ITB

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Durante la Guerra de Malvinas, las fuerzas argentinas habían agotado los pocos Exocet AM.39 de los que disponían. Otros misiles similares, los MM.38, montados a bordo de la corbeta ARA Guerrico y el destructor ARA Seguí, estaban disponibles pero los buques de la Armada eran muy vulnerables (como lo demostró el hundimiento del ARA General Belgrano)[1]

Fue así como surgió la idea de utilizar los MM.38 desde tierra, adaptándolos mediante plataformas costeras de ataque, una alternativa nunca antes explorada ni siquiera por su fabricante Áerospatiale. Bajo el comando del capitán Julio Pérez, quien concibió la novedosa idea, el personal militar y civil de la Armada Argentina que más sabía sobre estos misiles trabajó para adaptar los sistemas y permitir su uso en esta condición, haciendo los ajustes necesarios a los sistemas electrónicos (incluso simulando algunas señales con gran habilidad). Lograron una adaptación notable mediante potenciómetros, conexiones improvisadas, y ajustes realizados en base a cálculos propios o realizados con calculadoras de mano. En simultáneo, en el Arsenal Naval de Puerto Belgrano se construyó una plataforma metálica para montar los contenedores de los misiles en tierra, alimentando el conjunto con un viejo generador eléctrico Siemens, con tecnología de la década de 1930, originalmente diseñado para los reflectores de la artillería antiaérea.

Estos dos inventos, la plataforma y las “cajas simuladoras”, conformaron el lanzador terrestre de Exocets. Teniendo en cuenta su precariedad, fue jocosamente bautizado por sus creadores como Instalación de Tiro Berreta (ITB).

A principios de junio dos contenedores-lanzadores fueron desmontados del destructor ARA Seguí y puestos en un C-130 rumbo a Malvinas, siendo luego montados en la plataforma alimentada por el grupo electrógeno mencionado. El conjunto se ubicó en la ruta entre Puerto Argentino/ Stanley y el aeropuerto, y era desmontado cada amanecer para ocultarlo al enemigo, montándose de nuevo al anochecer.

El 12 de junio el HMS Glamorgan, navegaba a 18 millas de la costa. Este destructor había estado en varias misiones de cañoneo en apoyo a tropas inglesas, y se había salvado de varios bombardeos, pero cometió el error de "cortar camino" quedando así dentro del alcance de los sistemas argentinos. Los oficiales argentinos lo detectaron con un radar RASIT, que daba los datos en un formato diferente al requerido por el control del misil, lo que obligó a realizar veloces cálculos y conversiones para programar el disparo, que se realizó finalmente a las 03.25 del día citado.

Aunque tardó en detectar el ataque, el buque navegando a buena velocidad se salvó del hundimiento. Después del desastre del HMS Sheffield, se había instruido a las tripulaciones británicas para que, al ubicar un ataque con este misil, efectuaran un viraje de manera de no presentar las bandas, sino la proa o la popa. A gran velocidad, este Exocet lo alcanzó por la aleta de babor, rebotó parcialmente en el blindaje (dejando una gran marca), entró luego al hangar del helicóptero e inició allí un incendio que mató a 13 marinos e hirió a varios más. No obstante, el HMS Glamorgan pudo seguir a flote y fue reparado posteriormente, siendo vendido a Chile en 1986.[1]

El episodio marcó un hito en la historia operativa del misil, al punto tal que se estima que el Excalibur británico hoy montado en Gibraltar, se derivó del ITB, aunque obviamente en forma más profesional y dedicada. Para el capitán Julio Pérez, significó un logro superlativo, que le valió ser condecorado por los gobiernos argentino y francés.

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