Psicología astrológica

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Término acuñado por Bruno Huber para diferenciarlo del término Astrología Psicológica.

Bruno Huber y Louise Huber, su esposa, fundaron en el año 1968 el API (Astrologisch Psychologisches Institut) o Instituto de Psicología Astrológica en Adliswil (Zurich/Suiza).

En su obra inconclusa Astroglossarium, Bruno Huber define la psicología astrológica con las siguientes palabras [1]:

La psicología astrológica es una psicología que se sirve de la astrología como herramienta de diagnóstico. La psicología astrológica se basa fundamentalmente en los conceptos psicológicos de la psicología profunda, pero también en las ideas de la psicología humanista y la psicología transpersonal. En cuanto su modelo conceptual, de lo que más cerca se encuentra, es de la psicosíntesis de Roberto Assagioli.

A diferencia de la mayoría de psicologías que parten de los cuadros patológicos, la psicología astrológica parte de un concepto de ser humano orgánico, autoregulado y subjetivamente sano. "Sólo está enfermo quien se siente enfermo". Y el tema central del trabajo de la psicología astrológica es precisamente la búsqueda de las razones por las que una persona "se siente enferma".

En las actividades de enseñanza, de asesoramiento o terapéuticas de la psicología astrológica existe una motivación básica muy clara que es incrementar la capacidad de aprendizaje del ser humano y estimular su propio pensamiento, evitando ofrecer todo tipo de recetas y soluciones. En otras palabras, se trata de poner a disposición del ser humano una herramienta eficaz que le ayude a conocerse más a sí mismo para que, de esta forma, se acepte más a sí mismo y pueda ser más libre, sentirse más feliz de vivir y ser más creativo.

Uno de los elementos más importantes de la psicología astrológica es el enfoque holístico (global) de los problemas del ser humano. Esto se tiene en cuenta, no sólo en el concepto psicológico, sino también en la selección y en la utilización de las técnicas astrológicas.

Por tanto, la metodología debe cumplir con la exigencia básica de que todas sus partes armonicen de forma complementaria entre sí. En consecuencia, se trata de un método completo en sí, lo cual no significa que esté cerrado a nuevos desarrollos y perfeccionamientos. Por esta razón se ha descartado la inclusión de técnicas de astrología tradicional que, si bien desde el punto de vista lógico pueden ser válidas por sí mismas, inevitablemente deben quedar al margen de la metodología. Fundamentalmente se trata de aquellas técnicas que pueden disminuir la libertad y la independencia del ser humano, y de aquéllas que producen un "efecto lupa" y con ello distorsionan las proporciones de la imagen del ser humano.

Las técnicas descartadas son fundamentalmente técnicas de predicción, tanto clásicas como modernas. Estas técnicas, que sin duda funcionan de forma puntual, normalmente formulan los acontecimientos como algo que nos viene desde el mundo exterior. En cambio, la psicología astrológica sostiene que, en realidad, las fuerzas que determinan cómo se perciben de forma subjetiva los acontecimientos externos, cómo se experimentan, cómo se valoran y como se responde a ellos, son las vivencias del mundo interior de la personalidad. Este mundo de experiencias queda reflejado por una técnica de psicología astrológica denominada progresión de la edad, que es un compás de tiempo que muestra cómo la persona se mueve a través de su horóscopo y cómo, en el transcurso de su vida, conforma progresivamente su carácter.

En la selección de los medios técnicos también ha influido una importante exigencia: la simplificación. Uno de los rasgos principales del intelecto del ser humano actual es el pensamiento causal, lógico y lineal, que funciona de forma esencialmente analítica. Este tipo de pensamiento tiende a la descomposición del todo en sus partes, es decir, a la fragmentación y finalmente a la complicada pérdida de la visión global de sus propios medios y resultados. Un gran número de técnicas no resuelve los problemas de interpretación sino que, en realidad, lo complica más. En astrología, muchas veces se enseña que una determinada interpretación sólo es correcta si puede confirmarse mediante diferentes técnicas. En cambio, el principio de la psicología astrológica es totalmente opuesto: si se utilizan varias técnicas para obtener claridad, indica que no se han aprovechado suficientemente los medios primarios.

En este sentido, en psicología astrológica, los elementos primarios están claramente delimitados: son los que ya mencionó Ptolomeo y que pueden clasificarse en cuatro niveles:

  1. La estructura de aspectos y los aspectos de la serie de 30º: el nivel de motivación.
  2. Los diez planetas y el Nodo Lunar: los órganos vitales o de función.
  3. Los doce signos zodiacales: el fondo genético - los arquetipos.
  4. Las doce casas o campos: el condicionamiento - el comportamiento aprendido.

Figura. Los cuatro niveles (pendiente de incluir)

Estos elementos se utilizan de forma muy consecuente y se emplean con gran sutileza y precisión en su definición, teniendo siempre muy presente el nivel existencial del que se trata (de los cuatro mencionados).

A continuación se enumeran algunas de las principales características del método:

Figura. Carta (pendiente de incluir)

Una representación gráfica clara del dibujo del horóscopo como requisito para la percepción sensorial de la singularidad del horóscopo y de sus proporciones. Cada uno de los elementos (niveles) mencionados anteriormente tiene su propio espacio asignado y, además, se emplean colores que permiten obtener rápidamente una visión global de la distribución de las cualidades.

Delimitación de los significados de los planetas. A lo largo de años de experiencia, la formulación de los símbolos planetarios se ha ido reduciendo cada vez más hasta llegar a sus contenidos esenciales, de forma que ya no se producen solapamientos entre las definiciones planetarias. Esto ha sido estrictamente necesario para poder realizar la investigación, de lo contrario se producían imprecisiones que imposibilitaban la obtención de resultados claros.

Figuras de aspectos. La interpretación de aspectos individuales se ha mostrado problemática, puesto que de la utilización sistemática de esas definiciones pueden surgir incompatibilidades inevitales e incluso contradicciones irresolubles. Por lo general, un planeta no recibe un sólo aspecto, sino que está unido a dos o más planetas mediante varios aspectos y, en consecuencia, deben interpretarse como unidos puesto que los aspectos individuales que forman parte de una figura se influencian mutuamente. Pero, en la práctica, fusionar conceptualmente las diferentes interpretaciones individuales de aspectos es algo imposible. La solución reside en la utilización del hecho de que las figuras de aspectos (triángulos, cuadrángulos y demás figuras poliangulares) tienen su propio significado independientemente de los planetas. Las figuras actúan como concepto superior para los planetas contenidos en las mismas. Por eso, en psicología astrológica, el horóscopo se interpreta fundamentalmente a partir de la estructura de aspectos. Los planetas, los signos y las casas se interpretan en un segundo nivel como órganos de ejecución y áreas de actuación. De esta forma, en la interpretación se obtiene una imagen proporcionada de la persona (= imagen global del carácter).

Curva de intensidad. Una amplia investigación a mostrado que en cada casa existe una curva de intensidad, similar a una curva senoidal, que indica la intensidad de acción de un planeta según su posición en la casa. El máximo se encuentra en la cúspide, el mínimo en el punto indicado por la sección áurea, cerca del punto medio de la casa (punto de reposo). Esta curva proporciona una información precisa sobre las energías disponibles y, en consecuencia, empleables en la vida de cada planeta. Esta información es imprescindible para poder realizar un diagnóstico psicológico diferenciado.

Figura. Curva de intensidad en el sistema de casas (pendiente de incluir).

El descubrimiento de la curva de intensidad permitió el desarrollo de tres innovaciones en la astrología: el horóscopo de las casas, los cálculos dinámicos y el cuadrante dinámico. Estos elementos permiten realizar una diferenciación nada fácil de hacer en psicología; permiten distinguir por una parte el comportamiento innato (disposición hereditaria o genética) y, por otra, el comportamiento aprendido (educación, influencia del entorno, condicionamiento).

Estos instrumentos dan la clave para abordar el principal grupo de problemas psicológicos: los conflictos y presiones que surgen en la infancia y la juventud debido al contraste entre los esfuerzos educativos de los adultos, típicos del entorno, y los rasgos de carácter originarios y congénitos del niño. Una definición más ajustada se obtiene con la inclusión del espacio familiar personal:

El modelo de familia, determinado por las posiciones del Sol, la Luna y Saturno en el horóscopo, muestra la experiencia subjetiva del niño en lo referente a la relación con sus padres o, en su caso, con las personas o instituciones que hayan realizado este papel de forma sustitutoria. Permite comprender el tipo de unión con el padre y la madre, así como posibles trastornos en la relación con el otro sexo que pueden exteriorizarse en problemas de relación de pareja. Aquí se encuentran también las verdaderas raíces de la la relación personal con el poder y la sociedad.

De estas mismas posiciones se deducen también los roles de la personalidad adulta. La identidad y la integridad del ser humano en sus tres niveles (mente, emociones y cuerpo) se va formando en la infancia en base a la experiencia del modelo de familia (roles del padre, la madre y el hijo). Esto puede deducirse de las posiciones y los aspectos del Sol, la Luna y Saturno en el horóscopo.

En psicología astrológica es usual trabajar con tres horóscopos: el horóscopo radix (o natal), el horóscopo de las casas y el horóscopo del Nodo Lunar. Este último incorpora la dimensión del inconsciente que C.G. Jung describió como "sombra".

Notes

  1. Huber, Bruno (1995). Astro-Glossarium. Das ABC der Astrologie, Band 1: A-G, p72-75, API Verlag, 1995, ISBN: 978-3855238071,

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