Ayuda oficial al desarrollo

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Se entiende como ayuda o asistencia oficial para el desarrollo (AOD) a todos los desembolsos netos de créditos y donaciones realizados según los criterios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Esto es, en condiciones financieras favorables y que tengan como objetivo primordial el desarrollo económico y social del país receptor.

La ayuda oficial para el desarrollo busca la mejora de las economías de los países en vía de desarrollo mediante las políticas y préstamos de las instituciones de crédito del sistema de las Naciones Unidas mundiales a causa de su pobreza y endeudamiento extremos (estos países son conocidos también como países menos desarrollados). Los países donantes (22 países de los más ricos) acordaron destinar el 0.7 % de su producto nacional bruto (PNB) a este grupo de países.

Además de los Estados mencionados se encuentran aquellos con características especiales que requieren de atención especial. Entre estos se encuentran los países en desarrollo sin litoral, los pequeños Estados insulares y los países con economías en transición.

Origen

La ayuda oficial para el desarrollo de la ONU tiene dos orígenes. Por un lado, los subsidios otorgados por los organismos especializados, fondos y programas de las Naciones Unidas.

Y, por otro, los préstamos de las Instituciones de crédito del sistema de las Naciones Unidas, tales como el Grupo del Banco Mundial (con un aporte del más de 25 000 millones de dólares anuales en préstamos), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA, con más de 400 millones de dólares anuales aportados en forma de préstamos y subsidios) y el Fondo Monetario Internacional (FMI, que ofrece diferentes tipos de apoyos a los países con dificultades financieras).

Esta asistencia se distribuye entre 130 países. En 1998, esta ayuda se proporcionó principalmente a la ayuda humanitaria (alrededor del 20% de la asistencia total de 5200 millones de dólares), seguido del sector salud.

La meta del 0,7 %

Sin embargo, con el paso del tiempo ha disminuido la proporción de la ayuda oficial para el desarrollo en el total de las corrientes de recursos. Esta asistencia fue acordada como el 0,7% del total del producto nacional bruto en la trigésima cuarta sesión de la Asamblea General (1980). A pesar de este acuerdo, solo seis países han alcanzado esa meta. Estos países son: Dinamarca, Países Bajos, Luxemburgo, Noruega, Reino Unido y Suecia. El resto de los países desarrollados ha mantenido su ayuda oficial para el desarrollo en alrededor del 0,3%.

En términos reales, y según la OCDE, Estados Unidos es el principal donante seguido de Reino Unido, Francia y Alemania. Sin embargo porcentualmente Estados Unidos apenas dedica un 0,21% de su Renta Nacional Bruta. En 2010, los 128 000 millones de dólares de la ayuda para el desarrollo constituyeron solo un 0,32% del Producto Nacional Bruto de los veintitrés principales países donantes.

La ayuda oficial para el desarrollo era la principal fuente de fondos para el desarrollo. Sin embargo, las inversiones privadas y los préstamos privados han tomado fuerza y han sobrepasado de forma considerable las corrientes oficiales. En 1998, por ejemplo, de un total neto de 240 000 millones de dólares que entró a los países en desarrollo, 147 000 millones fueron recursos privados, y solo 88 000 millones fueron fondos oficiales, incluidos fondos que no eran de asistencia oficial para el desarrollo.

Durante el decenio de 1990 el promedio anual de asistencia oficial para el desarrollo ha sido de 55 000 millones de dólares. La proporción del total de la ayuda para el desarrollo que corresponde al sistema de las Naciones Unidas ha sido alrededor del 8%.

Para supervisar las corrientes financieras se encuentran el Banco Mundial y la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), quienes señalan los problemas graves que siguen sin resolver.

Críticas

A pesar de los miles de millones de dólares que se donaron a países en desarrollo durante los últimos 50 años, una cuarta parte de la población mundial vive todavía en lo que las Naciones Unidas califican como pobreza extrema. En muchas partes del mundo, la situación está incluso empeorando: según las tasas de crecimiento actuales, muchos países africanos tardarán 40 años en recuperar la renta que tenían en los años 70.

Pero, ¿por qué no sirven de nada los casi 70.000 millones de dólares que el mundo desarrollado invierte en Ayuda Oficial anualmente?

Según la especialista Patricia Estévez, en primer lugar, estas sumas, aunque considerables, no son suficientes para aliviar los enormes desequilibrios del orden económico mundial, en el que las materias primas exportadas desde los países en desarrollo han perdido más del 50 % de su valor comercial en los últimos 15 años. En segundo lugar, por cada dólar de esta ayuda, los bancos se quedan otros tres en pagos de intereses de la deuda externa del Tercer Mundo, por lo que los países pobres incluso acaban pagando a los ricos más de lo que reciben.

En muchas ocasiones, la misma ayuda del país donante pasa directamente al Banco Mundial o al FMI en pagos por endeudamiento y deja a los países empobrecidos sin medios para construir sus propias economías o invertir en gasto social para su población. Según el informe “Ayuda real” de Action Aid International solo el 40 % de la ayuda contra la pobreza es real. El resto se pierde en costes administrativos, intereses comerciales y descoordinación.

Utilización como arma política

En muchas ocasiones, la mayor parte de la Ayuda Oficial al Desarrollo se ha utilizado con fines egoístas. En primer lugar, continúa siendo un instrumento significativo de la política de asuntos exteriores y comercial de un país. Israel recibe más ayuda por persona que cualquier otro país, a pesar de ser una de las 25 naciones más ricas del mundo. La AOD también puede ser un arma política útil, como cuando Estados Unidos condonó a Egipto una deuda de 7 000 millones de dólares por su apoyo a la Guerra del Golfo de 1991. La ayuda ligada ha sido utilizada, de igual manera, para resolver problemas económicos domésticos: en 1986, el Gobierno británico forzó a la India a aceptar 21 helicópteros Westland W-30 para la búsqueda de petróleo cercano a la costa, restando del presupuesto de ayuda británica 65 millones de libras. Esto salvó a la compañía Westland pero no a la India, que terminó vendiendo los helicópteros como chatarra a una empresa británica.

El caso de España y los créditos FAD

Según la estimación de Oxfam Intermón, el porcentaje de AOD sobre el PNB para el 2003 fue tan solo del 0,23 %, frente al 0,30 % de 2001, traducido en unos 1 738 millones de euros, 79 millones menos que en 2002.

España es, por otra parte, el país de la OCDE con un mayor porcentaje de ayuda ligada o vinculada a intereses comerciales propios: los denominados créditos FAD.

Las tendencias internacionales

En julio de 2005, la cumbre de los ocho gigantes mundiales (G8), que se celebró en Escocia, arrancó con un ambicioso plan de ayuda a África –comparado por algunos medios de comunicación con el “Plan Marshall”- presentado por el Reino Unido. Pero Estados Unidos se encargó de rebajar sustancialmente el plan, principalmente por su percepción de las condiciones a las que se debe someter la ayuda al desarrollo.

Finalmente la cumbre finalizó sacudida por los ataques terroristas del 7 de julio en el subterráneo de Londres, con la oferta de una ayuda para África de 50 mil millones de dólares y 9 mil millones de ayuda adicional para los palestinos durante los próximos tres años.

El elemento negativo de la cumbre fue el reconocimiento de la necesidad de abolir el 100% de la deuda externa. Pero también abundaron los elementos positivos, como la vinculación que, implícitamente, se hace de esta ayuda a políticas de privatización en los países más pobres y de liberalización de sus mercados.

Por su parte, los responsables de Cooperación y Desarrollo de la Unión Europea, se comprometieron en mayo del 2005 a elevar la Ayuda Oficial al Desarrollo hasta el 0,56% del PIB comunitario en el año 2010 con el objetivo de alcanzar la cifra del 0,7% en el año 2015. Esto supondrá destinar al desarrollo 20.000 millones de euros más al año a partir de 2010. Sin embargo el objetivo del 0,7 que fijó la ONU hace 35 años, solo lo están cumpliendo seis países: Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Holanda, Suecia y Reino Unido.

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Véase también

Fuentes

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