Divino Niño del Milagro

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Festividad del Divino Niño del Milagro en Eten en Lambayeque La Festividad del Divino Niño del Milagro en Eten en Lambayeque, se celebra cada 22 de enero. En esta festividad se da honor al Divino Niño, quien es considerado como imagen patronal.

Esta fecha es considerada como fiesta de medio año, ya que la fecha central es en el mes de julio, cuando se recuerda su aparición en una hostia, un 22 de julio de 1649.

Historia de la Festividad del Divino Niño del Milagro en Eten en Lambayeque Hace siglos que el pueblo de Eten no existe, a causa del maremoto que destruyó el pequeño pueblo y obligó a los pobladores a trasladarse al Eten actual.

Según los historiadores dicen que la mitad de los pobladores, después del desastre, formaron en el sur el distrito de Puerto Eten, y la otra mitad formó el nombre propio de Eten en el sur.

En el libro de “Tradiciones Peruanas”, Ricardo Palma dice que Magdalena de Eten es un pequeño pueblo de pescadores y tejedores. En épocas de guerra, el virrey de la época ordenó a los habitantes que abandonen la plaza para no sean obligados a dar víveres al enemigo. En 1649 en la víspera de Corpus, el cura fray Jerónimo de Silva Manrique y los pobladores de Eten fueron testigos de ver una hostia divina la imagen de un niño muy rubio con una túnica morada. El obispo de Huamanga mando a que se conserve la Hostia en la Custodia hasta que él llegue a Eten, para así poder celebrar su respectiva fiesta.

Apariciones del Divino Niño del Milagro En lo que fue el antiguo Eten, solo existe ruinas de la Antigua Iglesia Santa María Magdalena y una Capilla que se logró reconstruirla gracias al esfuerzo de cada uno de los pobladores, al igual que una imagen del Niño Jesús tal como relata la historia.

El año de 1649, es recordado cada año, se recuerda que Dios Padre Creador mostró su amor al pueblo al elegirlo para tal magnífico acontecimiento, la cual debe de ser debidamente documentada.

Diferentes historiadores se encargaron de revivir este acontecimiento por innumerables páginas de cómo sucedieron los hechos.

Su segunda aparición fue el 22 de julio de 1649, mientras el coro de la iglesia entonaba las canciones cristianas, durante la misa.

¿Cómo se celebra la Festividad del Divino Niño del Milagro en Eten en Lambayeque? El pueblo celebra en honor al Divino Niño de Milagro con una tradicional procesión, acompañado de una feria gastronómica finalizando con una verbena popular acompañado de bandas musicales y juegos artificiales.

Historia

En junio y julio de 1649, en Ciudad Eten, según el documento “Crónica del Milagro Eucarístico de Eten” (1649), ocurrieron dos apariciones del Niño Jesús en la Hostia Consagrada. Según el Profesor Carlos Millones Carrillo, investigador que analizó y transliteralizó los 82 folios de la crónica “se dio como secuela de un sacrilegio realizado en la ciudad de Quito (Ecuador) en la madrugada del 19 de enero de 1649, en el cual unos malhechores desfondaron el Sagrario y se llevaron el Copón de plata, maltratando las Sagradas Hostias y dejándolas regadas en el piso, algunas de ellas rotas y otras sin poder ser encontradas” (Millones, 2009). A continuación una narración de los hechos que considera el orden de la información registrada en la crónica franciscana.

En Reque, el 23 de junio de 1649 Don Fernando de la Carrera, Vicario Juez eclesiástico del Partido de Chiclayo creyó necesario citar y tomar declaración al cura franciscano de Eten, Fray Jerónimo de Silva Manrique, testigo presencial del extraordinario hecho, no sin antes solicitar a su superior, Fray Marcos López (“Presidente del Convento de San Francisco de Chiclayo”) la autorización para dicha comparecencia. Dicha solicitud se le notificó el 25 de junio a través del notario Iñigo de Sarabia quien leyó la petición y recibió la autorización solicitada en presencia de Fray Antonio Crespo, quien actuó como testigo del hecho.  

Testigos de la primera aparición, ocurrida el 02 de junio de 1649, fueron Fray Jerónimo de Silva Manrique, Cura y Vicario de Eten (46 años); Don Domingo Martínez, español natural, residente en la Ciudad de Zaña (27 años);  Andrés Neciosup, Sacristán Mayor de la Iglesia (36 años); Don Pablo Quinocial, alcalde ordinario de Eten (68 años); Don Fabián Chancafe, alcalde ordinario de Eten (36 años) y los pobladores presentes en el acto litúrgico. Todos ellos fueron entrevistados por Don Fernando de la Carrera. El interrogatorio, del que participaron por separado, constó de 7 preguntas: “¿si vieron con los ojos corporales, el 02 de junio de 1649, dichas las Vísperas del Corpus en la Hostia Consagrada que estaba, un niño como cosa distinta de la Hostia o como pintado?; ¿el dicho Niño que pareció en la dicha hostia era de medio cuerpo o de cuerpo entero, desnudo o vestido, si cubría toda la hostia o no?; ¿ si el dicho niño tenía cabellos, cara y carnes de cuerpo humano haciendo distinción de lo blanco del círculo de la hostia?; ¿si por los ocho días de la octava que se celebró con gran concurso de gente pareció en la misma hostia el dicho niño estando en el mismo lugar puesta la hostia como el primer día?; ¿si vieron todos los que estuvieron en la dicha Iglesia al dicho niño y qué efectos causó en sus ánimos y corazones?; ¿si todos a una dijeron milagro y fueron a repicar las campanas de su motu propio?; ¿si todo lo dicho es público y notorio, publica voz y fama así en este pueblo como en los circunvecinos y en la ciudad de Saña?” (Folio 30, CMEE) Cada testigo juró decir la verdad e hizo la señal de la Cruz.

De las declaraciones se concluye que el 02 de junio de 1649, víspera del Corpus Christi, mientras celebraba el acto litúrgico Fray Jerónimo de Silva Manrique, y estando de rodillas frente al viril que contenía el Santísimo Sacramento (Hostia Consagrada), vio un niño dentro de la hostia a manera de una lámina pintada. Se le podía ver de medio cuerpo hacia arriba con una vestimenta morada. Hubo dificultades para una exacta visión por ser horas de la noche y debido a la oscuridad que había en el altar. Dio certeza de haber visto un niño, su cuerpo y su cabello rubio ondulado hasta la altura de los hombros; este hecho no había ocurrido en los días anteriores de la octava. De inmediato mando a llamar con gran prisa al ciudadano español Domingo Martínez y al alcalde ordinario de Eten Don Pablo Quinoncial, para que subieran al altar y vieran al Niño en la Hostia Consagrada, siendo también ellos testigos del milagro. Refirió que todos quienes asistieron a la Iglesia vieron al niño y “movidos de devoción daban gritos y voces enterneciéndose y particularmente este declarante se conmovió con un gozo espiritual llenándose de ternura y lágrimas”, se postraron “y adoraron al Señor, muy tiernos y fervorosos”; a continuación, el sacristán gritó “¡Milagro, milagro! con lo cual todo el pueblo repitió lo mismo y tocaron chirimías, clarín y trompetas y repicaron las campanas y que de ahí a adelante acudían a los demás días de la octava con más fervor y devoción”.