa. El feminismo contemporáneo tiene, en su opinión, la ambición imperialista de colonizar la ciencia: los valores feministas determinarían qué teorías son aceptadas. Las dos líneas de argumentación de este nuevo cinismo son la subdeterminación (es legítimo creer en cualquier teoría en tanto se acomode a los propios propósitos políticos) y la carga de valores (proposiciones acerca de qué cosas son "deseables" o "deplorables" podrían ser evidencia de que las cosas "son" o "no son"). Otra versión de este argumento se fundaría en la afirmación de que es imposible excluir los valores contextuales (factores sociopolíticos) de la ciencia, que encierra una falacia non sequitur: los científicos no pueden abandonar completamente sus prejuicios pero eso no significa que los prejuicios deban determinar la elección de la teoría.[cita requerida]

En contraposición a la epistemología feminista, Haack postula que la aceptación de una teoría debería basarse en la garantía y la calidad de la evidencia; es decir que la política no debería inmiscuirse en la ciencia. Y advierte que, de cumplirse las aspiraciones de la epistemología feminista, se acabaría con la integridad de la investigación y la libertad de pensamiento y, consecuentemente, se causaría un daño a la humanidad y ninguna ayuda a la mujer.[48][49][50]

Adoctrinamiento ideológico, falacias y estudios de género

El feminismo ha sido acusado de ejercer el adoctrinamiento ideológico en las instituciones educativas.[cita requerida] Daphne Patai, académica y feminista disidente, desarrolló una extensa investigación, publicada junto a Noretta Koertge bajo el título "Professing Feminism" (1994), destinada a evaluar la enseñanza de los estudios de género y sus consecuencias en el alumnado.[cita requerida] Llegó a la conclusión de que los estudios de género funcionaban como una herramienta de adoctrinamiento ideológico, imponiéndoles las teorías feministas como dogma. Los alumnos entrevistados habían adquirido una capacidad comprensiva industrializada y pre-fabricada, en la que coexistían perfectamente ideas contradictorias y percepciones incompletas con argumentos fallidos. Además eran incapaces de formular críticas a las teorías aprendidas. Los educadores también presentaban falencias similares. El resultado era un alumno que reproducía eslóganes de propaganda, con un pensamiento crítico "zombificado" y una bruta pasión por la corrección política. Patai denuncia lo que ella define como el "anti-intelectualismo del feminismo moderno" al que concibe como un tipo de culto religioso. Asimismo analiza las fuentes pedagógicas del feminismo, entre las que destaca las prácticas de Paulo Freire para la alfabetización del adulto , la revolución cultural china y las técnicas intervencionistas de psicoterapia. De acuerdo a esta autora, la teoría feminista tendría un atractivo especial para personas psicológicamente vulnerables (y señala casos paradigmáticos como los de Valerie Solanas y Andrea Dworkin).[51][52]

El catalán Félix Ovejero, doctor en economía y profesor de ética, realiza una profunda crítica del aparato conceptual del feminismo.[cita requerida] Sostiene que el feminismo contemporáneo desarrolla un léxico autorreferencial (incluyendo sintagmas como "microagresiones", "mansplaining", "bropropriating", "manterruption" etc.), que genera confusión en los interlocutores, con el propósito de socavar los territorios comunes en el escenario de una batalla política.[cita requerida] Este despliegue léxico superpondría, sin distinción, varios registros: «el normativo y el positivo, el cómo son las cosas y el cómo nos parecen, bien o mal, con la biología como sospechosa habitual; el académico-técnico y el común, el uso preciso y explícito y las palabras comunes de la tribu, como se ha visto con las decisiones judiciales; los actos locutivos y los ilocutivos, cuando los adjetivos, abandonada su función clarificadora, se usan para acallar discrepancias (censura) o desatar emociones».[cita requerida]

Ovejero considera que esta superposición acarrearía consecuencias insanas para el debate de las causas justas:

1) El nuevo léxico crea una falsa ilusión de precisión y degrada los debates.[cita requerida]

2) La discusión se obstaculiza por las malas maneras argumentales: los hechos se confunden con valores (falacias naturalistas y moralistas), técnicas estadísticas distorsionadas y omnipresencia de la falacia ad hominem (descalificación del hombre por su sola condición de género).[cita requerida]

3) Se confunde la discusión de teorías académicas y propuestas políticas. La crítica a ciertas teorías se considera una "descalificación del movimiento emancipador" (feminismo). Poner en duda una tesis determinada, por lo tanto, es considerado un "acto de opresión" (el autor ironiza al respecto: «discutir la calidad epistémica de la "perspectiva de género" no es defender la violación»). [53][54][cita requerida]

Crisis de la masculinidad: las críticas de Jordan Peterson

El canadiense Jordan Peterson, doctor en psicología clínica y profesor universitario, afirma que el feminismo contemporáneo ha provocado una crisis de la masculinidad.[cita requerida]

Peterson sostiene que las diferencias en los roles de género no se reducirían a una construcción social, como sostienen los feministas posmodernos, y pone énfasis en las investigaciones científicas que dan cuenta de la influencia del factor biológico. Señala, por caso, las diferencias en las estrategias reproductivas de ambos sexos según la teoría de la selección sexual (observables tanto en seres humanos como en animales).[cita requerida]

El autor argumenta que la doctrina del "patriarcado" estigmatiza al género masculino, asociando masculinidad con tiranía, y denuncia que esto estaría acarreando graves consecuencias psicológicas para los hombres, especialmente las generaciones jóvenes, produciendo lo que define como una "crisis de la masculinidad".[cita requerida]

Peterson postula que la mayor parte de las estructuras jerárquicas en la sociedad están basadas en la competencia, y que las jerarquías son inevitables. En su opinión, la doctrina feminista (a la que asocia con la izquierda posmoderna) imputaría, sin ninguna base fáctica, la existencia de las jerarquías en la sociedad a un "malvado patriarcado", responsabilizando así al género masculino. En este sentido, las feministas, que conciben la idea de jerarquía como mera construcción social, omitirían las evidencias aportadas por la biología evolutiva y la neurociencia que demuestran la antigüedad de las jerarquías.[cita requerida]

A la hora de explicar la relación entre marxismo y feminismo contemporáneo, Peterson denuncia que los pensadores posmodernos de izquierda, luego del fracaso del comunismo, recurrieron a una maniobra ingeniosa que consistió en sustituir el foco del debate: de la lucha de clases a la lucha de identidades.[cita requerida]

En relación a la desigualdad de género, afirma que la supuesta brecha salarial de género en realidad se explicaría por otros factores: los hombres realizarían con mayor frecuencia trabajos más peligrosos, con jornadas más largas y a mayor distancia, y tenderían a elegir trabajos orientados a las cosas (como ingeniería), lo cual facilitaría el ascenso social, mientras que las mujeres mostrarían un mayor interés en trabajos orientados a las personas (como enfermería).[cita requerida]

Respecto a la denominada violencia de género, Peterson sostiene que esta problemática es, simplemente, una consecuencia de la desproporcionalidad de fuerzas entre hombres y mujeres (los hombres, biológicamente, están dotados de una mayor fuerza física); al mismo tiempo, remarca que la probabilidad de ser víctima de violencia es muy superior en los hombres.[55][56][cita requerida]

Críticas al denominado "lenguaje inclusivo"

El uso del llamado "lenguaje inclusivo", promovido por el feminismo contemporáneo, ha sido objeto de múltiples cuestionamientos.[cita requerida]Plantilla:Quién

Sus detractores sostienen, entre otros argumentos, que la evidencia empírica refutaría la hipótesis de una supuesta relación entre el género gramatical y la igualdad de género (o la posición de la mujer en la sociedad).[cita requerida]Plantilla:Quién

El traductor y ensayista Mo’ámmer Al-Muháyir explica este punto a partir de investigaciones sobre diferentes lenguas y culturas, considerando los contextos sociolingüísticos. Por ejemplo, el árabe clásico se caracteriza por el uso predominante del género gramatical femenino para aludir a ambos géneros y, paradójicamente, las sociedades árabes son consideradas machistas.[cita requerida] Otro caso es el del japonés, que carece de género gramatical, lo cual debería promover una sociedad más igualitaria; sin embargo, la sociedad japonesa es considerada machista y conservadora.[cita requerida] A partir de la evidencia, llega a la conclusión de que "cambiar las normas de la gramática relativas a los géneros en la lengua castellana no surtiría ningún efecto en cambiar las prácticas culturales en los países hispanohablantes ni el papel que la mujer ocupa en nuestras sociedades".[cita requerida]

De acuerdo a Al-Muháyir, la teoría del masculino genérico como signo machista se trataría de "un mito amparado en el monolingüismo, es decir, una creencia que sólo es posible sostener si se toma a la lengua castellana como único marco de referencia para universalizar conclusiones que tienen serias implicancias sociológicas y neurolingüísticas" y sostiene que al "no poder concebir otras formas de pensamiento gramatical ajenas a la nuestra, el hablante puede confundir en su mente el género gramatical con el sexo biológico y no toparse nunca con alguna evidencia que pueda indicarle lo contrario a sus creencias elegidas" (retomando la perspectiva de la lingüista Yásnaya Aguilar). Asimismo, sugiere que esta teoría, esgrimida por quienes promueven el lenguaje inclusivo, entraría en el campo de las teorías conspirativas.[57][58]

Otras críticas señalan que los promotores del "lenguaje inclusivo" cometen el error de adherir a una versión "dura" de la hipótesis de Sapir-Whorf, según la cual el lenguaje determinaría por completo el juicio, la capacidad de pensamiento y la percepción del ser humano (determinismo lingüístico). Desde esta perspectiva se considera a los lenguajes como inconmensurables y, por lo tanto, intraducibles entre sí. Esta hipótesis ha sido refutada a partir de numerosas investigaciones y desacreditada entre los lingüistas.[59][60][61]

La ideología de género y el vínculo entre feminismo y neomarxismo

El politólogo y escritor argentino Agustín Laje sostiene que el neomarxismo ha cooptado al feminismo contemporáneo, originariamente liberal. Afirma que se han desnaturalizado los reclamos legítimos del feminismo clásico (por ejemplo, la exigencia de igualdad de derechos civiles y políticos para la mujer), a los que considera causas nobles.[cita requerida]

De acuerdo a su tesis, la instauración de la ideología de género como instrumento de ingeniería social respondería a la lógica del neomarxismo y, además de promover el odio hacia los hombres, perseguiría el desmantelamiento de la cultura, los valores, el sistema político (democrático) y el sistema económico del liberalismo.[cita requerida] Para fundamentar esta hipótesis, referencia a Chantal Mouffe, teórica feminista y postmarxista. Además señala que la lucha de clases marxista ha devenido en una lucha de posiciones de sujeto, tomando la conceptualización del filósofo marxista Antonio Gramsci, y advierte sobre la ingenuidad de las posiciones de Francis Fukuyama y Daniel Bell, que suponían el fin de las ideologías.[cita requerida]

Laje postula que una vez consquistadas las reivindicaciones del feminismo clásico, como el voto femenino y la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, y luego de la pérdida del sujeto revolucionario para el marxismo como consecuencia de el "aburguesamiento" de la clase obrera (que mejoró sustancialmente sus condiciones de vida durante la edad de oro del capitalismo), se hizo necesario postular un nuevo sujeto "oprimido": las mujeres, los homosexuales y las minorías étnicas.[cita requerida] Ya existían antecedentes de esta posición en Engels, que compara la dominación del proletariado por la burguesía con la dominación de la mujer por el hombre. En ese momento, señala Laje, emergería la "ideología de género". Uno de los antecedentes sería la "revolución sexual" acontecida en el bloque soviético, con las políticas de liberación sexual y deconstrucción de la familia, la legalización del aborto, las "marchas de la desnudez" y las "ligas de amor libre"; el fin de esta revolución sería decretado por Stalin en el trancurso de la década del 30 para evitar un colapso demográfico, con la promoción del patriotismo y el ideal de familia soviética. Entre las expresiones teóricas de este difunto movimiento se destaca Aleksándra Kolontái, autora de "El comunismo y la familia" (1918)[62], que propugnó la desaparición de la familia y la deconstrucción del género femenino.[cita requerida]

Estas mismas ideas fueron propagadas en occidente de la mano de pensadoras feministas como Kate Millett, Betty Friedan y Shulamith Firestone. Laje argumenta que los marxistas promovieron la causa feminista con el objetivo de derribar el capitalismo a través de la desmoralización del "enemigo", en línea con lo propuesto por Gramsci, quien postula que la erosion de su superestructura moral, ideológica y familiar es precondición imprescindible para el posterior desmontaje de la estructura económica (capitalismo).[cita requerida] El espía de la KGB Yuri Bezmenov, exiliado en EEUU, explicó públicamente los métodos de subversión cultural utilizados por la URSS y reconoció que la KGB destinaba el 85% de su presupuesto a la "lucha cultural", logrando notables resultados. Lo definió en los siguientes términos: «[La mayoría de los jóvenes occidentales, influidos por un sistema educativo y una cultura “progresistas” en los 60 y 70] están ya contaminados, están programados para pensar y reaccionar a ciertos estímulos. No pueden cambiar de opinión aunque les demuestres que el blanco es blanco y el negro es negro. […]». El último propósito de esta lucha cultural sería acabar con el sistema capitalista y, sobre sus ruinas, edificar un sistema socialista.[cita requerida]

La ideología de género reproduciría, de acuerdo al autor, la dialéctica marxista de la lucha de clases, generando una falsa sensación de guerra entre hombre-mujer y heterosexual-homosexual. Esta batalla cultural se habría iniciado en los claustros académicos para propagarse en los medios de comunicación masivos e intentar penetrar en el sentido común de las masas. La consolidación de la ideología de género como hegemonía se evidenciaría en la censura, las agresiones y la estigmatización de las voces críticas (catalogadas como políticamente incorrectas), hechos que constituirían claros atentados contra la libertad de pensamiento.[cita requerida]

Laje denuncia la creciente radicalización del feminismo, tanto en su discurso como en sus prácticas, y sostiene que la subversión ética y estética que encarna el feminismo, con altos grados de violencia simbólica, llevaría eventualmente a actos de terrorismo.[63][64][65][66]

Referencias

  1. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  2. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  3. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  4. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  5. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  6. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  7. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  8. Hurst, Charles. Social Inequality: Forms, Causes, and Consequences, 1992; Roleff, Tamara. The Homeless: Opposing Viewpoints, 1996
  9. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  10. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  11. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  12. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  13. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  14. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  15. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  16. Valerie Solanas, Manifiesto S.C.U.M. (1967)
  17. Andrea Dworkin, Our Blood (1976)
  18. Susan Bridle, ‘No Man’s Land: An interview with Mary Daly,’ Enlighten Next Magazine, Fall–Winter 1999 (1999)
  19. Robin Morgan, "Lesbianism and Feminism: Synonyms or Contradictions?", spring 1973, keynote address to West Coast Lesbian Feminist Conference, printed in Going Too Far: The Personal Chronicle of a Feminist, p 178. (1973)
  20. Sally Miller Gearhart, "The Future—If There Is One—Is Female," Reweaving the Web of Life: Feminism and Nonviolence, New Society Publishers 1982:266–284 (1981)
  21. Cheryl Clarke, Words of Fire (1995)
  22. Susan Griffin, [https://books.google.com.ar/books?id=Kc47AAAAQBAJ&lpg=PA241&ots=uhSedSlPid&dq=%22cheryl%20clarke%22%20%22Words%20of%20Fire%22&pg=PA240#v=onepage&q=%22cheryl%20clarke%22%20%22Words%20of%20Fire%22&f=false “Rape: The All-American Crime”; Ramparts Magazine, September 1971, p. 30 (1971)
  23. Judith Levine, "My Enemy, My Love: Women, Masculinity, and the Dilemmas of Gender", Thunder's Mouth Press, 2003, p. 3 (2003)
  24. Barbara Jordan, Running as a Woman (1994)
  25. Andrea Dworkin, Intercourse (1987)
  26. Sandra Bartky, Femininity and Domination (1990)
  27. Manada de Lobxs, Foucault para Encapuchadas (2017)
  28. Plantilla:Cite web
  29. Plantilla:Cite book
  30. Plantilla:Citation
  31. Plantilla:Cite journal
  32. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  33. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  34. Camille Paglia, "Free Women, Free Men: Sex, Gender, and Feminism", Pantheon (2017)
  35. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  36. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  37. Esther Vilar, El Varón Domado (1971)
  38. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  39. GENFORWARD, Millennial Views on Feminism (2018)
  40. SURVATION, Poll Results (2016)
  41. YOUGOV, Poll Results (2018)
  42. Pinnick, Koertge & Alemeder, "Scrutinizing Feminist Epistemology: An Examination of Gender in Science", Rutgers University Press (2003)
  43. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  44. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  45. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  46. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  47. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  48. Haack, S "Knowledge and Propaganda. Reflections of an Old Feminist. En C. Pinnick, Koertge & R. Almeder (Eds.), Scrutinizing Feminist Epistemology. An Examination of Gender in Science", New Jersey: Rutgers University Press, p. 7-29 (2003)
  49. Haack, S "After My Own Heart. Dorothy Sayers’s Feminism. En C. Pinnick, Koertge & R. Almeder (Eds.), Scrutinizing Feminist Epistemology. An Examination of Gender in Science", New Jersey: Rutgers University Press, p. 244-251 (2003)
  50. Haack, S "Evidencia e investigación. Hacia la reconstrucción en epistemología", Barcelona: Tecnos (1997)
  51. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  52. Patai & Koertge, "Professing Feminism: Education and Indoctrination in Women's Studies", Basic Books (1994)
  53. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  54. Plantilla:Citation.
  55. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  56. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  57. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  58. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  59. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  60. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  61. Parra, M, "La hipótesis Sapir-Whorf", Departamento de Lingüística, Universidad Nacional de Colombia (1988)
  62. Aleksándra Kolontái, El comunismo y la familia (1918)
  63. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  64. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  65. Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  66. Márquez & Laje, "El Libro Negro de la Nueva Izquierda: Ideología de género o subversión cultural", Grupo Unión (2016)

Documentales

Bibliografía

  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".
  • Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".

Enlaces externos

Véase también

Error de Lua: Error interno: El intérprete ha finalizado con la señal "-129".