Los Orígenes sociales de la Dictadura y la Democracia. El Señor y el Campesino en la formación del mundo moderno (1966)

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La presente obra de Barrington Moore ofrece una tipología de la modernización (o como Moore las llama ¨rutas hacia el mundo moderno¨) en los casos de ocho países diferentes (a saber Inglaterra, Francia, EE.UU, China, Japón, India, Rusia y Alemania) y su repercusión en el tipo particular de régimen político que se va a instaurar en cada país. Aunque en su texto es constante la referencia a Alemania y Rusia, lo cierto es que no desarrolla ninguno de los dos casos explícitamente. Su trabajo es precursor de lo que se conoce como el método histórico comparativo en las ciencias sociales y exponente de la explicación estructural de los fenómenos políticos. Fue publicado en 1966, ganó el premio Woodrow Wilson Foundation Award de 1967 y el McIver Award de la Asociación Americana de Sociología de 1968.

Su interés principal es el de comprender el papel de las clases terratenientes tradicionales y de los campesinos en las revoluciones burguesas que condujeron a la democracia capitalista, las revoluciones burguesas abortadas que condujeron al fascismo y las revoluciones campesinas que condujeron al comunismo. Moore define ¨revolución¨ (en el sentido en que utiliza el concepto en su teoría) como la destrucción violenta de instituciones políticas que permite a la sociedad en que se ha producido tomar un nuevo curso.

La transformación de la agricultura de subsistencia a la agricultura comercial es la clave que determina el subsecuente desarrollo de clases y las diferentes formas de comercialización. El supuesto detrás es que la estructura política de una nación es moldeada por los conflictos y coaliciones entre sus clases sociales.

Realiza una crítica a las explicaciones de tipo cultural porque asumen que la inercia social es el estado natural de la sociedad, y que el cambio social requiere explicación mientras que la continuidad de los sistemas de valores no. Precisamente los valores particulares al interior de una sociedad son mantenidos y transmitidos por grupos identificables bajo ciertas condiciones históricas concretas, usualmente impuestos por un grupo sobre otro.

Estructura del texto:

El texto está dividido en cuatro partes principales y nueve capítulos. La primera parte dedicada al itinerario democrático y capitalista hacia la Edad Moderna (Capítulos I, II, III); la segunda enfocada en las diferentes rutas hacia el mundo moderno en Asia (Capítulos IV, V, VI), una tercera parte de inferencias y proyecciones teóricas (Capítulos VII, VIII, IX) y un epílogo destinado a desarrollar algunas reflexiones parciales acerca de las criticas radicales y conservadoras de la sociedad según un método comparativo. Aquí emite ya propiamente algunos juicios de los tipos de sociedad que se han configurado con la modernidad.

La mitad de los casos de estudio que escoge Moore son de sociedades no occidentales (Japón, China e India), lo que ha llevado a considerar que uno de sus mayores logros ha sido consolidar en el marco de una teoría el desarrollo de dos historias de civilizaciones distintas, tanto de Occidente como de Oriente. En su estudio tomó ¨países grandes¨ arguyendo que los ¨países pequeños¨ dependen económica y políticamente de los grandes y poderosos, por lo que las causas decisivas de su política yacen afuera de sus fronteras y no se pueden explicar desde sus propios procesos, mientras que los países grandes sí.

Moore hace uso de la categoría marxista de clase social como su unidad central de análisis. La clase social entendida como resultado de un conjunto histórico especifico de relaciones económicas. Esto no quiere decir que las clases sociales o que los individuos estén inevitablemente abocados a la persecución de intereses económicos. Moore rechaza que el comportamiento de clase esté determinado por el factor económico en vez de por ejemplo ¨el factor diplomático¨ o el ¨factor religioso¨. La clase social es su unidad de análisis pero en sus términos culturales, ideológicos y políticos y no solamente en términos de intereses abstractos de sus miembros. Sera la interpelación de diversos factores los que definan la forma histórica concreta de las clases sociales.

Primera parte (Casos Ingles, Francés y Estadounidense):

En la Inglaterra de los Tudor y Estuardo, el proceso hacia la democracia estuvo marcado en principio por una convergencia entre los intereses de la aristocracia rural y de las clases altas urbanas en un punto primitivo del proceso de modernización, que los hizo oponerse a la autoridad real. La guerra civil inglesa fue una revolución burguesa democrática no tanto por los objetivos inmediatos que se perseguían en sus momento sino por los resultados finales que desencadenaría.

Entre los factores decisivos para el desarrollo de la democracia se encuentran la independencia de la gentry y la nobleza rurales respecto a la corona; su adopción de la agricultura comercial, en parte como respuesta al ascenso de una clase mercantil y manufacturera con solida base económica propia; y la desaparición del problema campesino.

Moore sostiene que la modernización en el caso ingles precisó de la destrucción del campesinado como clase social, y que esto fue logrado durante el siglo XVIII con los enclosures o ¨cercamientos¨. El término hace referencia a las usurpaciones consumadas por lords of manors o sus farmers de la tierra sobre la que la población de aquellos tenía derechos comunales o que consistía en labrantíos abiertos. Los señores se hicieron con gran variedad de métodos legales y semilegales para privar a los campesinos de sus derechos de cultivo en los campos abiertos y sus derechos de utilizar tierras comunales para diferentes actividades. La Guerra Civil inglesa del siglo XVII eliminó al rey como ultima protección que le quedaba a los campesinos contra los despojos de las clases altas rurales. Los enclosures tenían un carácter publico y democrático avalado por el Parlamento, que era dominado en la practica por los grandes propietarios de haciendas.

El proceso en Francia fue distinto. A diferencia del caso ingles, la nobleza francesa no abrazó el impulso hacia la agricultura comercial. Tampoco tenía un alto grado de independencia con respecto de la corona, en cambio se convirtió en un custodio permanente del rey. La consecuencia final fue la destrucción de la aristocracia. Durante la monarquía borbónica, la nobleza vivía fundamentalmente de lo que pudiera sacar de las obligaciones que gravitaban sobre el campesinado, por lo tanto no hubo una destrucción de la propiedad campesina sino su consolidación gradual antes y después de la Revolución.

Moore destaca la importancia de la Revolución, en tanto que destrucción violenta del ancien régime, fue crucial en el camino hacia la democracia. Los obstáculos con que se enfrentaba la democracia no eran los mismos que en Inglaterra: La sociedad francesa no había engendrado un parlamento de señores rurales con injerencias burguesas (como en Inglaterra), por el contrario las clases altas en vez de ser esa vanguardia de la democracia liberal, fueron sus adversarias. De ahí que la consolidación de una democracia en Francia pasara por la eliminación de ciertas instituciones.

Aunque Moore va incluir el caso francés como parte de la ruta de tipo ¨Revolución burguesa¨, no considera la Revolución francesa como una revolución burguesa en sentido estricto, si por ella se entiende la conquista del poder político por parte de una burguesía con un poder económico consolidado. Si bien había una burguesía en Francia, las condiciones del absolutismo real le habían impedido su pleno desarrollo, de ahí que su acceso al poder político necesitara del apoyo de movimientos radicales de la plebe urbana. Entre tanto los campesinos (sus estratos cimeros) habían logrado sacar provecho de las circunstancias y desmantelar el sistema señorial.

Un elemento que a primera vista separa el caso Estadounidense con el Ingles y el Francés, es el arranque posterior de EE.UU, que no se vio con la dificultad de desmantelar una compleja y arraigada sociedad agraria de formas feudales o burocráticas. De manera temprana, la agricultura comercial tuvo un papel importante en la sociedad norteamericana (un ejemplo son las plantaciones de tabaco en Virginia). No hubo en la historia norteamericana una pugna política entre un monarca y una aristocracia rural pre-comercial. Tampoco poseyó una clase maciza de campesinos comparable a las de Europa o Asia.

No obstante Moore considera la Guerra Civil americana como una división clave entre una época agraria y una industrial. Desde la perspectiva de Moore, la Guerra Civil americana fue la última ofensiva revolucionaria por parte de lo que se puede llamar legítimamente democracia capitalista urbana o burguesa. Aunque el esclavismo de plantación en el Sur no representaba ningún lastre para el desarrollo del capitalismo industrial, el esclavismo sí representaba un obstáculo para la democracia política y social. Los sistemas agrícolas que oprimían la mano de obra y sobretodo el esclavismo de plantación, constituían obstáculos políticos para una clase particular de capitalismo, en un estadio histórico específico, el que Moore llama capitalismo democrático competitivo. La sociedad sureña estaba firmemente asentada sobre la calidad hereditaria como base de valoración humana. Por su parte, el Norte y el Oeste se comenzaban a fundar en el concepto de igualdad de oportunidades.


Segunda Parte (Casos Japonés, Chino e Indio):

Para explicar el caso Chino, Moore señala cómo la burocracia imperial fue cada vez menos capaz de asegurar si quiera un mínimo de orden en bastas áreas de la China, dejando en muchos casos al campesino vulnerable al bandidaje y como resultado un régimen de propiedad inestable; por el contrario su propio proceder contribuyó a engendrar estallidos campesinos. El gobierno y las clases altas no cumplían ninguna función que los campesinos considerasen indispensable para su modo de vivir. El vínculo era débil y artificial. Se requería pues de una cabeza, de una autoridad coordinadora relativamente compleja en el centro.

Por su parte la gentry china, como clase terrateniente, necesitaba de un sistema imperial lo bastante fuerte para asegurar su autoridad sobre los campesinos. Pero a su vez, las acciones necesarias para vigorizar el sistema imperial contrariaban los intereses inmediatos de la gentry local pues de alguna manera se beneficiaban de esa ineficiencia. El terrateniente necesitó un gobierno central fuerte como una de las piezas del mecanismo para extraer el excedente de los campesinos.

El régimen comunista tuvo su asidero en este contexto. Forjó de manera centralizada un nuevo enlace entre la aldea y el gobierno nacional. Pasó a ser evidente para cada campesino que su vida cotidiana dependía de un poder político nacional. Aunque con este nuevo sistema se lograba extraer aun más de los campesinos que lo que hubiera hecho el terrateniente rentista, lo cierto es que las cargas se iban a comenzar a repartir más equitativamente que antes. Empero el proceso paradójicamente tuvo consecuencias negativas para el propio campesinado. Si bien la tierra fue redistribuida de terratenientes ricos a campesinos pobres, fue redistribuida no a la familia en conjunto sino a cada uno de sus miembros por partes iguales, sin atender a la edad y el sexo. De ese modo los comunistas desintegraron la aldea (célula básica de la sociedad rural) en sus mismos cimientos, al deshacer la conexión propiedad territorial y familia.

En China tanto los alzamientos revolucionarios de 1927 y 1949, no se debieron a un proletariado rural cultivador de latifundios. También es difícil señalar a un estrato bien definido como aliado de los campesinos, con cuyo apoyo los comunistas terminaron alcanzando la victoria. Los comunistas apenas avanzaron mientras se atuvieron a las teorías marxistas sobre la importancia del proletariado como vanguardia de la lucha revolucionaria y antiimperialista. Lograron captarse el apoyo de las masas campesinas. Sin líderes urbanos habría sido improbable que los campesinos solos hubiesen organizado el Ejercito Rojo y poner en marcha la guerra partisana que tuvo lugar.

En Japón, la aristocracia rural logró mantener la sociedad agraria preexistente introduciendo en ella sólo los cambios necesarios para asegurar que los campesinos generaran un excedente lo bastante considerable para que pudiera apropiarse y venderse con algún provecho para ellos, lo cual estimuló la producción (progreso de una nueva clase hacendada salida en buena parte de los campesinos). En segundo lugar, la sociedad rural japonesa se caracterizó por una relación estrecha entre la comunidad campesina y el señor feudal o su sucesor histórico, el terrateniente.

Así mismo gracias a una especifica división del trabajo, combinada con el sistema de propiedad, ocupación de la tierra y de herencia, la comunidad campesina japonesa proporcionó un efectivo sistema de control social que incorporaba al statu quo a quienes tenían motivos de queja actuales y potenciales. Finalmente ese haz de instituciones resultó adaptable a la agricultura comercial bajo el signo de mecanismos represivos heredados del antiguo orden y la introducción de otros nuevos advenidos con la modernidad. En resumen, fue posible injertar la economía campesina en una sociedad industrial, asegurando así el antiguo orden.

El caso Indio será diferente. Económicamente continúa en la era preindustrial. No ha tenido una revolución industrial según ninguna de las dos variantes capitalistas ya señaladas o la comunista. No obstante como especie política, según Moore, la India sí pertenece al mundo moderno. Constituye un ejemplo de país donde a lo menos la estructura formal de la democracia y una parte significativa de su sustancia (por ejemplo una oposición legal cauce de la protesta) han surgido sin necesidad de una fase de violencia revolucionaria previa.

En el punto más alto de la India mogol, el poder de la corona fue abrumadoramente más alto que el de las clases altas. Sin derechos de propiedad firmes, el noble era o un servidor o un enemigo del poder soberano. Posteriormente durante el siglo XIX, la tentativa de los británicos de crear una clase vigorosa de terratenientes a imagen y semejanza de la inglesa también fracasó. La ocupación británica se apoyó en la elite rural, lo que provocó una alienación entre la clase alta rural y la naciente y débil burguesía india de las urbes. En esta misma línea, la sombra protectora del orden público británico permitió que la población se multiplicara y que una clase de terratenientes ¨parasíticos¨ extrajera mucho más del campesinado. Esto inhibió la acumulación capital y el desarrollo industrial.

Entre los elementos que desvirtuarían cualquier tendencia revolucionaria campesina se encuentran en primer lugar la configuración de las relaciones de clase bajo el yugo británico y el sesgo quietista que comunicaron los lideres del movimiento nacionalista. Pero también otros factores como la fragmentación entre los estratos más bajos del campesinado por sistema de casta y líneas lingüísticas.

Finalmente el advenimiento de la independencia traía consigo en el campesinado más un anhelo por un retorno al pasado de la aldea que el de una sociedad industrial, lo que retardaría la modernización efectiva del campo. Empero también con la partida de los británicos, hubo un debilitamiento del predominio político de la elite rural que contaba con el favor británico, lo que trajo consigo ciertas reformas democráticas en el país pero que a la postre no seria suficiente, según Moore, para que el país diera ese salto cualitativo a una democracia robusta.

Tercera parte (Inferencias teóricas):

Moore distingue fundamentalmente tres tipos de transiciones: A) ¨La Revolución Burguesa¨ B) La Fascista o ¨Revolución desde arriba¨ y C) La Comunista o ¨Revolución Campesina¨. Según Moore, todas las sociedades modernas han atravesado por alguna versión de estos tres tipos de revolución, que se encuentran en relación unas con otras, y por ello constituyen estadios históricos sucesivos. Esto significa que los métodos de modernización escogidos en un país cambian las dimensiones del problema para los países que dan el paso después, es por esto que sin la previa modernización democrática de Inglaterra, los métodos reaccionarios adoptados en Alemania y en Japón difícilmente habrían sido posibles. A su vez, sin la experiencia capitalista y su correspondiente experiencia reaccionaria, el método comunista no habría sucedido o de hacerlo, sus características habrían sido completamente diferentes.

La revolución burguesa hace referencia a los levantamientos violentos que abolieron la dominación de una elite terrateniente tradicional y que estructuraron lo que se conoce como la democracia moderna occidental bajo el signo del capitalismo. Moore ve el largo camino hacia una democracia occidental como una lucha inacabada para alcanzar los siguientes tres objetivos: A) Eliminar a los gobernantes arbitrarios; B) Sustituir los regímenes arbitrarios por otros justos y racionales; y C) lograr que el pueblo participe en la constitución de los regímenes.

Entre las condiciones que Moore identifica como las que revisten una mayor importancia para el desarrollo de la democracia, son:

1) El desarrollo de un equilibrio democrático que evite una corona demasiado fuerte o una aristocracia rural demasiado independiente 2) La virada hacia una forma de agricultura comercial 3) El debilitamiento de una aristocracia rural 4) Prevenir o abstenerse de una coalición aristocrático-burguesa contra los campesinos-obreros 5) Ruptura revolucionaria con respecto al orden social anterior

La gestación de la revolución burguesa-democrática supone el crecimiento continuo en el poder económico de las clases urbanas comerciales e industriales hasta el punto en que el poder económico entra en tensión con el poder político, todavía en manos de una clase tradicional terrateniente, lo que conduce al conflicto abierto. Para Moore la revolución social violenta ha sido una condición necesaria para el ensanchamiento de la libertad y la racionalidad en el mundo. La violencia revolucionaria aparece como un factor necesario en el desarrollo de la democracia liberal y burguesa.

Como ya se mencionó, el caso de India es distinto. Aunque cumple algunas de las condiciones mencionadas, no ha tenido esa fase previa de violencia revolucionaria y ello explicaría el atraso de la India y las dificultades de su democracia. Tampoco ha experimentado una revolución conservadora desde arriba ni una revolución de tipo campesina, de ahí su débil impulso hacia la modernidad. La ausencia de una ruptura revolucionaria violenta ha impedido una verdadera transformación (ya no sólo formal) de la estructura social de la India.

La revolución desde arriba o fascista se refiere al proceso a través del cual en Alemania y Japón, la elite terrateniente tradicional logró avasallar la revolución popular y preservó su posición dominante durante la industrialización, proceso que vino a culminar en el fascismo. Este tipo de revolución trae consigo una modernización exitosa y anticipada a la revolución campesina (para la muestra Alemania se industrializó primero que Rusia y China). Esto no quiere decir que el fascismo apareciera en Alemania en el siglo XIX, pero sí la modernización conservadora, que ultimaría en el fascismo del siglo XX.

La revolución campesina acaba con la elite terrateniente tradicional sin necesidad de transitar por el estadio histórico de una revolución burguesa. Moore le concede al campesino un rol como actor político decisivo, como actor histórico. Su rol fue decisivo únicamente en Rusia y China, también fue importante en Francia, no tanto en Japón y ciertamente insignificante en la India.

Las gigantes burocracias agrarias de estos países (Rusia y China) sirvieron para inhibir los impuestos comerciales y luego los industriales. Las clases urbanas fueron demasiado débiles para construir siquiera un asociado foráneo y en el contexto de unos incipientes pasos hacia la modernización, el campesinado se mantuvo como un estrato colosal vigente, que al introducirse al mundo moderno, sujeto a sobrecargas y presiones, suministró una afluencia ingente de fuerza revolucionaria destructiva que precipitó la caída del antiguo orden e impulsó a sus países a la era moderna bajo el signo de regímenes comunistas. Aquí se sostiene la tesis de que allí donde los vínculos entre la sociedad campesina y su superior son fuertes, la tendencia a la rebelión (y más tarde la revolución) campesina es débil. Tanto en Rusia como en China estos vínculos eran tenues.

Críticas:

Entre las críticas al planteamiento de Moore se encuentra la de Theda Skocpol quien arguye que Moore no incorpora una perspectiva internacional o intersocietal en su teoría de la modernización, es decir, que hay una carencia para explicar la manera en que los métodos de modernización que terminaron por prevalecer en un país cambiaron las dimensiones del problema para los demás países en su propio proceder. No se especifica el tipo de relacionamiento entre las ¨etapas sucesivas¨, como por ejemplo que la revolución campesina aparezca como un esfuerzo para resistirse a un tipo de industrialización propia de una penetración del capital trasnacional.

De igual manera para Skocpol aunque si bien Moore observó apropiadamente la fuerza de la burguesía como una variable clave en el análisis del rumbo que tomó determinada sociedad, no obstante no hubo un desarrollo sistemático de la misma, es decir, no la examina en términos de sus números, dispersión, densidad, dependencia en el gobierno, etc, sino se limita a inferir su fuerza de sus diferentes resultados políticos.

Bibliografía

Moore, B. J. (1991). Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia. El señor y el campesino en la formación del mundo moderno. Barcelona: Península.

Wiener, J. (Mayo de 1976). Social Origins of Dictatorship and Democracy. Lord and Peasant in the Making of the Modern World. History and Theory, Vol, 15. No 2, pg. 146-175.