José Pardial
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José Antonio Pardial Albuerne (Madrid, 31 de enero de 1985), más conocido como José Pardial, es un cantante español.
Pasa la mayor parte de su infancia y adolescencia en Cudillero, adonde se traslada junto con su familia asturiana.
Su pasión por la música empieza a una edad muy temprana; las melodías le ayudaban a evadirse en momentos de soledad. Ya desde muy pequeño no podía imaginarse la vida sin música. Devoraba las cintas de cassette de sus padres y jugaba a ser cantante en el colegio, donde deleitaba con inolvidables conciertos a los profesores, cuando guitarras y micrófonos imaginarios se adueñaban de aquellas manos preparadas para triunfar en el mundo de la música.
Las guitarras siempre fueron su debilidad, ya que podía pasarse horas con su padre delante de los escaparates de instrumentos. Un día su padre le compró su primera guitarra española. Con el tiempo, José se empezó a interesar cada vez más por la música y estudió solfeo para adquirir más soltura con su inseparable instrumento de cuerda.
Hasta aquí todo apuntaba a que José acabaría siendo guitarrista ; incluso llegó a participar en varios conciertos tocando clásicos del rock con la guitarra eléctrica. No obstante, fue en la Universidad donde descubrió su verdadero instrumento (también “de cuerdas”): la voz. Allí formó parte del coro, donde no tardó en darse cuenta de que tenía grandes facultades para el canto. Asimismo, recibió clases de canto lírico.
Emprendió con entusiasmo su camino, en el que conoció a muchas personas que hoy se han convertido en buenos amigos, algunos de ellos cantantes de rock, pop e incluso de ópera. Puesto que quería probar su voz en todos los estilos, formó parte de varios grupos y orquestas musicales que, mediante mucho sacrificio, le ayudaron a descubrirse a sí mismo.
Con el mismo entusiasmo y la misma pasión que él, y tras miles de kilómetros a su espalda, se cruzaron en su camino Los Sánchez, dos compositores franco-belgas guiados por el misterioso sello MLV. Cuando escucharon el timbre de su voz, quedaron cautivados por su potencial y su carisma, y vieron en él un talento especial. Fue un encuentro en el cual se hicieron cómplices. Los Sánchez le ofrecieron una de esas oportunidades que todos querrían tener alguna vez en la vida y que nadie podría rechazar. Fue un cruce de caminos en el que juntos pactaron el amor por la música, el principio de una carrera en la que este equipo se ha propuesto superar cada bache, porque cada canción es un impulso; cada nota, un avance; cada persona que lo escucha, una esperanza para el arte.