Colombianización de Leticia, Putumayo y Caquetá

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Frontera peruano-colombiana, según lo establecido por el Tratado de 1922.

Colombianización de Leticia, Putumayo y Caquetá es la denominación utilizada para designar un proceso de transculturación/aculturación de las zonas reconocidas bajo soberanía de Colombia gracias al tratado Salomón-Lozano (1922), con la finalidad de trasplantar las tradiciones culturales colombianas, en reemplazo de aquellas cultivadas en el Perú.

Tras un largo conflicto fronterizo, la República Peruana reconoció la posesión de Colombia de la zona comprendida entre los ríos Caquetá y Putumayo; y el denominado trapecio de Leticia, un corredor que provee a Colombia de una salida al río Amazonas. Cabe destacar, sin embargo, que tanto Perú como Colombia realizaron esfuerzos para intentar asegurar tales territorios y sus habitantes para sí. En la práctica, antes de 1922, el Perú ejercía soberanía sobre la mayor parte del área que reclamaba como suya.

El tratado de 1922 recibió una gran oposición por parte de la población del departamento peruano de Loreto, colindante con el Estado colombiano. Tras dos años de tensión en la frontera, estalló la guerra colombo-peruana, detonada por la ocupación de Leticia por parte de civiles peruanos. Tras el conflicto, la situación se mantuvo en un statu quo. Fue a partir de ese momento en que se inició el verdadero proceso de colombianización de esos territorios, interviniendo en las organizaciones privadas y públicas de la zona, utilizando como ejes a la escuela fiscal, el servicio militar y la labor de la Iglesia católica. En la actualidad, el tratado Salomón-Lozano es efectivo y reconocido por ambas partes.

Trasfondo histórico

Territorios en disputa por Perú, Ecuador, Colombia y Brasil desde principios del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

El litigio peruano-colombiano remonta sus orígenes tras el fin de las luchas independentistas en la América española. A pesar de que en un primer momento existieron negociaciones entre ambos países, la caída de la Gran Colombia y el clima político turbulento que le siguió impidió la delimitación de la frontera.

Pasada la inestablilidad política peruana, esta nación buscó el reconocimiento de sus títulos sobre la región amazónica. En sus negociaciones con Brasil, el Perú obtuvo de este país el reconocimiento de su soberanía hasta el río Caquetá.

Hasta 1894, la diplomacia peruana había negociado sobre la soberanía en el Amazonas únicamente con Ecuador y Brasil. Ese año Colombia se adhirió a una convención tripartita (Colombia, Ecuador y Perú) que buscaba resolver este litigio. Las negociaciones fracasaron; Colombia prefirió negociar directamente con el Perú.

A inicios del siglo XX existía una suerte de frontera de facto entre ambas repúblicas. Tal como admitió el historiador colombiano Alberto Donadio, el Perú ejercía soberanía de largo tiempo sobre los territorios en disputa.

A finales de la primera década del siglo XX, los peruanos eran soberanos de hecho en toda la franja situada entre los ríos Caquetá y Putumayo. La pretensión colombiana podía estar fundada en justos títulos, pero no pasaba de ser una ilusión ante el avance real de los peruanos.

Actividades colombianas y peruanas

Administración Territorial

En el lado peruano existía un sentimiento de traición en particular por el regionalismo loretano que se negaba a renunciar a los territorios de norte y a la ciudad de Leticia y se comenzó una política de tratar de traer a los peruanos ubicados en los territorios ahora colombianos. En el lado colombiano, se comenzó una política de colonización y nacionalización sobre el nuevo territorio nacional ya que gran parte de la población de esos lugares seguía siendo en su mayoría peruana (tanto mestiza como indígena).

Educación y Religión

Con la firma del Concordato entre Colombia y la Santa Sede en el año de 1887, el Estado colombiano delegó en la iglesia católica el manejo educativo en los territorios de misión, siendo uno de ellos, la región amazónica, en donde se constituyó el Vicariato Apostólico del Caquetá. Por otra parte, en el marco del proceso del canje de territorios entre Colombia y Perú, que incluía la entrega de Leticia por parte del segundo al primero, como consecuencia de la firma del tratado Lozano-Salomón de 1922, el gobierno colombiano conformó una Comisión Mixta, en la cual se encontraban dos personas con la tarea específica de manejar el campo de la educación; fueron ellos: el capuchino español Fray Bartolomé de Igualada y la maestra antioqueña Gabriela Marín.

La maestra Gabriela Marín, por disposición del Ministerio de Instrucción Nacional, se unió a la Comisión Mixta en la población de Puerto Asís (Putumayo) hacia mayo de 1930, con la tarea de impartir la educación “colombiana” en el caserío de Leticia, lugar con una tradición cultural peruana de más de sesenta y tres años.

Por otra parte, el cuasipárroco de Mocoa, Fray Bartolomé de Igualada, Capellán de la Comisión Mixta, recibió claras instrucciones por parte del Vicario Apostólico del Caquetá Fray Gaspar de Pinell, acerca de las tareas que tenía que adelantar en el campo de la educación en la naciente comisaría del Amazonas, de las cuales se destacan las siguientes:

  • Levantar un censo completo de todos los habitantes de los lugares que visiten, especificando el número de indios y blancos, también el de niños y niñas aptos para asistir a la escuela.
  • Estudiar, de acuerdo con el Jefe de la Comisión, señor Coronel Luís Acevedo, los sitios aparentes para la fundación de pueblos, escuela, orfelinatos, etc
  • De acuerdo con el Coronel Acevedo coadyuvar a la organización de las escuelas que funden en su viaje. Explicar a los maestros los libros que deben llevar de matrícula, asistencia, inventarios y los informes que deben rendir a la Inspección General del Territorio. Procurar establecer catequistas donde convenga, encargándoles que procuren reunir e instruir a cuantos puedan, especialmente los indios.

Con la entrega formal del caserío de Leticia al gobierno colombiano, en la fecha histórica del 17 de agosto de 1930, se inició el proceso de “colombianización” o nacionalización del servicio educativo, pero, en medio de grandes dificultades en razón a los siguientes aspectos:

  • La no concordancia de los nuevos límites territoriales como consecuencia del tratado Lozano-Salomón de 1932 con los límites eclesiásticos, ya que aún, hacia 1932, Leticia aún dependía del Vicariato de San León de Amazonas (Perú).
  • La baja población colombiana, tan sólo el 17% con respecto a la peruana.
  • Los elevados sentimientos patrióticos peruanos por causa del regionalismo loretano, como consecuencia del descontento por la entrega del caserío de Leticia al gobierno colombiano.
  • La falta de recursos económicos por parte de Estado colombiano para atender con más propiedad el servicio educativo, y los demás como el de la salud, a raíz de la recesión económica mundial de 1930. En el informe que dirigió el intendente del Amazonas Alfredo Villamil Fajardo al Ministerio de Gobierno decía: …pero, debido a la penuria fiscal, no ha podido señalar ninguna partida para la adquisición de mobiliario para las escuelas…. Pero, a su vez, tenía clara la idea de que la colonización de la amazonía colombiana era una “…empresa gigantesca, en la cual para llegar a un resultado apreciable, tendrá que gastar la Nación formidables sumas que quizás hoy no están dentro de sus posibilidades económicas”.
  • El fortalecimiento de la educación peruana en razón a la escuela que funcionaba en la hacienda La Victoria bajo la dirección de la maestra Elisa Vinatea; asimismo, la puesta en funcionamiento de una escuela en el caserío de Leticia, después de los hechos del 1 de septiembre de 1932.
  • La infuncionalidad de la casa destinada como escuela, comprada en los Estados Unidos, especialmente por poseer un diseño inadecuado para el ambiente climático húmedo de la región amazónica.[1]

Sociedad

En un principio los colonos eran una minoría en los territorios anexados por Colombia y se supo de hubo una maestra llegada de Bogota tuvo que salir de verguenza de una escuela estatal de Leticia ya que en momento de cantar el himno nacional de Colombia, ella y unos cuantos maestros fueron los unicos en cantar ya que los alumnos y personal de limpieza era en su mayoría peruana.

Grupos Nacionalistas

La Liga Patriótica de Loreto

Apesar de terminada la guerra el Gobierno regional de Loreto seguía patronizando la peruanidad en Leticia y Puerto Asís mediante civiles locales, también las tribus indígenas seguían considerandose peruana.[2]

Grupos Vecinales

Aunque no hubo grupos o ligas formales en Leticia hubo agrupaciones patrióticas donde los colombianos intentaban sembrar el nacionalismo en las riberas del Caquetá. y las poblaciones de Tarapacá y la Pedrera

Sucesos

Leticia

En la ciudad de Leticia se comenzaba una cadena de sucesos, como la expulsión de los maestros y sacerdotes peruanos, prohibición del paso libre para las personas que no tengan nacionalidad colombiana. Prohibición de la moneda peruana y remplazada por la colombiana (esto fracasaría ya que la moneda peruana aun seguiría siendo utilizada hasta finales del año)

Putumayo

En las zonas altas del putumayo es donde la colombianización fue mas rápida y efectiva, el la ciudad de Puerto Asís se lograron expulsar a la liga patriótica de Loreto y se marginalizo la moneda peruana, se quitaron las propiedades a los habitantes que se negaban a cambiar su nacionalidad, hubo algunos inconvenientes entre las autoridades colombianas y los civiles peruanos En el poblado de Puerto Arica se comenzo a promover la siembra de camu camu a las comunidades indígenas por parte del gobierno colombiano.

Caquetá

Los misioneros peruanos se mantuvieron buen tiempo en las riberas del Caquetá al igual que algunos caucheros peruanos que apesar de todo decidieron retirarse ya que el gobierno colombiano les ponían trabas para que no pudieran vender sus productos a ciudades colombianas ni que pueda sacar sus productos por el río, por los que varíos regresaban al Perú o huían a Brasil.

Bibliografía

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Notas